César Augusto Polar

Para quienes que no lo conozcan, César Augusto es el personaje protagonista de una serie de cuñas publicitarias en televisión, para un producto de la Corporación de Empresas Polar llamado ICE, y que en concreto es una especie de cerveza light cuyo “target”, cuya población-objetivo, es la juventud entre los 15 y los 25 años.

Hasta ahora, esta serie de mensajes publicitarios tiene como personajes al papá de César Augusto, un señor de mediana edad y de la clase media alta, que funge de padre de César Augusto, y que permanentemente le pregunta a gritos a éste las razones de distintos desmanes que encuentra, y de los que César Augusto es responsable. Emplazado por su papá, César Augusto pone los ojos en blanco, lo que significa que va a evocar el desmán por el que su padre pregunta que, sin excepción, es una tremenda rumba, una multitud de muchachos y muchachas muy jóvenes que bailan con desenfreno y, consumen cerveza ICE por tobos, en cuyo contexto ocurre el desmán particular que César Augusto hizo esa vez; para así producir el hilarante final que constituye la ocurrencia con la que César Augusto zanja el emplazamiento que le hizo su padre, inventando la más mendaz de las mentiras, para así salir salvado del trance una vez más.

Gracias a una alquimia comunicacional que Goebels hubiera querido poseer, tras robar y mentir a su padre César Augusto queda convertido en ícono, en símbolo, en modelo.

De acuerdo con la Corporación de Empresas Polar, quien paga para que le produzcan y difundan esa serie de mensajes publicitarios, que los muchachos y las muchachas le quiten dinero a sus padres para gastarlo en tomar cerveza y mentirles a éstos para eludir su responsabilidad, deja de ser malo, y éticamente reprobable, para pasar a ser bueno y éticamente imitable. Si le produce beneficios económicos a la Corporación de Empresas Polar, entonces es bueno ser como César Augusto que conduce su vida de rumba en rumba, teniendo a la rumba como una prioridad que justifica tratar a su padre como a un pelele al que se le puede robar y mentir con tal de rumbear sin límite.

¡Ah malhaya hubiera una Conferencia Episcopal Venezolana que dijera algo! ¡Cómo se espera un pronunciamiento de la sociedad civil!

¡Qué bueno fuera que los medios privados de comunicación social fijaran posición sobre la difusión de este tipo de mensajes en los que la población venezolana es incitada a consumir licor aunque para ello tenga que robar y mentir. En los que el pueblo venezolano, como si no la llevara en la sangre, es incitado a una rumba sin fin.

¿Qué opinará la Fundación Polar de unos mensajes publicitarios como ésos? ¿Será ésa la libertad de expresión?

P.S. Que quede claro que pienso que el actor que personifica a César Augusto me parece excelente. Opino que los guiones, por lo general, son magistrales, la producción general de las cuñas es impecable, y me muero de la risa cuando veo la de la lavadora que bota espuma y César Augusto se pregunta sin no será que tendrá rabia. Todo ello hace al asunto más perverso.


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Santiago Arconada Rodríguez


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