I
La publicación de esta nueva entrega de Las líneas de Chávez coincide con un aniversario que no queremos pasar por alto. Justo es recordar que este domingo, hace treinta y cuatro años, el destino nos arrebató la presencia física de Aquiles Nazoa. Aquiles es y será por siempre el poeta del pueblo, no sólo porque lo cantó sino porque, sobre todo, vivió sabiéndose pueblo y tuvo la más firme convicción en sus poderes creadores.
Sin que le temblara la voz, lo dijo en uno de sus últimos poemas: “Yo soy inmortal porque soy el pueblo”. Este caraqueño eterno supo, a fuerza de honestidad y compromiso, no sólo inscribirse en el sentido más genuino del espíritu patrio, sino que logró fundir su ser al ser popular. El alma y el verbo de Aquiles nos acompañan: estamos seguros de estar en el camino de la Patria liberada con la que tanto soñó.
II
Doscientos años de batalla se cumplieron el 19 de abril de 2010: doscientos años de reafirmación de nuestra voluntad y nuestra decisión de ser libres y de conquistar nuestra independencia definitiva.
El lunes fue un día de celebración patria y popular por todo lo alto: fiesta grande y hermosa con el más libertario y fraterno contenido nuestroamericano. A nuestra Caracas, a la cuna de la libertad americana, vinieron a celebrar con nosotros quienes no representan sino que son sus pueblos en ejercicio de Gobierno: Cristina, Raúl, Evo, Rafael, Daniel, Leonel, Roosevelt, Ralph, Baldwin.
A la medianoche del pasado domingo, el cielo de Caracas se iluminaba anunciando el inicio del Ciclo Bicentenario. Comenzamos esta luminosa y memorable jornada acudiendo, junto a otros mandatarios hermanos, a rendirle el más vivo y sentido homenaje al Padre Libertador: a reafirmar, delante de él, que la lucha por la independencia continúa y que esta vez sí concluirá con la victoria definitiva del pueblo.
Lo que en la madrugada fue un firmamento de luces y colores, al amanecer se iba convirtiendo en un pueblo que avanzaba a llenar los graderíos del Paseo Los Próceres. Y así aconteció, el espacio se quedó pequeño para tanta presencia popular. Nunca antes un desfile suscitó tanta emoción y congregó a tantas voluntades: deportistas, indígenas, estudiantes, campesinos, milicias, grupos culturales, componentes de nuestra Fuerza Armada, representaciones militares de países hermanos… Diría que la acumulación histórica de doscientos años, cobró cuerpo en aquel desfile, que quedará sembrado en la memoria como manifestación de la Patria resucitada que emprendió su vuelo libertario, para no volver a ser colonia jamás.
En resumen: ¡Tremendo Desfile!
Digno de la sólida unidad que existe entre el Pueblo y su Fuerza Armada Bolivariana. Vayan mis palabras de felicitación hasta todos los participantes en ese histórico y monumental evento patriótico.
En horas de la tarde la sesión solemne en la Asamblea Nacional tuvo a la mejor de las oradoras de orden: la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. De su sintético, hermoso y memorable discurso quiero recordar estas palabras, que enlazan pasado y presente, 1810 y 2010: “Yo no sé si será esta realidad de hoy exactamente la que soñaron San Martín, Bolívar, Belgrano, Moreno, Monteagudo, Sucre, Juana Azurduy, pero estoy segura de que se le parece bastante más que la que teníamos hace quince años en nuestra región y en nuestro continente. De eso estoy absolutamente convencida”.
Culminó la fiesta Bicentenaria con la celebración de la IX Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Cada una de las intervenciones de los compañeros presidentes y primeros ministros, fue fiel y exacto reflejo del cambio de época que viven nuestra América y el Caribe en el presente: un nuevo lenguaje político se ha abierto paso, sepultando a una añosa y vacua retórica que fue en todo ajena al palpitar de los pueblos.
Hoy por hoy, la Alianza Bolivariana –ALBA–, está en la vanguardia del proceso de unión e independencia de la región: es el instrumento que encarna con mayor voluntad política la continuidad del legado de nuestras libertadoras y libertadores.
Quiero citar unas líneas del Manifiesto Bicentenario de Caracas, que sirvió como declaración final de la IX Cumbre del ALBA, porque en ellas se expresa nuestro compromiso irrenunciable para este siglo:
“Reeditando en cada espacio de la vida social la victoria popular de Ayacucho, llamada por el Libertador ‘Cumbre de la Gloria Americana’, el ALBA tendrá como guía fundamental que cada una de sus acciones contribuya a sellar el final definitivo del dominio colonial, consolidando la independencia y la soberanía. Pero el Ayacucho del siglo XXI será la victoria del socialismo, única garantía de auténtica independencia y soberanía con justicia para el pueblo”.
Ha comenzado un ciclo epicéntrico en lo temporal: para el año 2030, con la conclusión de la Era Bicentenaria, Venezuela debe ser y será, junto a todos los pueblos y estados de nuestra América, para decirlo con Bolívar, “La madre de las Repúblicas y la reina de las Naciones”.
III
El martes 20 concluyó la visita oficial de la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, con un espléndido acto en el Salón Ayacucho del Palacio del pueblo en horas del mediodía: firmamos veinticinco acuerdos de cooperación en materia de energía, construcción y alimentación. Veinticinco acuerdos, para decirlo con Cristina, que demuestran la densidad que ha ido adquiriendo la relación entre nuestras dos patrias. Y demuestran, también, el abismo que media entre una asociación estratégica y una relación clientelar.
En horas de la noche del mismo martes tuvimos una excelente reunión de trabajo con el presidente cubano Raúl Castro, para seguir alimentado y profundizando la unidad de nuestros dos pueblos.
IV
El miércoles 21 ascendimos a más de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar para unirnos, al día siguiente, a la gran fiesta reflexiva de la Pachamama convocada por el hermano Evo Morales. Cochabamba fue el destino en el que delegados y delegadas de 142 naciones, junto a organizaciones sociales y presidentes, se fundirían con el pueblo en la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra.
Nunca hubo propósito tan necesario, trascendente y profundamente elemental, como el de pensar la Pachamama, a la vez que nos pensamos en ella. Necesario, porque de nada valen los ejercicios especulativos si, a la postre, no tenemos dónde vivir; trascendente, porque entre la salud o la enfermedad de la Madre Tierra nos jugamos el destino humano; y profundamente elemental, porque ante este problema existe una asimétrica dependencia: ella vivirá sin nosotros, pero nunca nosotros sin ella.
La profundidad de los debates que se dieron y las conclusiones a las que se llegaron, nos dejan claro una realidad rotunda: en Cochabamba, a cielo abierto, se elevaron las voces de los pueblos que en Copenhague, en salas cerradas, los que se creen dueños del planeta, quisieron silenciar. Y sobre todo se evidenció de nuevo lo que allá se negaron a ver y todavía se niegan: los únicos responsables del criminal deterioro del medio ambiente y de las fuentes de vida son los gobiernos de los países más poderosos, que se resisten a cambiar un destructivo modelo global de producción y consumo, que acabará a corto plazo con todo y con todos, empezando por ellos mismos.
La razón esencial de la crisis contemporánea es el capitalismo, como lo recordó el mismo Evo: “Sólo tenemos dos caminos: la Pachamama o la muerte. Muere el capitalismo o muere la Madre Tierra, vive el capitalismo o vive la Madre Tierra”.
Queda pues de nuestra parte, llevar junto a los pueblos los sabios resultados de este encuentro a la Cumbre de Cancún y a todas las instancias internacionales: no sólo para seguir desenmascarando a los culpables, sino fundamentalmente para exigir los cambios urgentes que aseguren la vida humana en el planeta.
V
Ya para finalizar estas Líneas, quiero hablar desde la lágrima que me cruza el alma como un lanzazo, desde hace días, por Jennifer Carolina Viera y Edwin “el Inca” Valero: vaya, primero que nada, el testimonio de mi total solidaridad para sus familias.
Necesario es subrayar que la canalla mediática había tendido un cerco sobre el Inca desde hace meses. Nunca le perdonaron su identificación con la Revolución Bolivariana: había que destruir, a toda costa, a quien se había convertido en un símbolo. Hoy como buitres se ceban sobre los cadáveres de Jennifer y Edwin.
En su brillante carrera pugilística, dándolo todo por Venezuela, el Inca Valero no conoció la derrota. Pero no pudo convertirse en vencedor de sí mismo: le faltó la esquina que pudimos haber sido nosotros mismos. Necesario es, entonces, que nos revisemos: revisémonos a fondo para no fallar en la lucha por lo verdaderamente humano; para que, parafraseando al Libertador, a la luz de la verdad y el tiempo nada se esconda, para que el mérito brille y la maldad se descubra.
VI
Este domingo concluirá el I Congreso Extraordinario del PSUV. De este Congreso el partido sale fortalecido en lo programático y en lo organizativo para dar la batalla por el socialismo: la elección por la base de nuestros candidatos y candidatas a la Asamblea Nacional es luminoso ejemplo de la nueva historia que estamos escribiendo. Estaremos el 2 de mayo despejando el camino hacia la gran victoria popular en las elecciones legislativas del 26 de septiembre: la gran victoria de la calle parlamentaria, del pueblo legislador.
“No podemos optar entre Vencer o Morir” ¡Venceremos!