Diario El Espectador de Colombia reconoce fortalecimiento del Presidente Chávez en América Latina

29 de diciembre 2007. - El diario El Espectador de Colombia ha reconocido en su edición de hoy sabado 29 de diciembre, que los esfuerzos del Presidente Chávez para realizar el canje humanitario en Colombia, y que haya logrado convocar a los mandatarios de America Latina y Europa, ser reconocido por los familiares de rehenes y prisioneros, y sobretodo, retomar su protagonismo político como mediador excepcional "de hecho" entre las Farc y el gobierno colombiano, ha fortalecido de manera significante su imágen en el escenario internacional y en especial, en América Latina como líder político indiscutible de primera línea.
 
A continuación la nota editorial...

Chávez regresa

Si se pensó que el presidente venezolano estaba lejos del acuerdo humanitario, aparece de nuevo con cartas sobre la mesa y una fortalecida posición en la región.
Redacción Internacional





sábado, 29 de diciembre de 2007

Todo lucía gris para el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, cuando, a finales de noviembre y en cuestión de dos semanas, se esfumó la posibilidad de anotarse algunos puntos de protagonismo como mediador en el intercambio humanitario y sufrió su primera gran derrota en un referendo nacional que no alcanzó la mayoría de votos para institucionalizar en Venezuela lo que llamó el “socialismo del siglo XXI”.

Sin embargo, la liberación de tres secuestrados este fin de semana le devuelve a Chávez un rol protagónico como pieza fundamental para lograr el acuerdo humanitario entre la guerrilla y el Gobierno colombiano y, de paso, le sirve para restaurar su liderazgo regional.

La imagen de una flotilla compuesta de cinco aeronaves con el logo de la Cruz Roja atravesando las selvas colombianas desde Venezuela, con delegados internacionales de la altura del ex presidente argentino Néstor Kirchner y el delegado francés que representa al gobierno de Nicolás Sarkozy, es un acto significativo del margen de liderazgo que mantiene Chávez en la región. Y así, aquellos que lo veían lejos ya del conflicto colombiano, lo ven de nuevo aparecer en el horizonte, con el malestar de quien echó de su fiesta a un personaje no deseado, pero puesto en la obligación de recibirlo de nuevo, por petición de los otros invitados.

Tras la ruptura de relaciones con el presidente venezolano, a finales de noviembre, Álvaro Uribe buscó por todos los medios asegurar que, en adelante, los acercamientos con las Farc se realizaran exclusivamente con el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, y la Iglesia Católica. Buscando cambiar de banda, pero continuando con la mediación internacional, Uribe acudió al presidente francés, Nicolás Sarkozy, para que actuara como posible mediador entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc.

Pero en la política, y mucho más en el campo internacional, no sólo mandan las cabezas de Estado. Y paradójicamente, siendo esta una materia de orden humanitario, Chávez recibiría dos importantes fuentes de legitimidad en su papel como mediador. La primera, proveniente de los familiares de los secuestrados, quienes saltaron de inmediato a ratificar el mandato de mediación cuando éste le fue cancelado por Uribe. Y luego, el público reconocimiento de las Farc, al anunciar que liberarían a Clara Rojas, ex asistente de Íngrid Betancourt; a su hijo Emmanuel, de tres años, nacido en cautiverio, y de la ex parlamentaria Consuelo González de Perdomo.

Chávez ha vuelto entonces a saltar en la escena, no sólo como interlocutor validado por las víctimas y las Farc, sino como un actor propositivo, capaz de idear una operación de rescate de los secuestrados que maximizara su seguridad. Chávez ha logrado así poner de nuevo el reflector en su arena y, a su vez, fortalecer relaciones con importantes países como Francia, mientras demuestra que es capaz de convocar a la región en torno a un asunto que se ha convertido en pieza fundamental de la agenda internacional del continente.

En el ojo del huracán


Chávez nunca ha sido de palabras ligeras en cuanto a su política exterior se refiere. Únicamente en los últimos meses casó dos duras peleas, la primera con el Rey de España, que lo volvió el líder político más impopular en España según una encuesta reciente, y la segunda con el presidente Uribe, tras la abrupta cancelación de su papel como mediador ante el acuerdo.

Pero sin querer queriendo, el acuerdo humanitario se ha convertido para Chávez en asunto clave dentro del desarrollo de su política internacional, no sólo por el peso simbólico que tiene el hecho de realizar una gestión humanitaria que trasciende sus fronteras, sino por la cantidad de actores internacionales a los que involucra, incluyendo a su mayor enemigo, los Estados Unidos.

Desde el comienzo de su corta gestión como mediador, iniciada el 31 de agosto, Chávez recibió el respaldo del presidente francés, Nicolás Sarkozy, e incluso se reunió con él en París el 20 de septiembre para hablar del avance del proceso, pocos días antes de que se diera por terminada su labor. Entre tanto, Piedad Córdoba se reunía en Estados Unidos con senadores demócratas y estuvo muy cerca de lograr una reunión entre congresistas de ese país y el presidente venezolano, hecho inédito que lo habría acercado “diplomáticamente” al país de “Mr. Bush”, como suele llamarlo.

En cuanto a América Latina, Chávez demostró ser capaz de involucrar a importantes jugadores en el Cono Sur. El 3 de septiembre, el presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le manifestó al mandatario venezolano la voluntad de habilitar una zona en territorio brasileño en la cual agilizar las negociaciones conducentes al intercambio. Asimismo, Chávez logró involucrar dentro de la agenda de países como Ecuador y Argentina la urgencia del acompañamiento internacional para el logro del acuerdo. Esto, sumado a su ya férrea alianza con Bolivia y Cuba, le otorga un peso considerable en la región.

Así, oscilando entre su ser combativo y ofensivo, y una posición más moderada y racional, como la expuesta el miércoles pasado cuando les explicó a los medios de comunicación su plan de rescate, Hugo Chávez demostró que los vínculos establecidos durante las semanas de su gestión siguen existiendo, y que éstos le dan un margen de maniobra para continuar con su facilitación. Pero, ¿cuál será su papel en lo que queda del proceso? ¿Cómo afectará éste las relaciones binacionales? ¿Qué implicaciones tendrá que estos países entren como acompañantes y a petición de Chávez? ¿Cuál será la sigiente jugada del presidente Uribe?



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