Se llega a un momento de tensión, llegó la hora en que todos pierden y nadie gana. La caída de los precios del petróleo experimentada en la semana que culminó, son la señal de que la distorsión de los mercados globales, surgidos de la crisis financiera de EEUU, fundamentada en el crédito con el dólar como moneda de respaldo, terminarán en la temida recesión global, crisis comerciales, caídas de PIB en muchos países y déficits en los presupuestos públicos.
En un artículo publicado el 22 de mayo, en el “site” elementolibre.blogspot.com titulado “El precio del crudo podría caer violentamente”, contra todos los pronósticos, se explica de manera lógica, la caída, que aunque no ha sido violenta, sino de manera escalonada, al fin y al cabo es una caída importante, porque en sólo una semana perdió unos 25 dólares la cotización. Una contracción de 16%. Los más osados especuladores deben estar cargando con sendas pérdidas.
Los pronósticos de las principales agencias, de que seguirán subiendo los precios petroleros, se mantienen, aunque es muy seguro que publiquen en los próximos días correcciones o ajustes. Quienes se lanzaron a la aventura y llegaron al final, serán los que carguen con mayores pérdidas. No ha habido una mayor caída, porque la crisis en EEUU mantiene el dólar con poco atractivo, aunque es bueno reflejar que en las últimas semanas ha permanecido estable, gracias a que la inflación en Europa ha sido parcialmente controlada y el euro también se estabiliza.
Las medidas proteccionistas de China, revisadas recientemente, y que permitió el aumento de los precios del combustible, y la baja de demanda de hidrocarburo por lo costoso, son las causas, pero queda latente la estampida de los inversionistas especuladores que mantenían inflando el precio del crudo. Según un reporte de Reuters, los inversionistas están alertas y pasaron a posiciones cortas, en la tenencia de papeles de contratosde futuros petroleros. La mínima señal de desaceleración activará la estampida, y la catástrofe habrá llegado.
El problema es que ya no hay en que refugiarse, se terminaron los instrumentos, porque los commodities de los rubros agrícolas también experimentaron caídas importantes. Se trata de un ajuste, los precios llegan tan altos que los consumidores activan alternativas y se inhiben a comprar o simplemente no pueden hacerlo. Lo más difícil de todo es que el dólar sigue devaluado, pese a las caídas en los sectores alternativos. La confianza no se ha recuperado en los mercados financieros y el gobierno norteamericano estudia fórmulas para intervenir en la economía.
¿Qué viene ahora?, quizá lo más duro, ante la incapacidad del mercado de corregirse, sin que deje de ser una máquina demoledora de capitales, que arroja pérdidas en todos los sectores, debido a lo complicado de la situación, y de seguir la caída de precios sin que haya una recuperación en las inversiones, el siguiente paso será el déficit de los presupuestos de gobiernos de los principales países y peor en los más pobres, que se extenderá como una plaga por todo el planeta.
Eliminación de subsidios gubernamentales, devaluaciones y eliminación de incrementos a jubilados y empleados de todo el mundo, serían las noticias que llenen los titulares de los principales medios de comunicación.