LO QUE EL VIENTO SE LLEVA
Por Eduardo Galeano (*)
MONTEVIDEO, Jun (IPS) Durante cuarenta y cinco años, el iraquí Ahmed
Chalabi comió el duro pan del exilio.
Para aliviar sus penurias, fundó un banco, el Petra Bank, en Jordania.
Cuando el banco quebró, Chalabi se mudó de país. En el camino dejó un
tendal de quinientos millones de dólares desvanecidos en el aire y miles
de accionistas desvalijados.
En 1992, los tribunales jordanos lo condenaron, en ausencia, a veinte años
de cárcel y trabajos forzados.
Ese mismo año, nació en Londres el Congreso Nacional Iraquí, y Chalabi fue
consagrado líder de la oposición democrática contra la corrupta tiranía de
Saddam Hussein.
Los resentidos que nunca faltan conspiraron contra él, en los tiempos
siguientes, y lo acusaron de quedarse con algunos vueltos de las
contribuciones de la CIA. En uno de sus actos de distracción, según las
denuncias, Chalabi embolsó cuatro millones de dólares.
Nada de eso impidió que Chalabi fuera el consejero predilecto de las
fuerzas que recientemente invadieron su país. Su colaboración hizo posible
que los invasores mintieran con admirable sinceridad antes, durante y
después de la carnicería que ejecutaron. Y el presidente Bush pudo
confirmar que había elegido bien. Este aliado tenía las mismas costumbres
que sus amigos de la empresa Enron.
Desde 1958, Chalabi no pisaba Irak. Por fin, ha regresado. Él es la
mascota predilecta de las tropas de ocupación.
***
En Afganistán, la mascota predilecta de las tropas de ocupación es Hamid
Karzai, que simula ser presidente.
Antes que Irak, Afganistán fue el mapa elegido por los bombardeos contra
la Geografía del Mal en el nuevo milenio. Gracias a la fulminante victoria de
los invasores, ahora hay libertad. Libertad para los narcotraficantes.
Según diversos organismos especializados de la Unión Europea y de las
Naciones Unidas, este país ha pasado a ser el principal abastecedor
mundial de opio, heroína y morfina.
Según las estimaciones de esos organismos, en el primer año de la
liberación la producción de drogas se multiplicó más de dieciocho veces:
pasó de 185 toneladas a 3,400, equivalentes a unos mil doscientos millones
de dólares, y en los meses siguientes ha seguido creciendo. Hasta Tony
Blair reconoció, en enero de este año, que de Afganistán provenía el
noventa por ciento de la heroína que se consume en Gran Bretaña.
El gobierno de Karzai, que sólo controla la ciudad de Kabul, deja hacer.
De sus dieciséis ministros, diez tienen pasaportes de los Estados Unidos. Y
él, que era funcionario de la empresa petrolera estadounidense Unocal,
vive rodeado de soldados del Pentágono que le dictan las órdenes y le vigilan
los pasos y el sueño.
Los invasores iban a quedarse dos meses, según había anunciado Karzai,
pero ahí siguen estando. Para eso están: los incorruptibles guerreros de la
lucha contra la droga en el mundo se han instalado en Afganistán para
garantizar cultivos libres, fronteras libres y tráfico libre.
De la reconstrucción de este país arrasado, ya ni se habla. Ahmed Karzai,
hermano del presidente virtual y alta figura de su gobierno, se quejó hace
poco: "¿Qué nos han entregado? Nada. El pueblo está cansado, y ya no sé
qué decirle".
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial no disparan misiles.
Con otras armas bombardean países, los conquistan y ocupan sus ruinas.
Después de despanzurrar a la Argentina, ambas potencias enviaron, a
principios de este año, una misión especial para revisarle las cuentas.
Uno de los miembros de esta policía financiera, Jorge Baca Campodónico,
iba a ocuparse de la evasión de impuestos.
Él es un experto en el tema. Sabe mucho de fraudes porque está
acostumbrado a cometerlos. En su país, el Perú, tiene la captura recomendada por varias
causas penales abiertas. No bien aterrizó en Buenos Aires, la Interpol lo
metió preso.
El Fondo Monetario Internacional pagó la fianza y lleva gastado un dineral
en abogados, para impedir la extradición de su funcionario.
La FIFA, que viene a ser algo así como el equivalente futbolero del FMI,
vela por la transparencia en el más lucrativo de los deportes.
Ricardo Teixeira cumple esa noble misión en el Brasil. Así lo decidió su
suegro, João Havelange, cuando era rey de la FIFA.
El Brasil, país mágico, produce jugadores prodigiosos, dirigentes
millonarios y clubes arruinados.
A fines del año 2001, al cabo de tres años y dos mil cuatrocientas páginas
de investigación de dos comisiones, el Senado decidió demandar el
procesamiento de Teixeira y otros dieciséis dirigentes.
Entonces Joseph Blatter, que había heredado de Havelange el trono de la
FIFA, amenazó con retirar al Brasil del Mundial 2002 "si se seguía
hurgando en esos asuntos".
Contra Teixeira, había pruebas de sobra: había cometido malversación de
fondos, desvío de préstamos, lavado de dinero, evasión de impuestos,
falsificación de documentos y otra veintena de delitos que habían
engordado su patrimonio y habían logrado que fuera deficitario el fútbol más exitoso
de todos.
Daba para pasar varias vidas entre rejas. No estuvo preso ni un día.
Teixeira sigue siendo el dueño de la pelota en su país. Ahora ocupa,
además, un cargo muy importante en la cúpula de la FIFA: él es el
responsable de la justicia y el juego limpio en el fútbol mundial.
***
No es de fútbol la Copa del Mundo que se disputa, cada año, en la ciudad
francesa de Moncrabeau. Allí compiten los mejores mentirosos del género
humano. Los aspirantes a la corona juran decir la mentira, toda la mentira
y nada más que la mentira.
Este artículo, que ha destacado los méritos de unos pocos posibles
candidatos, no menciona a Silvio Berlusconi ni a Carlos Menem. Ellos están
fuera de concurso. Son imbatibles. Jamás han corrido el peligro de decir
la verdad, toda la verdad o aunque más no sea un minúsculo pedacito de la
verdad.
Para no quedar al margen de la ley, situación un poco desagradable, Menem
la compró: compró la ley con el dinero que le sobró cuando vendió su país.
Y Berlusconi se hizo una para él: tiró a la basura la ley vieja y la
cambió por una ley nueva, hecha a medida en la sastrería Italia.
Berlusconi sigue gobernando.
A Menem, el pueblo argentino lo ha dejado sin empleo. Pero más temprano
que tarde reaparecerá dirigiendo, al servicio de la humanidad, algún organismo
internacional contra la corrupción, el narcotráfico y el tráfico de armas.
Él sabe mucho. (FIN/COPYRIGHT IPS)
(*) Eduardo Galeano, escritor y periodista uruguayo, autor de "Las
venas abiertas de América Latina" y "Memorias del fuego".
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