Mientras espero a Cinthya en el cafetín de siempre, veo cómo la gente pasa feliz y cargada de bolsas de compra. Tiendas y cafetines llenos de gente sonriendo. Y de repente veo que dos personas se acercan directamente a la mesa. Conozco a uno de ellos, a Bernardo, el chofer de Cinthya.
Llegan. Saludan. Toman asiento y la señora dice:
- Venimos en nombre de mi niña Cinthya Machado Zuloaga, yo soy Kathy, antes me llamaba Mamerta Pérez, pero mi niña me cambió el nombre, y ahora me llamo Kathy. Y aquí está el señor Bernardo, su chofer. Venimos a decirle que ella no puede venir hoy porque tiene A1HN1. Mi niña está en cuarentena.
Llamo al mesonero y se los presento a los dos. El hombre les pregunta qué quieren y sale disparado a buscar tres cafés. Después la señora sigue diciendo:
- Está muy triste mi niña. Y ahora la casa parece un cementerio. Incluso, el señor Machado le prohibió a toda esa gente de la oposición que siempre anda pidiéndole, que no lo visiten, aunque a veces dice que sería bueno invitarlos a todos para ver si se enferman con gripe A1HN1. Aquí entre nos, amigo, esa gente de la oposición se ha vivido a mi señor Machado como usted no tiene idea. La otra vez escuche a Ramos Allup decir, que para qué llegar al poder, si con el señor Machado se vive mejor que en el gobierno.
El mesonero llega con los cafés y los coloca en la mesa. Bernardo toma su café y la señora Kathy saca de su cartera azúcar especial. Luego Bernardo dice:
- Lo peor es que esta gente de la oposición, cuando van de visita, llegan en taxi y después me toca a mí llevarlos a sus casas. Y en el carro, cuando los llevo, lo que van diciendo es para matarlos, yo me pregunto cómo este país se dejó gobernar por Ramos Allup, Ismael García, Antonio Ledezma y ese grupo de gente.
Después me dicen que Cinthya me quiere mucho, que siempre se acuerda de mi, y dice cosas como, dónde estará mi amigo el chavista. Luego dicen que tienen que irse. Y que mi niña ni siquiera puede hablar por celular mientras tenga la gripe, y siempre que nos envíe a hablar con usted vendremos. Fue un placer, señor.
Me levanto y compro un tapaboca y se lo doy a la señora para que se lo lleve a Cinthya y le digo: “Dígale que se lo ponga, que esa es la única manera de estar callada”.
robertomalaver@cantv.net