O planificamos o improvisamos. Para decirlo con palabras robinsonianas: O inventamos o erramos. La otra cara de la planificación es la improvisación. La planificación es el acto racional y conciente que nos obliga a pensar antes de actuar. Es el cálculo permanente y sistemático, técnico y político, que hacemos sobre la realidad para que los hechos evolucionen y se transformen en una dirección determinada, a la velocidad y con la profundidad que queremos imprimirle al cambio deseado, aun en presencia de obstáculos naturales o de actores políticos y fuerzas sociales que se oponen. La planificación, es, en definitiva, un profundo y meditado acto de reflexión antes de la acción transformadora. No debemos confundirnos: el plan no es el proceso. La planificación no son escritos, esquemas, gráficos, libros, discursos, arengas o lineamientos estratégicos. Es mucho más que eso. Dependiendo del enfoque a utilizar podemos hablar de planificación: normativa o tradicional, corporativa, cibernética, compleja, administrativa, comunicativa, estratégica o situacional, entre otras. Cada uno, con ventajas y desventajas, con limitaciones y diferentes niveles de complejidad y utilidad; por eso, hay que tener cuidado en seleccionar el más adecuado o saberlos combinar.
El Dr. Carlos Matus Romo, miembro del equipo de gobierno del extinto Presidente chileno Salvador Allende, después de su amarga experiencia el 11/09/1973 y a partir de análisis teóricos y de vivencias prácticas en América Latina, creó el enfoque estratégico situacional de la planificación, que luego dio origen al Método de Planificación Pública, mejor conocido como PES (Planificación Estratégica Situacional). Método que utiliza la Sala Situacional como herramienta para el manejo de crisis y el monitoreo del cambio situacional. Idea muy popularizada y lamentablemente mal utilizada por quienes no conocen a profundidad este método. El Método PES y su Teoría del Juego Social, permitió al Dr. Matus dar origen al Método Altadir de Planificación Popular (MAPP) e ir construyendo y aportando, sobre bases sólidas, categorías de análisis para las llamadas Ciencias y Técnicas de Gobierno.
Por eso nos complace que el Presidente Chávez, citando algunos de los libros de Matus, en diferentes momentos y escenarios, haya venido insistiendo en la necesidad de valorar y aplicar el proceso de planificación situacional y el concepto de triángulo de gobierno.
Nos desconsuela, y lo decimos con toda responsabilidad, que los principales oponentes a su permanente exigencia a planificar con rigor han estado en algunos de sus allegados: asesores, ministros y viceministros, en gobernadores y alcaldes aliados y en quienes han dirigido los partidos que le acompañan. Así de sencilla es la verdad.
¿Por qué? Porque muchos de ellos aún no están preparados para gobernar con eficacia y eficiencia. Porque poseen baja capacidad personal de gobierno. Y no están preparados para planificar procesos conflictivos, complejos, dinámicos y llenos de incertidumbre. En fin, no conocen y no saben cómo aplicar los más potentes enfoques de planificación.
Señor Presidente, feliz como estoy de su llamado a planificar con calidad y monitorear lo planificado; conciente de su formación en esta área tan vital para alcanzar el buen gobierno, le exhorto públicamente a la creación e impulso de numerosas Escuelas de Gobierno y a concretar la Fundación “Escuela Nacional de Gerencia Pública”,creada según decreto N° 1623, en Gaceta Oficial 37.394 del 28-02-02, que permita la actualización, capacitación, formación, entrenamiento o re-aprendizaje de quienes ocupan o potencialmente puedan ocupar elevadas responsabilidades de gobierno local, estadal o nacional. Especialmente en materia de Planificación Pública y el Método PES. ¡Antes de que se haga tarde!
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