Madrid, 01 de febrero de 2008 / El PSOE no se mordió ayer la lengua para responder a la Conferencia Episcopal. Tampoco otros partidos, como CiU, y significados colectivos cristianos de base y el teólogo Juan José Tamayo, que aprovecharon un acto para cargar duramente contra la jerarquía eclesial, criticando a su vez el "retroceso" del PSOE en laicidad.

En un comunicado, la ejecutiva socialista, con el visto bueno de José Luis Rodríguez Zapatero, acusó a la cúpula eclesial de aliarse con el PP contra las leyes de derechos civiles del Congreso y tachó de "inmoral" que "los obispos, como el PP, utilicen el tema del terrorismo para hacer campaña electoral".

Para la dirección del PSOE, la condena episcopal al diálogo con ETA es "hipócrita y malintencionada". Así reza la nota: "Si no hay que votar a los partidos que han dialogado con ETA, no hay que votar a nadie, porque ningún partido cumple ese requisito". El texto recuerda que Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar dialogaron con la banda. Y recalca que Aznar usó en 1998 "un obispo como intermediario", en alusión a Juan María Uriarte, destinado entonces en Zamora.

Zapatero: "Los obispos no tienen derecho a usar el terrorismo en campaña":

Por su parte, el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó este viernes en un acto en Ourense, que “los obispos tienen derecho a pedir el voto para el PP, pero esta vez han ido más allá, han caído en la tentación de usar el terrorismo en campaña electoral”, para advertir de que “a eso no tienen derecho y si no se lo hemos aceptado a Rajoy, tampoco se lo vamos a aceptar a los obispos”.

También quiso referirse a los debates electorales para reiterar que “en esta campaña va a haber debates ante todos los ciudadanos”. En ese sentido, consideró “llamativo” que en la democracia de nuestro país “hasta ahora sólo hay debates de los candidatos principales a la presidencia del Gobierno cuando hay un presidente socialista”. Tras recordar que “lo hizo Felipe González y por supuesto que yo lo he ofrecido y estoy dispuesto, porque siempre damos la cara y podemos mirar a los ojos a nuestro adversario para explicar lo que hemos hecho”, se mostró convencido de que “no dialoga y descalifica quien es débil”.

“Sigo manteniendo como principio el diálogo, el talante y estar al margen y rechazar el insulto y la descalificación que algunos han practicado en exceso en estos cuatro años”, subrayó Zapatero.

Los obispos no son la mayoría de católicos españoles:

Siguiendo su estrategia habitual, el PSOE distingue en su comunicado a "los obispos" de la "inmensa mayoría" de católicos, muchos votantes de izquierda. De los primeros señala que "se han pasado toda la legislatura" manifestándose con el PP contra los avances sociales, mientras que presenta a los segundos como defensores de la sociedad laica, en que "cada persona tenga derecho a vivir según sus propias ideas y creencias". "Los obispos que han firmado el comunicado no creen en esa sociedad. Por eso están tan lejos de la sociedad española de hoy", concluye la nota.

Sin admitirlo en público, los socialistas creen que los ataques de la cúpula eclesiástica les benefician, porque movilizan al electorado de izquierdas. Por ello, Zapatero frenó a los sectores más anticlericales del PSOE, que pedían mano dura contra la Iglesia en el programa electoral.

Hubo más críticas. El democristiano Josep Antoni Duran Lleida recordó a los obispos que "muchas veces" la Iglesia ha hecho "un papel mediador entre Estados democráticos y organizaciones terroristas".

Concordato y rebeldía:

El ecosocialista Joan Herrera, que criticó que el PSOE haya "blindado los privilegios" de la jerarquía que ahora le ataca, subiendo del 0,52% al 0,7% la casilla de financiación eclesial del IRPF, pidió a su vez que España derogue el concordato con el Vaticano.

Le respaldaron el teólogo Juan José Tamayo y el miembro de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) Xavier Pedrós. Tamayo exigió acabar "la transición a un Estado laico". Pedrós llamó a la "rebeldía" de los cristianos de base y acusó a los obispos, también catalanes, de estar "fuera de la comunión del Evangelio" al causar una "brecha" entre católicos por unirse a la derecha.