Por ahí por la mitad de la campaña de Salvador Allende, en 1970, la derecha sacó un tema musical que las radios reproducían completo. No era un gingle, era un disco. María Paz Undurraga, de “Las Cuatro Brujas”, lucía y cautivaba con su voz preciosa, en favor de la derecha.
Como el disquito hacía su daño, el comando de Allende se apuró en responder, siendo éste el comienzo de una guerra de canciones, donde, en esa campaña triunfante, en esta área, si no la ganamos, por lo menos la empatamos.
Al tema de Paz Undurraga se respondió con una canción que cantaba Isabel Parra. A la hija de Violeta la conocíamos en un sinfín de canciones folklóricas, donde muchas veces, por la temática, ella deformaba, dramatizaba o ponía su voz en tono de comedia. Pero en esta oportunidad, compitiendo electoralmente para ver quién era mejor, una voz de pájaro de Isabel, sin deformación alguna, salió a enfrentar a la canción del enemigo. Y fue un éxito.
Pero eso fue sólo el comienzo. Una batalla de canciones se desató, para felicidad de las estaciones radiales, que vendían esos largos espacios, igual a lo que entonces llamábamos un 45 single, un disco chiquitico. En esa época, por ejemplo, sale el “Venceremos”. “El Pueblo Unido” no es un tema de la campaña, él aparece cuando ya estamos en el gobierno del compañero Presidente, y dentro de un esfuerzo del Partido Comunista por reactivar la consigna “el pueblo, unido, jamás será vencido”, buscando evitar el aislamiento que le producían al proceso consignas equivocadas como por ejemplo, “la paciencia se acabó, soy obrero y mando yo…” o, “ya van a ver, ya van a ver, cuando los obreros tengan el poder…”
Volviendo al punto, como para rematar ese aire triunfal que se comenzaba a respirar en las filas del pueblo, porque ganábamos en el debate político, porque ganábamos las murallas en la pelea de la propaganda, porque ahora ganábamos también en las canciones, porque había en el ambiente algo así como el “perfume de gol”, expresión de un locutor deportivo para indicar lo que por acá se dice cuando “se escuchan pasos en el área”, para advertir que se siente que un equipo va a meter un gol… como para rematar todo eso, el Comando de Allende lanzó ¡una cumbia!... El entonces diputado Jorge Insunza (ojo; InsuNza, no InsuLza…) de la Comisión Política del PCCh, máxima autoridad de los rabanitos en la Comisión de Propaganda del Comando de la Campaña, entró una tarde a ese local comentando la discusión que se había dado al grabar la cumbia. En lo central, la letra decía “De ti depende, de ti depende, quel presidente sea, el mismo que estás pensando…” “El te defiende, él te comprende, de ti depende, etc., etc.” Existía la tentación de dejar la canción así, como en la incógnita, a la espera que el pueblo determinara que esa era una canción de Allende sólo por el contenido… al final se llegó a una salida: la canción, que mantenía la incógnita durante todo su trayecto, sólo al terminar diría, “de ti depende, de ti depende, que sea Allende, que sea Allende…”
Esta nota, sin documentación a la mano, escrita “de memoria”, no puede certificar si el disco decía en alguna parte que estaba cantada por Luisín Landáez. Es posible que, siendo Luisín un artista del Canal 13 de la Universidad Católica, el más reaccionario y hasta fascista (ya en los tiempos del pre-golpe), el venezolano tuviera que esconder su nombre. Pero el pueblo, que conocía muy bien ese timbre, esa coloratura y ese tumbao, no necesitaba que le dijeran por escrito que esa voz era la de su ídolo Luisín Landáez, entonces jugándosela a la hora de las chiquitas por sus hermanos del pueblo chileno, despreciando cualquier presión o represalia que eso le pudiera costar.
Como resultado del esfuerzo de tantos, Allende ganó las elecciones de ese 4 de Septiembre de 1970 y, tres meses después, el 4 de Noviembre, para el dia de la transmisión del mando, en la Alameda Bernardo O´Higgins se instalaron 11 tarimas, ésta con teatro, la otra con ballet clásico, la siguiente con folklore, aquella con una sinfónica… A Luisín le tocó actuar en la más lejana a La Moneda, la que estaba frente a la Universidad Católica, destinada a los ritmos caribeños, y casi ya en el límite con el comienzo del “barrio alto” de Santiago. Y el Negro, entusiasmado como estaba celebrando “su” triunfo, y de repente con algunos brindis de más, al momento de actuar, exagerando el brío, se salió de la tarima en una caída que le provocó hospitalización.
Pero hay más muestras de su compromiso por esos días. Cuando se encaramó la dictadura de Pinochet, incómodo o presionado o perseguido o quizás todo eso junto, Luisín “emigró” a Venezuela y sólo volvió a Chile cuando mejoraron los aires de la democracia…
De todo lo cual nos hemos acordado en estos días, a raíz de la muerte, en Chile, del querido cantor venezolano, donde fue sembrado en el Mausoleo de los Artistas y donde, en la Iglesia, se le despidió con las notas del “Alma Llanera”…
Por la cercanía con las actuales elecciones, demasiado encima en realidad, intentamos editar algo con esa frase que Luisín cantó en Chile, “De ti depende, de ti depende…” porque al igual que allá entonces, el destino del país no estaba en su dirigencia ni en sus celebridades, sino en la gente, en el pueblo llano. Porque sin dudas ese es el mayor sentido de estas elecciones ahora en la República Bolivariana: el futuro, el tuyo personal y el de la patria toda, hoy más que nunca, “¡de ti depende…!”
Así que ¡a votar se ha dicho! Y el que no vota es pitiyanqui.
Porque aunque las elecciones son de gobernadores y alcaldes, aquí y ahora, “de ti depende…” de ti depende quel presidente sea, el mismo questá mandando..!
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