En la edición extraordinaria del diario marabino LA VERDAD, en su impresión de lujo para la celebración de su sexto aniversario, el mismo periódico del cual tuve que retirarme por su pertinaz violación de los derechos de expresión i el trato irrespetuoso para uno de sus colaboradores más calificados intelectualmente en el Zulia, reducto de la oposición, le da principalísimo espacio de media página, en el cuerpo sobre Política, al dictador Pedro Carmona Estanga, actualmente un prófugo de la justicia i un conspirador reconocido que, desde el exterior, sigue promoviendo movimientos insurreccionales i está dedicado a desprestigiar a su país i al gobierno más democrático de nuestra historia. Después del espectacular fracaso que tuvo como líder de pacotilla en el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002 en un escrito lleno de falsedad i de intentos burdos de plantear la realidad de aquellos días a su manera, no solamente no puede desvirtuar los hechos que vivimos todos los venezolanos, sino que anuncia la publicación de un libro titulado MI TESTIMONIO ANTE LA HISTORIA, como un deber ante sus compatriotas; sigue con una sintaxis objetable para señalar, entonces que, el 12 de abril en la madrugada “debí tomar sólo con mi conciencia la decisión de aceptar la formación de un gobierno de transición, ante el vacío de poder y el derrumbe de un régimen”. Olvida que fue un títere escogido por el Cardenal Velasco i el mafioso Cisneros, para hacer un ridículo protagonismo que le mereció el humorístico cognomento de “Pedro El Breve”; auto juramentándose i avalando un mamarracho de documento o proclama que le escribieron unos superdotados juristas, llenos de fama i patriotismo. Cuando repasamos la historia de Venezuela, nos percatamos que, jamás desde la Independencia hasta el presente, se puede encontrar un dictador más payaso, ignorante i petulante que este Presidente de Fedecámaras, institución a la cual también ridiculizó i puso en contra de todos los venezolanos sensatos, pensadores i patriotas.
Sin embargo, todavía no ha aprendido mucho, este ex alumno de las Universidades de Bélgica, país en el cual ha debido conocer una ciudadanía mui civilizada que, en nada, se parece a la “sociedad civil” que, conjuntamente con otros energúmenos como Ortega, Medina, Mendoza, Lameda, Martí, etc., más la “meritocracia” de PDVSA, incitó como hordas de vikingos o hunos, para dirigirse a Miraflores i derribar al gobierno, hasta con intenciones de asesinar al presidente; mientras sabía (como lo sabía el Almirante Ramírez que los anunciaba horas antes) que habría muertos por tener apostados francotiradores i una policía Metropolitana “escogida” para ser utilizada contra el pueblo (obra del troglodita Alfredo Peña), lo que motivó que se fueron desapareciendo los líderes (entre ellos Carmona en una parrilla de motocicleta) a medida que se acercaban al palacio, i ponían de vanguardia a los desorientados i locos de Bandera Roja, Causa R i otros sicarios o mercenarios.
Fracasado ese golpe, después de 47 horas de atropellos, agresiones, allanamientos, detenciones, asesinatos, asaltos (como el insólito asalto a la Embajada de Cuba), los pocos golpistas que quedaron en Miraflores, después de la gran estampida de los más cobardes, fueron visitados por el Fiscal General de la República, se les garantizó su seguridad i fueron puestos en libertad, entre ellos el “goebbeliano” Daniel Romero, quien lloraba en el suelo, pero tenía porte de vigoroso sabueso, mientras leía el documento que desaparecía la Constitución i borraba todos los poderes. Empero, Carmona, detenido pero con todas las garantías posibles, se le permitió ir a la Asamblea Nacional a defenderse; se le dio la casa por cárcel i otra serie de privilegios. A ello respondió fugándose i asilándose con una rapidez increíble en la Embajada de Colombia, aunque este país estaba en franco proceso de votaciones presidenciales. Pese a todo esto, este mayúsculo sinvergüenza, títere de los poderosos de Venezuela i de los Estados Unidos (lo que lo convierte en un traidor a la patria), este delincuente sin ninguna autoridad moral ni ética, tiene la desfachatez de calificar al gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías, de dictatorial, de tiránico, de entregarse a Fidel Castro, de carecer de todo pudor, de producir muertos, desaparecidos, detenidos, torturados i cuanta “porquería” de pensamiento torpe i sádico, se le ocurra, quizá porque le traiciona la memoria i sabe de esas cosas, porque sucedían mui frecuentemente, en las cuatro décadas anteriores al gobierno actual. Esta “perla” de escrito, es prácticamente el editorial de ese segundo cuerpo de Política, del diario LA VERDAD, acompañado de otro de igual extensión, firmado por el otrora amigo Francisco Arias Cárdenas, el mismo a quien en cuatro artículos en una ocasión, le demostré como perdió la ruta Bolivariana i ha pasado a ser un hombre en quien, ni los antiguos compañeros revolucionarios ni la podrida oposición golpista, creen en él. Empero, le queda el consuelo de soñar. No queda otra cosa que “felicitar” al escuálido diario i esperar que en sus páginas, con gran alborozo i patriotismo, anuncien la publicación de ese histórico testimonio que, nos promete, el ya tristemente célebre, Pedro I El Breve.