Cuando analizamos las declaraciones del sr. Presidente de Venezuela, a veces nos salta el elemento sentimental y nos volvemos poco razonables. El Sr., presidente ha pedido la liberación de todas aquellas personas que mantienen las FARC como rehenes. De inmediato saltaron todas las alarmas en nuestras conciencias revolucionarias, pero de manera un poco destempladas en algunos casos.
De todas maneras, si queremos ser justos y justas, debemos reconocer y no justificar, que las FARC y otros grupos revolucionarios en armas en Colombia tienen una muy importante cantidad de rehenes en su poder, entre quienes se encuentran civiles, militares y policías, pero estas personas aunque detenidas están con vida. Pero una cosa que no podemos pasar por alto y no pecar de injustos y falsos, es que nadie habla de rehenes de los grupos páramilitares y terroristas de las fuerzas de autodefensa de Colombia. Esto se debe a que ellos, los paramilitares, no toman rehenes sino que asesinan a pueblos y comunidades enteras a través de métodos verdaderamente monstruosos.
No se le está solicitando a las FARC que abandonen su lucha, ni se le ha pedido que tiren la toalla y se rindan ante el estado colombiano. Mucho menos debe entenderse todo esto como un cambio en la dirección revolucionaria del jefe de estado venezolano, ni de la Revolución Bolivariana. Se les esta recomendando iniciar el camino de la verdadera victoria política con todas las fuerzas del cambio en Colombia.
Para todas las personas sensatas del mundo, es evidente que las FARC, tienen ante si un dilema que tendrá que analizar a profundidad su nuevo Secretariado político. Los gobiernos de izquierda que han llegado y siguen llegando al poder en América latina, lo han hecho desde una fuerte plataforma política diferente a la de la lucha armada. Los pueblos se han ido empoderando cada vez más, de lo político y esto ha dado paso a una nueva conciencia ideológica y a nuevas formas de conquistar el poder en nuestro continente.
La lucha de las ideas contra la barbarie de las democracias burguesas y representativas establecidas en América latina por los diferentes gobiernos norteamericanos, ha dado su fruto en la conciencia de la gente. Ya nada puede detener estos procesos de liberación e integración de nuestros pueblos, a menos que sea por la fuerza de la invasión norteamericana. Solo así se justificaría una lucha armada a gran escala como mecanismo de defensa de la liberación total de nuestros pueblos.
Los procesos históricos de nuestros pueblos, nos señalan otros caminos y otros métodos de lucha liberadora. El elemento politico revolucionario ya es un en si mismo un arma que está en las manos de nuestra gente que ha ido conquistando, a través de los logros sociales y económicos de los gobiernos progresistas y socialistas en América latina, su conciencia de lucha y su condición de vanguardia revolucionaria.
Los pueblos ahora tienen mejor acceso a la educación, la salud, los alimentos, por medio de políticas económicas, sociales, culturales, financieras que han demostrado, aun en corto tiempo, que un Mundo Otro no solo es posible, sino que se hace necesario e imprescindible. A esas conquistas no están dispuestos hoy en día a renunciar nuestros pueblos.
Las naciones latinoamericanas liberadas, han ido conquistado grandes e históricos logros, como cero analfabetismo, el derecho a la salud y a la educación de manera gratuita y a una mayor seguridad. Se esta conquistando la soberanía alimentaria en muchas partes de América Latina y en otras partes del mundo. La lucha contra las políticas hambreadoras e intervencionistas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, han dado sus frutos. Existe una nueva conciencia y lucha política e ideológica contra el imperio y las trasnacionales.
Verdaderamente que el Sr. Presidente Hugo Chávez Frías tiene razón al hacer el pedido a las FARC de la liberación de los rehenes, y de buscar nuevos métodos de luchas más acordes con la ideología socialista del Siglo XXI, que es profundamente humanista. Con esto nadie deja de ser revolucionario, ni se abandona el ideal de lucha, ni al socialismo, ni mucho menos al marxismo.
Vivimos hoy día, una realidad política distinta a la que existía en nuestro continente hace escasamente diez años atrás. Los pueblos han ido tomando conciencia al saber que son los forjadores de los cambios políticos, económicos y sociales en nuestro continente y mucho más allá. La lucha debe hacerse al lado del pueblo que día a día sale a conquistar sus derechos, no como dadivas gubernamentales sino como derechos naturales e irrenunciables.
Hoy por hoy, no se puede construir un movimiento revolucionario, si este no está al lado de los cocaleros, los sin techos, los piqueteros, campesinos, obreros, estudiantes, de las mujeres, los indígenas. No puede construirse un verdadero proyecto revolucionario sin la sabía conducción del colectivo.
No podemos encerrarnos en una lucha en la cual se sacrifique inútilmente juventudes y recursos. La lucha por la liberación de nuestros pueblos ya no es siquiera nacional o regional. Ahora es una lucha integral que se nutre cada día del Bolivarianismo venezolano, del Sandinismo nicaragüense, del ideal del Che y de Fidel, del movimiento indígena y de otros tantos movimientos sociales, culturales y políticos que construyen día a día el ideal de la Nueva Humanidad tan anhelada por Jesús y el Che.
Ahora la Revolución no es propiedad de un solo grupo, ni de una nacionalidad, no es el producto de una elite intelectual. Es un hecho histórico verdadero y profundamente popular, es Universal. Tiene que ver con los más profundos valores de la humanidad. Ahora la liberación es verdaderamente integral, porque mientras haya un pueblo oprimido, una sola persona excluida, todos y todas los revolucionarios del mundo debemos levantar nuestras voces y plantear la lucha contra quien oprima o excluya.
El día que las FARC y los demás grupos revolucionarios en armas en Colombia dejen en libertad a los rehenes, el imperio y el gobierno derechista y bélico de Colombia, se quedarán sin su más importante arma Ideológica-política contra la liberación de Colombia y de todos los pueblos en nuestro continente y el mundo.
El día que las FARC, replantee su lucha política e ideológica, ese será el día del comienzo del fin de la narcopolítica, los narcospresidentes y de la oligarquía Colombiana.
¡El Pueblo nunca olvida!
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