Hay frases que marcan las vidas de los países o marcan la vida de los hombres. Frases que expresan por sí solas una época, un gesto, una emancipación, en fin, un "la historia me absolverá".
Así, muchas de esas frases han ido acompañando la historia. Y es de buen gusto señalar que en 1902, cuando el bloqueo económico a Venezuela, el presidente Castro leyó una proclama donde quedó para siempre una frase que nos marca: "La planta insolente del extranjero ha profanado el suelo patrio".
En el arranque de la democracia representativa, el presidente Rómulo Betancourt, antes tan criticado por Manuel Caballero y hoy tan alabado, dijo: "Disparen primero y averigüen después". Así comenzó la represión en el país.
Luego vino el presidente Raúl Leoni y nos dejó la figura de los desaparecidos, pero ninguna de sus frases pudo quedar para la historia. Sin embargo, a la llegada de Rafael Caldera al poder, se escuchó su frase favorita. "Vamos a echarle pichón". Y así vino al mundo político la figura de Carlos Andrés Pérez, quien cada vez que terminaba un discurso decía: "Manos a la obra".
Así llegamos a Luis Herrera Campíns, quien al llegar al Congreso Nacional nos dijo: "Recibo una Venezuela hipotecada". Y luego nos mantuvo durante cinco años a punta de refranes y "tarde piaste, pajarito" y "bueno es cilantro, pero no tanto".
Ahora es Jaime Lusinchi quien nos ilustra. Desde un primer momento, su compañero de partido, Luis Piñerúa Ordaz, habló de "la barragana" para referirse a la señora Blanca Ibáñez, quien acompañó a Lusinchi en ese período presidencial. También Lusinchi dejó una serie de frases con las que podemos entender mejor su gobierno: "Tenemos la botija llena", "nos engañó la banca", "tú a mí no me jodes".
Vuelve Carlos Andrés Pérez y dijo una frase a la salida del poder que marcó su destino político. "Hubiese preferido otra muerte". En ese momento hubo una rebelión militar y, en el Congreso, David Morales Bello pasó a la historia con una frase: "Muerte a los golpistas".
También el líder de la rebelión, Hugo Chávez Frías, dijo en televisión: "No logramos los objetivos, por ahora".
El presidente Chávez llega al poder y en abril de 2002 los medios, Fedecámaras, la Iglesia y un sector militar le dan un golpe de Estado, pero es Juan Cristóbal Romero quien pasa a la historia con una frase, cuando frente a la embajada de Cuba dice: "Se van a comer las alfombras".
robertomalaver@cantv.net