La asamblea Nacional aprobó en primera discusión la nueva Ley del Sufragio, y existe una seria preocupación entre factores opositores y afectos al gobierno por el destino de la representación de las minorías.
Si se aprueba una nueva legislación electoral sin garantizar, clara y explícitamente, una adecuada representación proporcional de las minorías, estaríamos ante una legalización de un mecanismo que permita burlar la voluntad popular, que no sólo cuenta a la hora de hacer valer las decisiones de la mayoría sino de permitir que en el parlamento, escenario político por excelencia, tengan cabida las màs diversas corrientes políticas que hacen vida en el país, sin otras limitaciones que las establecidas por el legislador, en el entendido de que el sistema político escogido no privilegie abusivamente a las fuerzas políticas mayoritarias.
No se trata de “regalar” espacios a la minoría, o màs exactamente, a las minorías, bien diversas, por cierto en nuestro país. Es todo lo contrario. Es respetar un principio básico de la democracia: impedir que una mayoría, o una primera minoría, que bien pudiera ser el caso, ocupe un espacio mayor al que en justicia le corresponde. Por eso las “morochas” o cualquier fórmula que las legitime o las sustituya pero que produzca el mismo efecto, van en sentido contrario de lo que animó a los integrantes de la Asamblea Constituyente de 1999.
Estimo que la Asamblea Nacional no debe apresurar el paso frente a una materia tan delicada como esta. La consulta debe ser absolutamente amplia, sin exclusiones y en igualdad de condiciones para quienes deseen expresar sus puntos de vista frente al tema. Y no crean que se trata de un reclamo que tiende a beneficiar exclusivamente a los factores de oposición. Un método electoral hecho a la medida de la mayoría que controla el parlamento puede terminar cerrando espacios a otras fuerzas, sectores y movimientos que respaldan al gobierno del presidente Hugo Chávez, pero que no renuncian a su vocación crítica, a cuestionar lo que es cuestionable y a no defender lo que es indefendible.
Tal vez una iniciativa destinada a minimizar la representación de las minorías tenga que ver con las dificultades internas que el PSUV deberá enfrentar para seleccionar sus candidatos a la Asamblea Nacional, y una forma de controlar este escenario es precisamente una Ley que haga cuesta arriba la elección de diputados que no formen parte del listado, y que puedan optar por iniciativa propia o junto a otras fuerzas como el PPT y el PCV, que ya dejaron sentada, cada uno a su manera, una posición crítica frente a las modificaciones propuestas.
Muchos de los actuales integrantes de la Asamblea Nacional provienen de pequeños partidos que en el pasado reciente lograron elegir parlamentarios gracias al sistema de representación proporcional de las minorías. La lista es larga y no voy a mencionarlos. Son suficientemente conocidos, y tengo el convencimiento de que no pocos de ellos, en el fondo, comparten estos señalamientos. Ojalà actúen apegados a su conciencia.
DERECHO A REPLICA
Pues bien, no se concretó mi derecho a réplica en VTV. No hubo la llamada de Yuri Pimentel ni de ningún otro funcionario o periodista del canal. Lo que llama la atención es que el conductor del programa “La Hojilla” fue el encargado de anunciar que yo no tendré acceso a ese derecho constitucional. ¿Lo hizo siguiendo instrucciones del presidente de VTV? ¿O es que ese señor es quien realmente tiene la sartén por el mango en el canal de todos los venezolanos?