Dublin 28 de mayo 2008.- Ciento once países que participaron en una conferencia en
Dublín acordaron este miércoles, en un histórico documento, la
prohibición de las bombas de racimo y la munición fragmentaria
explosiva. El Primer Ministro británico, Gordon Brown, cuya
intervención precedió el acuerdo final acordado este miércoles, afirmó
que la prohibición es "un gran paso para hacer el mundo un lugar más
seguro."
Sin embargo, Estados Unidos, China, Rusia, India, Pakistán e
Israel no participaron en esta conferencia y se siguen oponiendo a
la prohibición, afirmando que las bombas racimo son legítimas porque
están cubiertas por la legislación internacional. Todos estos paìses
son importantes fabricantes de estas armas, y las mantienen en sus
inventarios militares.
Qué son
Las bombas racimo son bombas de caída libre compuestas por una
canasta repleta con decenas de múltiples bombas pequeñas. Cuando la
bomba es arrojada desde un avión, se abre a determinada altura y
suelta las bombas pequeñas, esparciéndose por una gran extensión de
terreno.
Los dispositivos están diseñados para explotar al impactar el
suelo, pero en la práctica quedan muchas municiones esparcidas entre la
vegetación sin explotar. Civiles, particularmente niños, frecuentemente
se sienten atraídos por estas municiones (que parecen latas de
refresco) y mueren o son mutilados cuando intentan manipularlas, en
muchos casos años después de que éstas fueron lanzadas.
La convención acordada
El texto prohibe las armas de fragmentación, que son culpables de
la muerte y mutilación de millares de civiles. "Fue adoptado por todos
los delegados" a la Conferencia, anunciaron agencias
internacionales. La Convención sobre las bombas con submuniciones
prevé que cada Estado firmante "se comprometa a nunca emplear estas
armas, bajo ninguna circunstancia".
Los países se comprometieron también a jamás "diseñar, producir,
adquirir de cualquier otra manera, almacenar, conservar o transferir a
quienquiera que sea, directa o indirectamente, armas con
submuniciones". El tratado exige la destrucción de las existencias de
estos artefactos en los próximos ocho años.
La prohibición "se aplica a las pequeñas bombas explosivas
concebidas especialmente para ser dispersadas o liberadas desde un
lanzador conectado a una aeronave". No se aplica a las minas, según el
citado texto.
Venezuela a favor
El pasado 20 de mayo, el viceministro de Relaciones Exteriores para
América del Norte y Asuntos Multilaterales de la República Bolivariana
de Venezuela, Jorge Valero, anunció que Venezuela forma parte del coro de países que piden la eliminación de dichas bombas. "Venezuela
solicita la pronta y definitiva prohibición de las municiones de
racimo, como aboga por la proscripción total y absoluta de las armas de
destrucción masiva", manifestó durante su intervención en la
Conferencia Diplomática de Dublín sobre Municiones de Racimo.
"La República Bolivariana de Venezuela, que ha apoyado el proceso
de Oslo desde sus orígenes, reafirma su compromiso en favor del desarme
y del respeto irrestricto del derecho internacional, incluyendo el
derecho internacional humanitario, y aboga por el fortalecimiento de la
paz y la seguridad internacionales", precisó el diplomático.
Valero acotó que las negociaciones que condujeron a la adopción de
la Convención de Ottawa sobre no permitir el uso de minas
antipersonales, de 1997, arrojan una buena experiencia y deben servir
de referencia para que se adopte un instrumento jurídico que prohíba la
fabricación, uso, transferencia y almacenamiento de las municiones de
racimo.
Señaló que en los recientes conflictos armados de Kosovo,
Afganistán, Irak y Líbano se ha revelado el carácter inhumano de esas
armas que quedan esparcidas sin control en áreas urbanas y rurales.
Gran Bretaña anunció su eliminación
El acuerdo fue alcanzado luego de que el primer ministro británico,
Gordon Brown, anunció que su país eliminará su arsenal de bombas de
racimo. "Hemos decido poner fuera de servicio todas nuestras bombas de
racimo. Creo que es un gran paso para hacer del mundo un lugar más
seguro", afirmó Brown, que alentó a los demás países a hacer lo mismo.
Según un informe de Handicap Internacional,
el 98% de las víctimas causadas por las bombas racimo -que han sido
utilizadas también en Irak- son civiles. La Coalición Contra las
Submuniciones (Cluster Munition Coalition, CMC), que lidera las
asociaciones que militan contra la bomba racimo, había señalado que si
se alcanzaba un acuerdo en Dublín, sería "el tratado más importante
sobre las armas y (sus consecuencias) humanitarias que se firma en 10
años".
Estados Unidos y Rusia tienen grandes cantidades de estas armas,
que disparan cientos de pequeñas bombas, con aspecto de latas de
refrescos, y que pueden quedar activas sin estallar durante años. El
borrador del texto negociado en Dublín fue redactado en reuniones en
Lima, Viena y Wellington. El documento final será sometido a la firma
de todos los Estados el 2 y 3 de diciembre próximos en Oslo.
Los llamados para prohibir las bombas de fragmentación se
intensificaron desde el conflicto en Líbano en 2006, que dejó
aproximadamente un millón de estas bombas dispersadas en el país. La
conferencia de Dublín se inscribe en el proceso iniciado en febrero de
2007 en Oslo, donde 46 países ya aprobaron una declaración común
pidiendo la prohibición de "utilizar, producir, transferir y almacenar"
las bombas racimo, antes de 2008.