Caracas, 09 Dic. ABN.- Para el periodista José Vicente Rangel, el resultado del referendo para la reforma constitucional realizado el pasado 2 de diciembre, el cual arrojó como ganador al bloque del No, constituye una buena lección tanto para el Gobierno como para la oposición, incluso para los que votaron y para los que se abstuvieron.
Así lo señaló este domingo en su programa José Vicente Hoy, que transmite Televen.
Rangel indicó que la diferencia de los votos entre el Sí y el No, “para algunos pírrica, para otros suficiente, confirma de manera contundente lo que es obvio para todos: la división de los venezolanos, similar a la que existe en otros países de la región. Las dos mitades son irreductibles, pero se necesitan”.
En el terreno matemático, Rangel apuntó que hay un derrota del comandante Hugo Chávez Frías como proponente de la reforma y una victoria del adversario.
No obstante, recalcó que en lo político no es así, en tanto que el liderazgo del Jefe de Estado está intacto, "a pesar de que el chavismo no logró superar con la fuerza suficiente el mítico 50% y la oposición, a duras penas, lo rebasó, por lo tanto, está bien que ambos sectores no se sientan derrotados, entonces les queda a ambos administrar bien esa realidad de fuerzas en pugna”.
Para Rangel, si la división es manejada por las partes racionalmente, los grandes logros y fallas del Gobierno podrán potenciarse o corregirse, según sea el caso, al igual que las fallas y errores de la oposición, que hasta hora había desconocido el mandato constitucional que emerge de la voluntad popular.
“Si algo positivo arroja todo esto es que Chávez y el Gobierno, así como la oposición están obligados a reflexionar a partir del reconocimiento de que hubo un mensaje claro de los votantes expresado en ambos bloques, de la misma magnitud”, dijo.
Rangel consideró que se ha dado una situación muy especial y, por tanto, el Gobierno debe evaluar lo que ahora es la oposición, si realmente se trata de un comportamiento democrático de ésta, destinado a transitar la vía electoral y la oposición debe hacer lo mismo respecto al Gobierno, a no pretender, por cualquier vía, desbancar al Ejecutivo Nacional y atentar contra el orden constitucional.
Asimismo, el comunicador opinó que el Gobierno debe disponerse a dejar de lado los prejuicios y admitir que existe medio país que lo enfrenta y, por tanto, facilitar que esa mitad lo haga por la vía democrática.
“Una de las características del proceso bolivariano que propone el socialismo del siglo XXI es que éste se cumple, se desarrolla pacíficamente por medio de la vía electoral”, aseveró.
En este contexto, Rangel refirió que los bolivarianos han logrado 11 victorias en 12 procesos comiciales, “un auténtico récord que obliga al reconocimiento de otras opciones, porque competir electoralmente da la posibilidad de que otros ganen la competencia”.
Igualmente, recalcó que la oposición tiene que jugar a fondo la carta democrática y dar demostraciones de hacerlo con una voluntad inquebrantable para no seguir por los atajos, proceder sin ambigüedad, con absoluta transparencia, lealmente y renunciar a las tentaciones golpistas, a la aventura, al doble discurso, a tener un pie en la conspiración y otro en la vía legal.
Rangel es de la opinión de que si el Gobierno reconoce un interlocutor en la oposición y le transmite confianza y la oposición hace otro tanto y respeta las reglas del juego democrático, se beneficiarán ambos, pero sobre todo todos los venezolanos y venezolanas, “porque los que votaron merecen una respuesta de altura, seria e importante”.
“Un tratamiento acorde con la realidad electoral puede conducir a resultados importantes, en una sociedad tan democrática como la nuestra, que es, incluso, ejemplo para el mundo. Por lo tanto, hay que crear un clima de confianza recíproca y para ello, hay que actuar con lealtad hacia las instituciones y la Constitución”, enfatizó.
Rangel explicó que este desafío es para todos por igual “y tengo la convicción de que es lo que quieren las mayorías nacionales, pero no para que desaparezcan las contradicciones, el debate, la polémica, las diferencias y las divergencias, que están en la esencia misma de la política en democracia, sino para que estas diferencias y contradicciones se regularicen y se asuman con talante democrático y sin ánimo de acabar con el adversario, porque, al fin y al cabo, el adversario es un compatriota también”.