En respuesta a Eduardo Rothe y su articulo "Cuando duelen los humanos" (http://www.aporrea.org/actualidad/a91777.html).
Cuando hiede a miserable.
Por jalabolas como tú es que se pierden las esperanzas de los pueblos y se encumbran sobre ellas los vividores, los aprovechadores y los asalta caminos que visten de rojo o del color que sea, con tal de asegurar sus negociados. Fíjate que tanta basura arrojaste sobre nuestra familia, y particularmente contra los hombres que te perturbamos el sueño, como parte de tu estratagema para manifestar el nerviosismo que te ataca por la sola posibilidad de que Ernesto se refiera a tus boliburgueses que tanto te preocupan.
Todo el encono que te produce el saber que existe una familia normal, formada en principios y acciones de solidaridad, educada en el valor de la amistad y de la justicia, y en el amor entre hermanos, revela tu podredumbre interna. Pobre de ti… Quién sabe qué te pasó cuando niño, cómo te trataron en tu hogar, si es que lo tuviste…
Cada quien proyecta lo que tiene en las entrañas. Tanto odio, tanta saña, sobre todo contra quien ose pensar con cabeza propia y haga uso de la crítica, o incluso se atreva a levantar la voz en señal de protesta por el abuso cometido contra sus seres queridos, es propio de sociópatas, no de revolucionarios.
En nuestra familia, todos luchadores sociales y políticos con larga trayectoria más que conocida, la diversidad ha sido denominador común. Fuimos formados en el debate, en la controversia, y mis padres, viejos comunistas ortodoxos, no sólo lo permitieron sino que lo estimularon hasta la saciedad. Cada uno de nosotros asume la responsabilidad por lo que hace o por lo que dice.
No es sólo por solidaridad automática entre hermanos que de manera unánime hemos salido y seguiremos saliendo al frente cuando un charlatán como tú, con ínfulas de profesor y de perdonavidas, se atreve a atacar a cualquiera de nosotros de manera artera, e incluso a arrojar contra alguno de nuestros progenitores ese depósito de mierda que tienes por alma. Lo hacemos también porque en nombre de la revolución o de la justicia más de un acomplejado ha provocado daños irreparables en la sociedad. Y no es pura casualidad que coincidas en la conducta de un sector del exilio cubano en Miami, que ha estigmatizado a Juanita Castro por el libro en el cual sale a defender a su señora madre que, gústete o no , es la misma de Fidel y Raúl. Los extremos se tocan.
Lo que si no tiene desperdicio, y por eso vuelvo sobre el tema, es tu defensa apasionada de la costra de nuevos ricos que se ha formado al calor de estos diez años de revolución, y que al parecer apenas ha sido destapada muy parcialmente. Qué bueno y útil sería hacer uso de tu implacable lupa para hurgar sobre los motivos que te llevan a salir en defensa de los boliburgueses. El pueblo ya los conoce como tales, no importa quién haya acuñado el término. Lo que queda claro es que lo que te sobra de veneno para atacar a los “repugnantes” y “guabinosos” hermanos Villegas te falta en testosterona para hurgar en el mundo de la boliburguesía que tanto te preocupa…Misterios de la ciencia, ¿verdad?
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