El desafío venezolano (I)

La larga historia de la Venezuela capitalista petrolera es a su vez un claro testimonio de una experiencia de un modelo económico inhibidor de cualquier proceso de industrialización para las exportaciones. El proyecto del capitalismo rentístico fue el modelo de sustitución de importaciones sustentado en un alto porcentaje de la renta destinado a la inversión, políticas comerciales proteccionistas, baja presión impositiva, sobrevaluación rentística de la moneda que abarató importaciones.

“Sembrar el petróleo” nunca ha implicado un proceso de independencia de la renta petrolera. Cambiar la estructura de las exportaciones ha sido en estos setenta años una quimera. Hoy seguimos dependiendo en un 94% de las divisas petroleras.

Ocurre que los desenvolvimientos, en las ultimas tres décadas, de la economía mundial en la dirección de la globalización que apunta a la conformación de bloques de integración económica, los procesos de innovación científica tecnológica, particularmente en lo referente a la informática y las telecomunicaciones y, los programas de investigación que adelantan los países desarrollados en lo referente a fuentes de energía alternativas al petróleo, son una clara amenaza o alerta a nuestro modo de vivir.

El programa económico del Presidente Barack Obama incluyó recursos por 70 mil millones de dólares, a gastar en una década, para financiar la investigación que de al traste con su dependencia del petróleo importado. A ello, adicionemos el esfuerzo que realizan los países desarrollados y Brasil por generar biocombustibles sustitutivos de la gasolina, a si como, el gigantesco paso dado por la industria automotriz en diseñar el carro eléctrico que, a la vuelta de cuatro o cinco años, será el “efecto demostración” mas grande que tendrá la economía mundial. Desde una perspectiva del modelo energético petrolero esta claro que si bien la oferta petrolera mundial crece, aunque a menor ritmo, los descubrimientos de nuevos yacimientos tienen una tasa menor que los hidrocarburos extraídos. El modelo energético sustentado en el petróleo pudiera sufrir drásticos cambios en la próxima década no sólo por agotamiento de reservas sino por nuevos y revolucionarios usos tecnológicos. ¿Podremos vender gasolina de automóviles en una década en el mercado Norteamericano? Ellos, los norteamericanos tienen su plan, tengamos nosotros el nuestro.

La renta petrolera, como ingreso no producido pero percibido, debe ser la gran palanca estratégica que favorezca un proyecto de aliento histórico destinado a cambiar la estructura de ingresos externos de nuestra economía en los próximos diez años. Seria un gravísimo error que la revolución bolivariana no pensara y resolviera este desafió con la importancia y urgencia que tiene. Se trata del futuro inmediato que nos llega sin pedir permiso.

Tengo la convicción, dada la experiencia histórica de nuestro capitalismo rentístico y, los cambios producidos en los flujos comerciales del planeta de que esta plenamente justificada la necesidad de incorporar la perspectiva internacional en las decisiones domésticas. Ello supone meditar y construir con rigor científico un modelo de reproducción del excedente construido sobre la base de un moderno proceso de industrialización especializada para las exportaciones que rompa con el viejo paradigma cepalista de la diversificación de la economía. En el próximo artículo ahondare en este tema.

rodrigo1cabeza@yahoo.com


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Rodrigo Cabezas

Economista. Profesor de la Universidad del Zulia

 rodrigo1cabezas@gmail.com

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