Ahora todo año es electoral, y en año electoral, político sólo entiende la palabra voto.
Le hablas de Revolución y pregunta que si trae voto. Le hablas de Soberanía y retruca que si eso trae voto. Le conversas de Principios y responde que eso no trae voto.
No sé si Revolución, Soberanía o Principios traen votos, pero sí sé lo que los espanta.
Acta mata votos, era la varita mágica de la Cuarta República para ganar elecciones.
Sabotaje espanta votantes, es su consigna para volver al poder.
Así como hay prendas matapasiones, hay funcionarios, personajes, medidas matavotos capaces de darle la extremaunción a la candidatura o el proyecto más pintados.
Las puertas del cielo las abre San Pedro, y las de las urnas electorales las cierra el portero de los despachos. Portero que no escucha ni atiende ni mira, hace al elector sordo, mudo y ciego. A portero que dice vuelva otro día, elector que más nunca regresa.
La Madre de todos los Matavoto es el autoelecto, que pretende acaparar los sufragios del país sin molestarse en consultar con sus bases.
Matavoto autoelecto se autoreelige automáticamente, y automata cuando voto quedaba vivo.
Autoelegidos y autoreelegidos provocan ausencia de electores en proporción directa de su ausencia de trayectoria, de ideología y de obra.
Dupleta para repeler votantes es la coalición entre quienes Manuel Vicente Romero García llamaba mediocridades consagradas y nulidades engreídas.
El tono grisáceo, aburrido, pavoso, que la mediocridad consagrada imparte a cuanto toca pone en fuga electores que le metieron el pecho a las balas.
La nulidad engreída es el único frigorífico que congela el guarapo a masas, muchedumbres, movimientos sociales.
El 27 de febrero de 1989 no hubiera ocurrido si lo convoca una mediocridad consagrada.
El 13 de abril no hubiera sucedido si el pueblo espera a que lo promueva una nulidad engreída.
Pero el campeonato de exterminio de sufragios lo ganan aquellos a quienes Pedro Emilio Coll llamó Dientes Rotos, que ascienden de cargo en cargo sin hacer otra cosa que acariciarse con la lengua un colmillo astillado –sin pensar.
Provoca ponerle el dedito en la boca al Diente Roto a ver si muerde, hasta que se compara la gordura de sus cuentas bancarias con el peladero en que deja las instituciones por las que pasa –sin pensar.
Con cada mordida el Diente Roto espanta tantos electores como bolívares robados.
Un número suficiente de dientes rotos basta para que se le caiga la plancha al proyecto más dinámico.
Recurso patentado para poner electores en fuga es el Diente Roto de pasarela, que pide sacrificios a las masas mientras desfila luciendo prendas de marca con etiquetas que suenan a caja registradora.
Arma de destrucción masiva sólo-matavotantes es el inventor de requisitos o de renovaciones. Cada trámite que inventa resta a su fuerza política un número de votos que equivale al de obligados a cumplir con la nueva diligencia, multiplicado por las veces que requiere renovación.
Sida de los votos es el inventor de requisitos informatizado, que para cumplir el trámite más nimio fuerza al ciudadano a comprarse computador de última generación e impresora de un millón de colores, para luego obligarlo a levantarse varios meses a las tres de la madrugada a fin de intentar abrir una página web tras un cupo que nunca sale.
La pérdida de votos se multiplica por las megas de la computadora cuando el inventor de requisitos informatizado, después de obligarte a pagarle a un gestor para abrir la bendita página web, te fuerza a que vayas personalmente con el papel en la mano para entregarlo en una taquilla, que es como montarte en jet para decirte a mitad de viaje que tienes que tirarte por la puerta para seguir a pie y en alpargatas.
Funcionario que inventa un trámite irrealizable fabrica un voto imposible.
Los sufragios que no hayan sido dispersados por los matavotos anteriores los aleja el espantavotos escandaloso, que sin tener la menor relevancia para el país diariamente lo recorre en caravana de prepotentes hummer, multiplicando la pérdida de votos por el número de motorizados, camionetas, guardaespaldas y asistentes de la comitiva.
Holocausto de votos que difícilmente resucitan organiza el funcionario a quien se le ocurren medidas insensatas, como cerrar la avenida Bolívar y la Carlota durante el Foro Social Mundial, para hacerle imposible a los delegados concurrir a las sesiones y a los ciudadanos llegar a sus trabajos.
Asesino serial de sufragios es todo político, representante o candidato que promueva, legitime, promocione, encubra o tolere bingos, casinos, timbas, garitos, ruletas, matutes, mabiles y maquinitas. El local de un casino es dedo acusador de varios pisos que señala funcionarios a quienes sólo debe elegir o reelegir quien quiera ser gobernado por legitimadores de capital, chulos, tahures, rufianes, extorsionistas y paracos.
Espantavotos de marca mayor es el potentado que a paso de vencedores embolsilla empresas, haciendas, residencias, corporaciones, conglomerados, fábricas sin que se sepa si negocia con la política o politiquea para hacer negocios.
Matavotos camaleón salido del Opus Dei habla tan revolucionario y actúa tan Fedecámaras que para complacer a todos termina no gustando a nadie.
Espantavotos estilo Mi pasado me condena anuncia que No hay futuro.
Funeral infalible de cualquier elección es el matavotos alcahueto, capaz de sepultar en las urnas a las más gigantescas mayorías electorales ¿Qué votante respaldará al fiscal que no fiscaliza, al procurador que no procura, al contralor que no controla, al defensor que no defiende, al legislador que no legisla, al juez que no juzga, al Conatel que no aplica la ley a las comunicaciones?
Matavotos hay de todos los sexos, edades y tendencias, pero en realidad forman un solo partido político que como plaga de langosta acaba con cuanta organización los admite o postula sin exigirles ideología, trayectoria ni obra.
luisbritto@cantv.net
http://luisbrittogarcia.blogspot.com
PD: Ya circula mi título N° 59, La Paz con Colombia: Narcotráfico y Paramilitarismo . No se lo pierdan