Desde siempre la burguesía se ha escudado en las diferencias religiosas de los pueblos y tomando de ellas los “justificativos divinos” para lograr sus cometidos. En la historia de la humanidad, todos los sistemas de dominación –esclavista, feudalismo, hasta el actual sistema de dominación capitalista- han gestionado en las religiones el camuflaje perfecto para encubrir sus bastardos fines de clase. “Divídelos, enfréntalos y reinas” es el lema de la burguesía. Hoy la canalla que intenta arrebatarle al pueblo su revolución por todos los medios posibles. Esa mal llamada “oposición” –verdaderos agentes del imperialismo y del sionismo internacional- procura, esta vez, enlodar a la comunidad árabe (musulmana y cristiana) residente en el país tildándola de “terrorista” y haciéndola indirectamente responsable del infame suceso acaecido en una sinagoga del país. El plan de la canalla es sembrar diferencias que puedan ser provechosas para ellos. En nuestro país no calan estas ideas. Veamos.
Para esta tarea, estos indignos “venezolanos” se aprovechan de los firmes nexos y alianzas que el estado revolucionario ha establecido con la República Islámica de Irán, Siria, Libia, Argelia y otros países árabes e islámicos, pero también de la amplia participación de representativos y dignos hijos de la comunidad árabe en los altos cargos de gobierno y en la vida política del país, para arremeter contra la revolución. Esta basura, también dueña de importantes medios de comunicación, quienes han utilizado a sus “tanques pensantes” para bombardear con falacias las mentes del pueblo venezolano, esta vez, intentan explotar la “islamofobia” y “árabofobia” en el pueblo venezolano. Ya no bastaba con vociferar las mentiras de que “la revolución consiente el “antisemitismo”. Les hacia falta, ahora, golpear a la comunidad árabe (cristiana y musulmana) para crear un clima de inestabilidad y seguir acusando a la revolución de ello.
Al eficiente Ministro de Interior y Justicia Tarek Al Aissami y a la periodista y luchadora incansable Hindú Anderí, revolucionarios ambos, pero también árabes semitas, la canalla le ha declarado la guerra mediática difamatoria. Ellos están siendo acusados (por los apátridas de la reacción) como “los promotores del terrorismo en Venezuela”. En un editorial del diario de la ultraderecha “venezolana”, El Nacional, de fecha 10-02-2009, se intentó destruir los resultados de las investigaciones adelantadas por los cuerpos de seguridad del Estado (CICPC) que revelaron el móvil de lo ocurrido en la Sinagoga, señalando al Ministro Tarek como “antisemita” por su origen árabe. En el mismo, también se pretendió acusar a la luchadora Hindú de terrorista por su origen árabe.
En extensos artículos aparecidos en los diarios El nacional y El Universal, del día domingo 08-02-2009, titulados: “El ideólogo del terror” de Valentina Oropeza, “Venezuela peligra si es santuario de terrorismo” de Frank López Ballesteros, y “Irracionalidad” de Simón Alberto Consalvi, ya se nos mostraba lo que hoy se divisa claramente como un plan de laboratorio cuyo objetivo se dirige a intentar despertar xenofobia anti-árabe en el país e intentar relacionar al gobierno revolucionario con los movimientos de resistencia tildado por ellos como “terroristas” de la manera que incida negativamente para los venideros comisión por la aprobación de la Enmienda Constitucional.
Esto es xenofobia de la más rancia, esta vez contra la comunidad árabe.
Se nos aclara el panorama. La canalla pretende ahora generar violencia en el país como parte del plan “Jaque al Rey” utilizando a esta noble comunidad trabajadora para ello. Los gusanos de la reacción saben muy bien que la mayoría de la comunidad árabe apoya con mucha consciencia y amor a la revolución, y por ello buscan venganza. Hoy se caen las caretas de la reacción y nos dejan ver su verdadero rostro de espanto: el fascismo. Ellos no lograran sus objetivos. Se estrellaran estrepitosamente, una vez más contra la consciencia del pueblo árabe-venezolano. Esta batalla, lucha de clases, la ganará el pueblo revolucionario.
¡Chávez es garantía de paz y fraternidad! ¡Sí a la Enmienda!
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