Sin duda,
fue como una bomba atómica,
equivalente a mil kilotones de poder asimétrico en contra del cinismo
y la desfachatez.
Lo cortés no quita lo valiente, mi respeto para el señor George W Bush, presidente de los Estados Unidos.
En la psicología
del algol criminalístico, se dice que el asesino
en medio de su confusa conciencia,
por lo general suele regresar
a la escena del crimen.
Ese tan
polémico par de zapatos cual saetas por los aires irrumpiendo en la
majestad del asombrado, desencajado y esquivo rostro del presidente
Bush, más que alegría, para
mí fue causa de tristeza por tan
lamentable episodio, producto de la enllaguesida afrenta de un
pueblo heroico que se resiste a entregar lo
único que le queda, SU ALMA SOBERANA.
El impulso
lleno de cólera y la vez de impotencia de aquel valiente periodista
iraquí, fue la palada de tierra que terminó
de enterrar al señor Bush. Yo en el lugar
del Presidente imperial hubiese preferido un sepelio mas decoroso,
preferiblemente que me tragara la tierra, para
rendirle tributo a la autoestima humana.
Los hombres
dignos herederos de la milenaria cultura babilónica,
hoy Irak destruida, aún permanecen de pie sobre la desértica
tierra teñida de rojo escarlata
por la metralla impune, jamás recibirían
en su patio con bombos y platillos a una fuerza invasora y a quién
la lidera , por mas poderosa que esta sea, razón que le asistió
al pequeño David, que sin una honda en sus manos,
tan solo con sus polvorientos zapatos abrió
una brecha en la rígida humanidad del gigante Goliat.
Tal vez, esos zapatazos arrojados en su momento propicio y en el lugar exacto colocaron en tela de juicio la vulnerabilidad de un presidente amnésico y a la vez deja al borde del precipicio al imperio. A ver quien mas se atreve a dar el empujoncito de rigor o al menos desprenderse de sus zapatos y una vez descalzo, caminar sobre los empedrados caminos y con humildad patear el barro que dota de memoria inmunológica a la razón, para contrarrestar ese letal virus global, que día a día nos mata y que se llama INDIFERENCIA.
¡Por la patria, la vida y la palabra…!
¿Sin
patria, las cenizas y
la mudez?