El proceso bolivariano ha transitado por diversos caminos, que van desde propuestas libertarias hasta la claudicación en la lucha de clase, desde una nueva propuesta para la construcción del socialismo como utopía concreta, hasta la formación de una nomenclatura burocrática y vertical que con su beneficios y robos se viene convirtiendo en la llamada bolibuerguesia (dueños de medios de producción, negocios, constructoras).
Hoy en pleno proceso electoral las consignas mas repetida tienen que ver con las misiones, apareciendo estas como la expresión mas genuina del socialismo bolivariano, si bien cuando nacen las misiones estas expresan o deberían expresar el nuevo tejido orgánico social que permitiera ir en avanzada hacia la construcción de una nueva sociedad, en la práctica desde su nacimiento, el entramado burocrático puso el freno a cualquier avanzada de los sectores populares, el nuevo tejido en construcción dirigido desde arriba por un grupo de funcionarios sin ninguna relación orgánica con los sectores sociales, terminaron haciendo lo que aprendieron en las escuelas sobre lo “alternativo”, comenzaron a moldear la nueva institucionalidad para que esta se pareciera al viejo estado opresor, que tanto se dice combatir, aplicando en estas misiones la vieja política del estado benefactor. De lo público y participativo como encuentro constituyente pasa como un hecho lógico a lo privado y elitesco como política de estado.
Nos encontramos pues, en un proceso que comienza a dar síntomas de agotamiento, de una crisis en lo interno que pareciera no tener salida desde la óptica del gobierno. La no compresión de esta crisis permite que los sectores de la contrarrevolución hoy jueguen al desgaste, a la desesperanza y al agotamiento mas que a la confrontación de calle por la falta de una vanguardia colectiva que permita derrotar la contrarrevolución interna (llamada derecha endógena) como la contrarrevolución externa; pero la conflictividad, la calle contra la inconsecuencia e ineficacia de las diversas gestiones, los reclamos obreros, las toma de tierra y fabrica es cada ves mas radical, nos encontramos entonces en una encrucijada donde las maniobras del estado no permite avanzar por que aparece este como el mediador y organizador de la sociedad.
Este agotamiento hace crisis ya que se reproduce la lógica burguesa (mantenida como tesis leninista) que el estado se sitúa sobre el pueblo, está por encima como una superestructura inalcanzable por los mortales, esta reproducción hace que el estado se convierta en una mole de acero imposible de romper, como estado siempre tiende al dominio, cada política de calle que impulse políticas autónomas es vista como enemiga del proceso.
Vemos entonces, que la política económica y social que insurge desde las comunidades es ahogada desde el aparato burocrático, nada sin control puede existir, sobre esta lógica esta montada la política del gobierno, desde las mas pequeñas alcaldías, o gobernaciones, pasando a cualquier institución, el control de los funcionario es total, o estas con ello o las propuestas populares son mandada al foso del olvido, esta cultura del control se expresa en todo el que hacer de la política oficial, pocos son los reductos de resistencia interna, pero también se expresan como una reproducción de sobrevivencia y encuadre en muchas organizaciones, colectivos y individualidades.
La clase y sectores populares que reivindican su autonomía y se resisten a ser controlados son cercados, imponiéndose el chantaje de no estar con el proceso, todo debe ser controlado por el partido o por el estado. Algunas veces se confunde el control y no se sabe donde esta el partido y donde se encuentra el estado, generándose en una metamorfosis donde la gobernabilidad se reparte en grupos y fracciones sin expresión de clase, esta forma de gobernar entra en una crisis orgánica donde se expresan diversas formas y criterios sobre el proceso, encontrándose un gobierno unido en lo aparente por el compañero presidente, pero que en la práctica se fragmenta por grupos de poder que aspiran el dominio total, esta pugna que aparece como simple contradicción será la muerte en el futuro. Ya se discute quien será el suplente al compañero Chávez en el futuro, ahora bien, sea quien sea el que tenga el control, este genera opresión y autoritarismo cultivando un germen para el nacimiento del fascismo.
Todo control pasa por los hilos de la nomenclatura, de allí se impone e impulsan las políticas de gobierno, se repite de nuevo la vieja forma de definir y impulsar el socialismo, este aparece como una política que desde arriba se impone y decreta, sin sujetos reales, es tener el poder, desde allí se direcciona.
Veamos unos ejemplos de esta lógica perversa del dominio.
Mientras los sectores populares comunitarios desde la periferia tratan de construir tejidos orgánicos en lo económico, el ministro de economía, desarticula e impone “mesas de trabajo” que bajo la óptica del gobierno decretan la política; el entramado burocrático imposibilita que estos planes propio del gobierno se ejecuten, cunde el desgaste, siguen apareciendo como jefes la burocracia y el ministro por encima del pueblo.
En la economía fabril, donde centenares de cooperativas se insertan al aparato productivo, estas son utilizadas como mano de obra barata, tercerizando su mano de obra, terminando estos compañeros en creer que es mejor tener un patrón que les paga todo lo de la ley, que ser socios de su explotación. En empresas como ALCASA ya se anuncia la salida de estas cooperativas para incorporar contratas, ya comienzan a llegar los viejos y nuevos contratistas (hay que ver quienes son sus dueños) quedando muchos cooperativista sin empleo, otros de estos pasan a ser trabajadores de la contrata, conociendo la realidad de que los nuevos contratos a los patrones son muy pero muy superiores a los que les daban a ellos.
Los conflictos de los trabajadores son mediatizados por el ministerio del trabajo; aparece el ministro (sea quien sea el ministro) que de patrón, digo patrón por ser representante del estado como patronal, se convierte en el convocante de la organización de los trabajadores, este movimiento de trabajadores entonces se convierte en una fuerza para consolidar un estado burocrático y no para su derrota, mas cuando encontramos opiniones de varios ministros que afirman que dentro de las empresas del estado no hay explotación ya que no hay patrón privado, negando el papel que el estado juega; otros dicen que en Venezuela no hay ni burgueses ni proletarios, todos somos hombres y mujeres nacidos, creados por la renta petrolera, apareciendo la renta como elemento desligado del trabajo, donde debemos darle gracia al creador por tener un estado benefactor de todos lo venezolanos. Otros afirman que debemos consolidar el capitalismo de estado ya que es la primera etapa para llegar al socialismo y este con la burguesía son los únicos que pueden desarrollar la fuerza productiva, en fin de cuenta, nos encontramos con criterios políticos que profundizan la explotación del trabajo, esta se convierten según estos ministros en un bien necesario para distribuir la riqueza a todos los venezolanos, entendiéndose el socialismo como una sociedad donde la explotación se democratiza para el bien social.
Hoy aparece una propuesta que firmamos muchos viejos compañeros de sueños y esperanza, tal vez mas que propuesta, es un alerta a lo que estamos viviendo como proceso, vale entonces comenzar a ponernos de acuerdo, en torno a un programa mínimo de organización y desarrollo político, con todos y todas, sea militante de PSUV o no, donde el respeto a la autonomía de la clase se expresa como parte de la nueva racionalidad libertaria, que permita derrotar, aniquilar la explotación del trabajo, la opresión política, en fin, el estado como órgano de control y opresión, es la hora de LA OTRA POLÍTICA.
Osvaldo León
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