Siempre que el gobierno aumenta los sueldos, lo ha hecho acorde con programas de control en los precios de los productos básicos, previo estudio con los empresarios que los fabrican y los que los distribuyen.
He observado que el Ejecutivo antes de dar un aumento de sueldos, se vale de la información económica del ciclo del mercado de productos y de la proyección de las incidencias que traería ciertos aumentos de sueldos que le permitan definir uno que realmente sea realista y satisfaga una relación justa gana - gana entre el pueblo y los empresarios, de forma que la inflación crezca controlada y desaceleradamente hasta un punto en el cual tenga una inflexión ligeramente decreciente que tienda a normalizarse en corto plazo.
Los gobiernos anteriores en complot con los empresarios, engañaban al pueblo decretando un aumento de sueldo en base a un porcentaje disociado a la realidad económica del país. El trabajador en “muy corto plazo” (menos de 15 días) creía ganar más porque su ingreso nominal (su importe o cifra en el recibo de sueldo) era mayor. Pero al mes, no solo su ingreso real (que es el que permite adquirir los productos -se le llama “poder de adquisitivo”-) es inferior, sino que el valor nominal que había aliviado psicológicamente la presión de estallido social (como el que ocurrió el 27-02-1989) también resultaba inferior (“antes compraba con menos sueldo”). ¿Por qué ocurría esto?: porque los empresarios monopolistas transnacionales (no solo para no ver mermar las ganancias re-expresadas financieramente sino incrementarlas aún más -capitalismo salvaje-), aumentaban los precios de venta de sus productos de forma exabrupta en complicidad con los gobiernos anteriores.
Es por ello que un aumento de sueldos debe ser estudiado porque hay que tomar en cuenta, que parte de los costos directos e indirectos de los procesos de producción de una empresa son nuestros sueldos. Al aumentar los costos, existe una relación directamente proporcional con los precios, es decir, los precios también se incrementarán en menor o igual proporción (en anteriores gobiernos era muy superior). El gobierno busca que al aumentar los sueldos, los precios crezcan en menor proporción y así regularizar el descalabro económico que crearon esos anteriores gobiernos, en complot con los empresarios, llevando a nuestra moneda a la devaluación (pérdida del poder adquisitivo), ya que los ingresos de la nación (petróleo, hierro y aluminio prácticamente regalado) no satisfacía las necesidades colectivas pero sí de la minoría empresarial que aportaba muy poco al fisco nacional, y para tapar ese déficit fiscal, esos gobiernos creaban dinero inorgánico.
En mi opinión, el título de este artículo: “el Sr. Ismael García no razona lo que dice y quiere desestabilizar la economía” tiene dos fundamentos: 1) Quiere crear pánico al empresario para que, desde ahora, vaya incrementando el precio de los productos no regulados ante un posible aumento de un 30% de los sueldos, no dando la oportunidad al Gobierno de hacer sus ajustes previos al mismo (lo cual no es solo el control de precios, sino posibles acuerdos o subsidios.) El Sr. Ismael, quiere imponer un piso mínimo de aumento de sueldo al Gobierno, ante la opinión pública; porque el objetivo tiene doble finalidad: lograr que el aumento de sueldo que dé el Gobierno sea superior y se convierta en corto plazo, en una desmejora para el trabajador al dispararse los precios; y la otra es, que si el Gobierno da un porcentaje menor, descalificarlo mediáticamente y poner al pueblo en contra. Y 2) La CTV (que en el pasado permitía al patrón botar a la calle al trabajador como a una mascota indeseable y se cuadró en el 2002 con el paro patronal de Fedecámaras), dio la misma declaración que este señor está dando. Eso confirma una vez más, a todos los que leemos la prensa diariamente, que García está confabulado con sectores radicales de oposición a los cuales no les interesa destruir la estabilidad económica tanto del pueblo como de los empresarios. Como los venezolanos ya sabemos lo que este señor planea, su estrategia desestabilizadora quedó al descubierto y se quemó como político para siempre, es decir, “no razonó”.
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