En el año 1998 se impulsaba en el Estado español la primera campaña
contra la deuda externa con voluntad de masas. Se trataba de la
campaña “Deuda Externa, Deuda Eterna?” (Campaña DEDE) promovida por
cuatro organizaciones católicas: Caritas, Justicia y Paz, Manos Unidas
y CONFER (Confederación de Religiosos), siguiendo el llamado
internacional de la iglesia católica a favor del perdón de las deudas
coincidiendo con la llegada del año jubilar, 2000. Este año hace una
década del lanzamiento de esta primera campaña, pero desde entonces
nuevos actores han aparecido en el escenario de la protesta y las
demandas realizadas han ido evolucionando.
Un repaso a los orígenes
La campaña “Deuda Externa, Deuda Eterna?” se vinculaba a la campaña
internacional de Jubileo 2000, que contaba con múltiples iniciativas
similares en otros países y exigía la condonación de la deuda impagable
de los estados más pobres, tomando como horizonte el año 2000. Su
estrategia iba dirigida a promover medidas de condonación y conversión
de la deuda, situando el tratamiento de la deuda en el marco de la
Ayuda Oficial al Desarrollo, con el objetivo de conseguir una Ley para
el tratamiento de la deuda.
A finales de los 90, Intermón Oxfam asumió como una línea específica
de trabajo la cuestión del endeudamiento de los países del Sur,
adhiriéndose y colaborando en la Campaña DEDE, especialmente, en la
estrategia de presión política al gobierno español y con la
elaboración de investigaciones sobre este tema. Intermón planteaba la
necesidad de “hacer sostenible” la deuda y la optimización de los
instrumentos que permitieran su “alivio”. La Campaña DEDE e Intermón
colaboraron muy estrechamente en la tarea de presión política
institucional.
En 1999 se constituía la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda
Externa (RCADE), a partir del impulso de la Plataforma 0,7 y raíz de
las movilizaciones que habían tenido lugar en los últimos años a favor
de la abolición de la deuda. La RCADE exigía la anulación total de la
deuda del conjunto de los países empobrecidos de los que era acreedor
el Gobierno español y tenía como objetivo a corto plazo: organizar una
consulta social sobre esta temática a nivel estatal. Para la RCADE, el
endeudamiento era considerado como un problema político y no económico
y apostaba por defender una serie de demandas radicales.
Y llegó el año 2000
El año 2000 fue una fecha emblemática para el movimiento contra la
deuda. En el Estado español, la campaña “Deuda Externa, Deuda Eterna?”
llevó a cabo una intensa actividad de sensibilización y de presión
política institucional, llegando a recoger, en una de sus acciones más
importantes, hasta un millón de firmas exigiendo al Gobierno y al
Congreso de los Diputados la condonación de la deuda pública impagable
de los países más pobres. Este éxito es necesario atribuirlo, en buena
medida, a la implicación de la iglesia católica y de los grupos de
cristianos de base en el conjunto de la campaña.
El 12 de marzo del 2000 fue una fecha histórica para el movimiento
antideuda, cuando la RCADE organizó la consulta social por la abolición
de la deuda externa coincidiendo con las elecciones generales. Los
meses anteriores marcaron una trayectoria ascendente de la iniciativa,
especialmente a partir de su prohibición por parte de la Junta
Electoral Central al considerar que ésta interfería en el buen
funcionamiento de la contienda electoral. Pese a las trabas, el 12 de
marzo se celebró la consulta, pero aquel mismo día fue sistemática
perseguida y prohibida en gran parte del Estado, a excepción de
Catalunya, el lugar con más grupos y localidades participantes. Por
este motivo, la consulta se reptiió el siguiente fin de semana. En
total 458 municipios y unas 25 mil personas participaron, sumando más
de un millón de votos en las urnas, el 97 y el 98% de los cuales a
favor de la cancelación de la deuda. Tras la celebración de la
consulta, la RCADE continuó impulsando actividades de denuncia pero su
capacidad de movilización fue muy inferior.
Pero la celebración de la consulta, generó una serie de tensiones con
las organizaciones que impulsaban la Campaña DEDE (a excepción de
Justicia y Paz), las cuales, junto con la Conferencia Episcopal, se
posicionaron en contra, al considerar que la consulta llevaba demasiado
lejos la demanda de abolición de la deuda. Por su parte, Intermón
Oxfam optó por no pronunciarse al respeto.
Con el tiempo, pero, se dio un acercamiento entre las diferentes
campañas de cara a coordinar el trabajo de incidencia y para
intercambiar información. El mismo año 2000 nacía, en Barcelona, el
Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG), con el objetivo de
ser un centro de investigación activista al servicio de los movimientos
sociales en materia de deuda y globalización, impulsado por un núcleo
de personas de la RCADE.
Oportunidades políticas
Tras este intenso periodo de movilización contra la deuda, a partir del
año 2002 y hasta el 2005, nos encontramos con una etapa de repliegue,
donde las organizaciones impulsoras de la Campaña DEDE e Intermón Oxfam
aparcaron su trabajo en materia de deuda, mientras que los sectores más
activistas vinculados a la RCADE se fueron integrando en el seno del
movimiento altermundialista, aún y seguir trabajando la cuestión de la
deuda en organizaciones más especializadas como el ODG o realizando
acciones puntuales. En este sentido, cabe señalar la importancia del
trabajo de los miembros de la RCADE en el movimiento contra la
globalización neoliberal al permitir la vinculación del movimiento
contra la deuda al altermundialista.
En el año 2005 y 2006, la temática del endeudamiento retomó
protagonismo político, aunque no con la misma intensidad que en el
periodo inicial. Tras la victoria del PSOE en las elecciones generales
de marzo del 2004, sectores de la RCADE decidieron relanzar de cara al
2005 una nueva campaña de denuncia del endeudamiento externo, al
considerar que el resultado de la contienda electoral abría una
ventana de oportunidades políticas. De este modo, nació la campaña
Quien debe a quién? que sumó tanto a personas y a colectivos vinculados
a la RCADE como a otros provenientes de ONG de cooperación
internacional. La campaña consiguió arrastrar a estas últimas hacia
posturas más radicales (demanda de una deuda ecológica y social del
Norte respeto al Sur, la definición de la deuda como ilegal e
ilegítima, etc) y diluyó, en buena medida, a la RCADE en su seno.
En este mismo periodo, se llevó a cabo la tramitación parlamentaria de
una Ley reguladora de la deuda externa, que aumentó la atención
política y mediática sobre el tema, a la vez que las organizaciones
católicas, que en su día promovieron la Campaña DEDE, relanzaron una
nueva campaña con el nombre “Sin duda, sin deuda” y la misma
estrategia siguió Intermón Oxfam con el lanzamiento de la campaña
“Corta con la deuda”.
Y todo esto, ¿para qué?
En el ámbito externo al movimiento, se han conseguido avances en el
terreno de lo simbólico y en la percepción que la sociedad tiene de la
problemática del endeudamiento. En el transcurso de estos diez años,
las campañas han puesto de manifiesto la necesidad de acabar con la
deuda de los países del Sur y la responsabilidad de las instituciones
internacionales en la generación de deuda como instrumento de
dominación y de expolio de estos países. Los medios de comunicación han
contribuido a la difusión de estos mensajes, en especial, en el periodo
de 1999 al 2000, en el momento de auge del movimiento coincidiendo con
el año jubilar.
Con respecto al ámbito institucional, pese a que las administraciones
locales y autonómicas así como el Gobierno español, bajo el mandato
del PSOE, han recogido formalmente la demanda por acabar con la deuda
externa, en lo que se refiere a la toma de medidas concretas los
resultados han sido muy escasos.
En el periodo 2000-2004, con el gobierno en mayoría absoluta del
Partido Popular, conseguir avances fue prácticamente imposible, a pesar
de ser uno de los momentos con más movilización en la calle. A partir
del año 2004, con la victoria del PSOE, se impulsó, como decíamos, una
nueva campaña para volver a poner encima de la mesa la cuestión del
endeudamiento. Aún y las expectativas y las declaraciones de buenas
intenciones, el PSOE junto con el PP fueron los dos partidos que más
trabas pusieron a los trámites parlamentarios para aprobar una Ley
reguladora del tratamiento de la deuda externa que recogiera las
demandas de los movimientos sociales.
Aún y así, la aprobación de esta Ley, en noviembre del 2006, significó
un cierto paso adelante al conseguir algunos avances, impensables en el
periodo anterior, como una mayor transparencia parlamentaria en la
gestión de la deuda, acceso a esta información, etc, aunque la Ley
contaba con importantes lagunas y se quedaba muy por debajo de las
demandas realizadas por parte de las campañas.
En relación con otros movimientos sociales (de mujeres, ecologistas,
organizaciones de cooperación internacional...), cabe señalar como
estos han ido incorporando en su repertorio de reivindicaciones la
demanda de cancelación. Una dinámica resultado de la participación de
los actores contra la deuda en campañas unitarias o sectoriales contra
la globalización neoliberal, la guerra...
En el transcurso de estos diez años, el movimiento contra la deuda en
el Estado español, con toda su diversidad de objetivos, demandas,
estrategias y repertorio de acciones, ha sido capaz de situar en la
agenda política la cuestión del endeudamiento de los países del Sur y
forzar al gobierno español a la aprobación de una Ley de la deuda que,
pese a sus límites, significa un cierto paso adelante. A parte, la
complejidad del endeudamiento a nivel económico no ha sido un obstáculo
insalvable para acercar esta problemática a sectores más amplios de la
sociedad.
Hoy, todavía queda mucho camino para acabar con la dominación de la
deuda, pero estos diez años en movimiento nos dan más razones que nunca
para seguir luchando.