Más de 100 países acordaron prohibir bombas racimo, EEUU e Israel están en contra

Mohamed Samer Elhaz Mouss, fotografiado en octubre de 2006, fue víctima de las bombas racimo cuando activó uno de estos artefactos, lanzado por fuerzas israelíes en su incursión al Lìbano en 2006.

Mohamed Samer Elhaz Mouss, fotografiado en octubre de 2006, fue víctima de las bombas racimo cuando activó uno de estos artefactos, lanzado por fuerzas israelíes en su incursión al Lìbano en 2006.

Dublin 28 de mayo 2008.- Ciento once países que participaron en una conferencia en Dublín acordaron este miércoles, en un histórico documento, la prohibición de las bombas de racimo y la munición fragmentaria explosiva. El Primer Ministro británico, Gordon Brown, cuya intervención precedió el acuerdo final acordado este miércoles, afirmó que la prohibición es "un gran paso para hacer el mundo un lugar más seguro."

Sin embargo, Estados Unidos, China, Rusia, India, Pakistán e Israel no participaron en esta conferencia y se siguen oponiendo a la prohibición, afirmando que las bombas racimo son legítimas porque están cubiertas por la legislación internacional. Todos estos paìses son importantes fabricantes de estas armas, y las mantienen en sus inventarios militares.

Qué son

Las bombas racimo son bombas de caída libre compuestas por una canasta repleta con decenas de múltiples bombas pequeñas. Cuando la bomba es arrojada desde un avión, se abre a determinada altura y suelta las bombas pequeñas, esparciéndose por una gran extensión de terreno.

Los dispositivos están diseñados para explotar al impactar el suelo, pero en la práctica quedan muchas municiones esparcidas entre la vegetación sin explotar. Civiles, particularmente niños, frecuentemente se sienten atraídos por estas municiones (que parecen latas de refresco) y mueren o son mutilados cuando intentan manipularlas, en muchos casos años después de que éstas fueron lanzadas.

La convención acordada

El texto prohibe las armas de fragmentación, que son culpables de la muerte y mutilación de millares de civiles. "Fue adoptado por todos los delegados" a la Conferencia, anunciaron agencias internacionales. La Convención sobre las bombas con submuniciones prevé que cada Estado firmante "se comprometa a nunca emplear estas armas, bajo ninguna circunstancia".

Los países se comprometieron también a jamás "diseñar, producir, adquirir de cualquier otra manera, almacenar, conservar o transferir a quienquiera que sea, directa o indirectamente, armas con submuniciones". El tratado exige la destrucción de las existencias de estos artefactos en los próximos ocho años.

La prohibición "se aplica a las pequeñas bombas explosivas concebidas especialmente para ser dispersadas o liberadas desde un lanzador conectado a una aeronave". No se aplica a las minas, según el citado texto.

Venezuela a favor

El pasado 20 de mayo, el viceministro de Relaciones Exteriores para América del Norte y Asuntos Multilaterales de la República Bolivariana de Venezuela, Jorge Valero, anunció que Venezuela forma parte del coro de países que piden la eliminación de dichas bombas. "Venezuela solicita la pronta y definitiva prohibición de las municiones de racimo, como aboga por la proscripción total y absoluta de las armas de destrucción masiva", manifestó durante su intervención en la Conferencia Diplomática de Dublín sobre Municiones de Racimo.

"La República Bolivariana de Venezuela, que ha apoyado el proceso de Oslo desde sus orígenes, reafirma su compromiso en favor del desarme y del respeto irrestricto del derecho internacional, incluyendo el derecho internacional humanitario, y aboga por el fortalecimiento de la paz y la seguridad internacionales", precisó el diplomático.

Valero acotó que las negociaciones que condujeron a la adopción de la Convención de Ottawa sobre no permitir el uso de minas antipersonales, de 1997, arrojan una buena experiencia y deben servir de referencia para que se adopte un instrumento jurídico que prohíba la fabricación, uso, transferencia y almacenamiento de las municiones de racimo.

Señaló que en los recientes conflictos armados de Kosovo, Afganistán, Irak y Líbano se ha revelado el carácter inhumano de esas armas que quedan esparcidas sin control en áreas urbanas y rurales.

Gran Bretaña anunció su eliminación

El acuerdo fue alcanzado luego de que el primer ministro británico, Gordon Brown, anunció que su país eliminará su arsenal de bombas de racimo. "Hemos decido poner fuera de servicio todas nuestras bombas de racimo. Creo que es un gran paso para hacer del mundo un lugar más seguro", afirmó Brown, que alentó a los demás países a hacer lo mismo.

Según un informe de Handicap Internacional, el 98% de las víctimas causadas por las bombas racimo -que han sido utilizadas también en Irak- son civiles. La Coalición Contra las Submuniciones (Cluster Munition Coalition, CMC), que lidera las asociaciones que militan contra la bomba racimo, había señalado que si se alcanzaba un acuerdo en Dublín, sería "el tratado más importante sobre las armas y (sus consecuencias) humanitarias que se firma en 10 años".

Estados Unidos y Rusia tienen grandes cantidades de estas armas, que disparan cientos de pequeñas bombas, con aspecto de latas de refrescos, y que pueden quedar activas sin estallar durante años. El borrador del texto negociado en Dublín fue redactado en reuniones en Lima, Viena y Wellington. El documento final será sometido a la firma de todos los Estados el 2 y 3 de diciembre próximos en Oslo.

Los llamados para prohibir las bombas de fragmentación se intensificaron desde el conflicto en Líbano en 2006, que dejó aproximadamente un millón de estas bombas dispersadas en el país. La conferencia de Dublín se inscribe en el proceso iniciado en febrero de 2007 en Oslo, donde 46 países ya aprobaron una declaración común pidiendo la prohibición de "utilizar, producir, transferir y almacenar" las bombas racimo, antes de 2008.


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Una bomba racimo típica, cuando es arrojada desde un avión
y llega a cierta altura, suelta decenas de minibombas que se
esparcen en grandes extensiones de terreno.
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Una bomba racimo típica, cuando es arrojada desde un avión
y llega a cierta altura, suelta decenas de minibombas que se
esparcen en grandes extensiones de terreno.
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A la vista de un niño, una munición de una bomba
racimo que no haya explotado puede parecer un juguete.
Pueden estar activas muchos años después de finalizado el conflicto.


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