La Habana, 20 may (PL) Autoridades cubanas revelaron la víspera pruebas del financiamiento de terroristas a contrarrevolucionarios con el apoyo de funcionarios de la Oficina de Intereses de Washington en La Habana (SINA).
En el inicio de una serie de programas Mesa Redonda sobre el tema, el coronel Adalberto Rabeiro, jefe de la dirección de investigaciones criminales y operaciones del Ministerio del Interior, denunció que el terrorista Santiago Álvarez financia a grupos en la isla.
A través de acciones técnico-operativas logramos establecer la relación entre Álvarez e integrantes de grupúsculos como Marta Beatriz Roque mediante correos electrónicos, algunos de ellos divulgados en ese foro radiotelevisado, expuso.
Seguiremos las investigaciones con el apoyo del pueblo, añadió Rabeiro luego de expresar que tal relación ha sido secundada por diplomáticos norteamericanos en la nación caribeña.
Uno de los correos prueba la participación personal del jefe de la SINA, Michael Parmly, en el denunciado envío de correspondencia y dinero dirigidos a los contrarrevolucionarios.
El director del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, Manuel Hevia, mostró mensajes de correo electrónico, imágenes de vídeo y grabaciones de conversaciones que respaldaron la denuncia.
Para los periodistas participantes en el panel, tales denuncias confirman la condición de mercenarios de los contrarrevolucionarios internos que reciben dinero de la Casa Blanca y también de personas y grupos violentos que actúan contra Cuba desde el país norteño.
Lo expuesto demuestra cómo el gobierno de Estados Unidos hace causa común con elementos terroristas de origen cubano en su afán por subvertir el orden interno en Cuba, dijeron.
Los diplomáticos estadounidenses sirvieron de mensajeros en el trasiego de dinero enviado por Álvarez, bajo la fachada de la Fundación Rescate Jurídico, a Roque y otros mercenarios a sueldo de Washington, denunció Hevia.
En el programa se mostraron imágenes en las que Roque asiste a un cibercafé situado en un hotel capitalino para escribir y leer mensajes electrónicos, hecho documentado por las pruebas dactilares practicadas en objetos presentes en el lugar.
