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Nosotros, intelectuales de la academia, de los medios de comunicación, de la cultura y de los movimientos sociales de diversas regiones del mundo, participantes en el encuentro internacional En defensa de la humanidad, nos hemos dado cita en la Ciudad de México, con el propósito de reflexionar acerca de la gravísima situación mundial; y conscientes de nuestra responsabilidad hacemos la siguiente:
Declaración:
La humanidad ha llegado a un punto crítico que entraña serios peligros. Asoma una nueva barbarie. No se trata sólo de que una minoría haya concentrado una proporción enorme de la riqueza, mientras masas empobrecidas apenas pueden sobrevivir. El sistema hegemónico opera como una maquinaria de exclusión social.
Una cantidad cada vez mayor de seres humanos ha sido declarada prescindible para el modelo en expansión; y predomina la idea de que los organismos públicos deben desentenderse de la suerte de los excluidos de la globalización.
Si importa poco el destino de estos excluidos, importan menos sus valores y culturas, sus identidades y comunidades, a menos que sean reducidos al imperativo del mercado. Bajo esta concepción excluyente, comunidades humanas o modos de vida particulares están destinadas a la extinción. Junto con ellos sufren millones de trabajadores sobreexplotados, sometidos a la arbitrariedad de los capitalistas y a la constante perdida de derechos.
El medio ambiente, la biodiversidad y los ecosistemas con los que ha convivido la humanidad a lo largo de milenios son convertidos en objeto de comercio y de acumulación, al servicio del interés privado. El agua, y otros recursos fundamentales para la vida humana son presa de esos mismos intereses. El consumismo y el despilfarro de los recursos son las normas promovidas por el capitalismo neoliberal.
La humanidad enfrenta peligros que atacan directamente su sustento social, cultural y ambiental. Esta amenaza no proviene de fuerzas naturales, sino de poderes económicos y políticos que niegan los más altos valores concebidos a lo largo de la historia y exaltan la avaricia y el egoísmo.
La diversidad es consustancial a la sociedad humana y ha resistido a todos los intentos homogeneizadores. Sin embargo, los proyectos de uniformidad sociocultural resultan funcionales a los proyectos de dominación. De tal suerte que la pluralidad humana puede convertirse en materia de discordias, de enfrentamiento entre pueblos, de fundamentalismos y odios étnicos Entendido como globalización excluyente, las llamadas leyes del mercado requieren de una humanidad indiferenciada y uniformada. Pero más allá del esfuerzo por convertir en un todo homogéneo a la sociedad humana, afloran permanentemente las diferencias y la diversidad lingüística y cultural de los pueblos y las naciones. De hecho, contra lo que los ideólogos de la globalización esperan, y pese al asedio neoliberal, asistimos a un renacimiento de las luchas étnico-nacionales en todo el mundo, con nuevos y promisorios horizontes liberadores, que se unen a las luchas sociales.
Los centros de poder pretenden imponer su propio particularismo sociocultural a toda la humanidad, bajo el supuesto de que éste constituye la verdadera y única forma humana de vida plena. Contra esta tendencia, afirmamos que la diversidad del mundo es un valor en sí mismo y una riqueza de la humanidad.
En los albores del siglo XXI, el imperialismo –en sus distintas expresiones, alianzas y contradicciones internas-- se ha convertido en un mega-poder de carácter político militar en el que los Estados nacionales renuncian al interés público.
La “igualdad soberana” de los miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU), tal como consta en el primer artículo de los propósitos de la Carta Constitutiva de 1945, ha sido puesta en entredicho. A más de medio siglo del fin de la Segunda Guerra Mundial esta organización viola su propio marco jurídico: “suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz” (Art. 1); el “arreglo pacífico de las controversias” (Art. 3), el rechazo del “uso de la fuerza contra la integridad territorial” (Art.4); la “no intervención en los asuntos internos de los Estados” (Art.7), otras resoluciones que afirman el “derecho inalienable de los pueblos a la integridad de su derecho territorial” (1960).
En ese sentido, la convalidación del ataque y ocupación militar de Irak por Estados Unidos (resolución 1511 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas), deja en suspenso las esperanzas de paz que los pueblos habían depositado en la ONU.
El mesianismo ideológico que define al equipo político de la Casa Blanca representa un peligro para la paz mundial. El gobierno norteamericano ataca y ofende sin distinción a los países reacios a subordinarse a su política imperial y con su doctrina de “guerra preventiva” amenaza con llevar al mundo a interminables enfrentamientos militares.
Para el gobierno de Estados Unidos, la única “ley internacional” válida es la que dicta su Congreso y el poder ejecutivo. Cualquier otra interpretación corre el riesgo de ser asociada con el “terrorismo”. No obstante, la propia ONU en sus documentos diferencia el terrorismo, desligándolo de las formas de resistencia nacional contra la ocupación extranjera y del derecho a la rebelión que consagran, también, muchas cartas constitucionales del mundo.
Así, los responsables de los actos de terrorismo de Estado más atroces, acusan de “terroristas” a los patriotas que luchan por la libertad de sus pueblos. Las acciones encubiertas, el empleo de mercenarios, la violación de los derechos humanos, la aplicación de la extraterritorialidad a los prisioneros de guerra y la incitación al asesinato de los jefes de Estado, como en el caso de Israel respecto a los líderes palestinos, conforman el cuadro político contemporáneo.
En 1989, las potencias imperialistas aseguraron que con la caída del Muro de Berlín el mundo entraría en una era de entendimientos y prosperidad asegurada. Sin embargo, otros muros conspiran contra este propósito: muros en la frontera de México con Estados Unidos y en los territorios ocupados de Palestina; muros legales y raciales en las legislaciones de los países de la Unión Europea que otorgan un trato indigno a los inmigrantes de los países pobres; muros económicos de carácter proteccionista que bloquean el acceso al “mercado libre” predicado por el neoliberalismo; muros que violentan los derechos de mujeres y niños; muros de intolerancia a las opciones sexuales, a los gustos, hábitos y modos de vida de la humanidad; muros político-económicos que marginalizan al continente africano.
En América Latina, Estados Unidos sigue hostigando a Cuba, con el riesgo de una intervención militar directa contra una revolución que durante 45 años ha resistido innumerables campañas de desestabilización, agresiones y bloqueo económico, gracias a su arraigo popular y a su firme voluntad de construir otro tipo de sociedad. Por ello, es necesario intensificar la solidaridad y estrechar lazos con la isla asediada y rechazar todas las acciones agresivas del gobierno estadounidense.
“América para los americanos”…del Norte es la renovada consigna de los halcones que ocupan el poder en Washington. Por mediación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuyo primer capítulo ha sido el Tratado de Libre Comercio de México con Estados Unidos y Canadá (TLC) y el Plan Puebla-Panamá, el imperialismo pretende imponer sus propias “leyes” de mercado. El discurso que propone “expandir la democracia y la libertad”, tiene su contraparte en la militarización creciente de América Latina. Està demostrado una y otra vez, que la democracia para el imperialismo tiene un valor instrumental: la apoya en sus aspectos formales si conviene a sus intereses y conspira contra ella si las fuerzas populares llegan al poder por la vía democrática. Este concepto se vacía de contenido al utilizarse como patente de corso por gobernantes afines al neoliberalismo para la entrega de recursos al capital trasnacional.
Lo ilustra el hecho de que en el marco del “Plan Colombia”, y so pretexto de combatir al “narcoterrorismo”, el Pentágono ha instalado una gran base militar en el puerto de Manta (Ecuador), facilitando misiones intervencionistas en el conjunto de países de la subregión andina. Asimismo, los gobiernos del Cono Sur se ven constreñidos a la realización de frecuentes maniobras militares conjuntas con Estados Unidos, presuponiendo que en la llamada “triple frontera” (de Argentina, Brasil y Paraguay), radicarían grupos de terroristas islámicos.
El neoliberalismo estigmatiza el conflicto social y fomenta fenómenos de desarticulación de los proyectos comunitarios (clientelismo), enajena la acción política (demagogia), estimula la alienación cultural (acriticismo), da respuestas filantrópicas a la pobreza (asistencialismo) y reprime policial o militarmente el descontento popular.
Frente a estas políticas se alza en el mundo entero una nueva generación de intelectuales solidarios y luchadores sociales que han roto con las maquinaciones de políticos profesionales corruptos.
Surgida de una sociedad agraviada y con las armas invencibles de la conciencia y la capacidad de organización, los bolivianos se alzaron en defensa de sus recursos naturales, y defenestraron un gobierno totalmente subordinado a Estados Unidos.
La rebelión popular de Bolivia coincide con la resistencia civil y política en Haitì contra el poder personalista y autoritario de Jean Bertrand Aristide, con la de Puerto Rico al exigir el desmantelamiento de la base naval norteamericana de Vieques; con la de Argentina y los desocupados que bloquean rutas; con la de los indígenas de Ecuador, que se levantan en contra del racismo y discriminación; con la de Brasil y los campesinos sin tierra que ven con inquietud la postergación de sus reivindicaciones; con la de México que defiende sus recursos estratégicos frente a la voracidad transnacional y los “caracoles” zapatistas que amplían la lucha por la autonomía; con la de Venezuela y los activistas que han emprendido la defensa de la revolución bolivariana y, en fin, con la de Chile y los jóvenes que luchan contra un sofisticado modelo de exclusión social.
Actualmente, las fuerzas imperiales buscan combinar, bajo formas más afinadas, el uso despiadado del poderío militar con el control de las mentes y los corazones de las personas. Se pretende que el mundo de la globalización neoliberal es el único posible, sin alternativa viable y que la única actitud ante la vida debe ser el conformismo y la resignación. Supuestamente, el régimen neoliberal no es una construcción y una práctica de grupos de intereses mundiales y nacionales, sino el resultado natural del desarrollo de las cosas; de acuerdo con esta concepción, cualquier cambio de esa forma de organizar el mundo agravaría la situación. Sostienen que existe un solo pensamiento económico y una sola política que los gobiernos deben aplicar.
Una tendencia que marcha inexorable hacia su profundización es convertir también las universidades públicas en instrumentos del proyecto económico, político y cultural neoliberal. Esta orientación corresponde a la lógica actual del proceso de acumulación neoliberal que privatiza y elitiza la educación y suprime paulatinamente las ramas humanísticas proclives al pensamiento critico y la “subversión´.
El imperialismo utiliza las creencias religiosas como discursos legitimadores de su expansión militar neocolonial, cooptando desde el poder a los jerarcas de las religiones mayoritarias, quitàndoles sus connotaciones de protesta y compromiso social.
Esa combinación militar e ideológica debe ser expuesta en todas sus manifestaciones, en todo lo que tiene de destructivo e inhumano, y sometida a una rigurosa y enérgica crítica. Aquí, el papel de los intelectuales es más vital que nunca. Para ello, se requiere reforzar o recuperar, según el caso, el papel crítico de todos los intelectuales en defensa de la humanidad. La batalla contra el actual sistema tiene que darse también en el orden intelectual, cultural y moral. El fruto del trabajo intelectual es el conocimiento; pero su verdadero carácter es por fuerza crítico y desmitificador. El pensamiento social, y las ciencias sociales en particular, hallan su pleno sentido cuando revelan los engaños y los reales intereses que subyacen a determinadas ideologías, y no claudican en su compromiso con la verdad y con los intereses de la sociedad.
No ignoramos que en los últimos lustros, bajo el influjo de las ideas neoliberales, algunos intelectuales olvidaron su capacidad critica y, en ocasiones, incluso se sumaron a los afanes del pensamiento único. Màs aùn, tenemos en nuestros paìses una supuesta izquierda que al llegar al gobierno repite los mismos preceptos y pone en pràctica las mismas fòrmulas neoliberales.
En la etapa presente, valoramos el trabajo intelectual que se funda en procedimientos rigurosos y, al mismo tiempo, es sensible a la injusticia del mundo que vivimos; que aprende de sectores en todas las regiones, naciones y continentes que se levantan contra el orden establecido. Nos referimos a los intelectuales que, formados en la academia o en el seno de los movimientos sociales, batallan en muchos frentes contra la guerra, contra una economía en que se monopolizan los beneficios y se extiende la explotación y la exclusión, y que en cambio propugnan por la paz y los derechos humanos integrales (individuales, colectivos, civiles, políticos, pero también sociales y culturales), defienden la autodeterminación de los pueblos y el derecho a la autonomía de los pueblos indígenas en todo el mundo, la igualdad de todas las lenguas, y, en fin, se comprometen en favor de la igualdad económica y de género, postulando que la dignidad, la libertad y el respeto a la riqueza cultural de la humanidad han de prevalecer sobre el capital.
Con base en esta declaración política adoptamos las siguientes:
Estrategias en defensa de la humanidad
Constituir un comité coordinador internacional que se integraría con el comité organizador de este encuentro más aquellos invitados nacionales e internacionales que voluntariamente quisieran sumarse a este esfuerzo.
Integrar comités promotores en unidad con los movimientos sociales en defensa de la humanidad en los países, regiones y localidades vinculados con este comité coordinador y gozando de autonomía plena para poner en práctica sus iniciativas y formas de organización.
Establecer la red de redes en defensa de la humanidad que se vincule con otras redes e iniciativas en marcha. Esta red se propone articular a los intelectuales que trabajan en la academia, los centros de investigación científica y humanística, las universidades e institutos de educación media y superior, así como a quienes trabajan en los medios de comunicación y cultura, y los que forman parte de los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil.
Constituir un comité que cubra un espectro amplio de temas y países y que pueda reaccionar de manera inmediata ante una situación de emergencia que amerite el posicionamiento de nuestra red y las movilizaciones necesarias.
Los objetivos específicos de nuestra red serían:
a) analizar la realidad para aportar y difundir conocimientos, descubriendo lo que no es inmediatamente evidente;
b) deslegitimar el sistema dominante haciendo uso de mètodos analíticos críticos al pensamiento único;
c) proponer alternativas fundadas en la acciòn comprometida en los movimientos y procesos sociales de nuestros pueblos y en el análisis de sus experiencias de resistencia e innovación;
d) identificar el común denominador de las luchas de resistencia para vincular el carácter local con la lucha global;
e) fomentar la resistencia al poder dominante por medio del ejercicio del poder alternativo, la creación de redes interculturales y la difusión de las voces múltiples y diversas de la humanidad.
Examinar y en su caso promover la reformulación de los programas de investigación, docencia, comunicación y difusión para dar a conocer las causas y los efectos de la acción imperialista en nuestros pueblos y conocer los significados verdaderos e históricamente validos de la democracia, liberación y socialismo, asumiendo a partir de estas bases la diversidad de pensamiento.
Debemos concentrarnos en áreas prioritarias:
a) las nuevas formas de militarización del imperialismo;
b) Además de la desregulación del trabajo y el trabajo precario, nuevas fronteras de acumulación (la agricultura campesina, la biodiversidad y agua, los servicios públicos y la cultura);
c) difundir, promover e impulsar el ejercicio de la autonomía de los pueblos indígenas y de los derechos fundamentales de las organizaciones campesinas, con el propósito de constituir y hacer valer de abajo arriba los poderes autónomos de comunidades, resistencias y alternativas.
En la página web se pondrán los textos de los miembros de la red o de otros autores sobre estas áreas prioritarias y, en general, bibliografía sobre las mismas.
Hacer un inventario de los recursos intelectuales con los que cuenta la red, con el propósito de aprovechar de manera efectiva las especialidades y los temas que tiene cada uno de sus miembros para ponerlos a disposición de los movimientos sociales.
Apoyar las iniciativas en marcha como el Tribunal Permanente de los Pueblos, aportando argumentos jurídicos e históricos para la fiscalía en los casos de genocidio, etnocidio y crímenes de lesa humanidad. Apoyamos también el Foro Social Mundial, y los foros sociales regionales, el Foro Mundial de Alternativas, así como las Redes contra la guerra, como el Yakarta Consensus y otras Redes contra la globalización neoliberal.
Hacer inventario, difundir y aprovechar la existencia de más de doscientas publicaciones de prensa alternativa y red de radios comunitarias, publicaciones electrónicas y listas de correo electrónico en la idea de que la batalla perdida de los medios de comunicación es la credibilidad.
Proponer la creación de una universidad internacional que tendrá como meta reunir a los humanistas, científicos y artistas del mundo para consagrar sus conocimientos específicamente a la educación, la investigación y la difusión cultural, destinadas a alcanzar la paz y un mundo más libre y más justo. Esta universidad reunirá a todos los intelectuales que buscan los objetivos señalados desde perspectivas antiimperialistas democráticas y socialistas. Buscará constituir comunidades de dialogo en que participen los intelectuales de la llamada cultura superior y los intelectuales orgánicamente vinculados a los movimientos sociales de nuestro tiempo. Estará organizada en forma de redes con sedes autónomas cuyos integrantes cooperen entre sí en forma presencial y a distancia en proyectos comunes.
En la coyuntura actual, repudiar la resolución sobre Irak 1511 del Consejo de Seguridad de la ONU por constituir este documento una violación a la carta fundacional de ese organismo.
Apoyar el acto de resistencia global y manifestaciones masivas contra la guerra de Irak el 15 de febrero de 2004.
Sumarnos a la cumbre propuesta por Evo Morales, entendida como una reunión de dirigentes y movimientos sociales que luchan en defensa de la humanidad.
México, D.F., a los doscientos años de la Independencia de Haití.
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