Caracas, 12 de febrero de 2009.- La risa de
niños y niñas, quienes disfrutaron de la presentación de malabaristas
y titiriteros, se escuchó por toda la parroquia Macarao,
mientras que los adultos bailaron al ritmo de la parranda que llenó
de alegres melodías las calles
El paso entre
la estación del metro Las Adjuntas y la calle El Río de la parroquia
Macarao estuvo más concurrido que de costumbre la tarde de este miércoles
11 de febrero, pues el Frente Cultural Revolucionario
llevó hasta esos dos puntos ferias culturales impregnadas de música,
baile, teatro, malabares y títeres.
Las estatuas
vivientes causaron asombro entre los presentes, quienes intentaban infructuosamente
sacar de concentración a los artistas. Luego de esta sorpresa inicial,
recibida a la salida misma de la estación del metro, los transeúntes
visualizaban la primera de las tarimas instaladas en la zona, donde
hubo títeres y malabares que emocionaron a los más pequeños hasta
hacerlos gritar y reír a carcajadas.
Flanqueando
la tarima podían observarse puestos donde se obsequió a la población
con libros, así como espacios donde se encontraban afiches alusivos
al Sí y todo tipo de material informativo referente a la enmienda constitucional.
Repentinamente una parranda apareció en plena calle, contagiando a
los adultos de la algarabía infantil, y logrando que todos los presentes
bailaran y cantaran el alegre ritmo.
Mientras tanto,
quienes se encontraban en la calle El Río disfrutaban de la cadencia
de los diversos sones presentados en esta segunda tarima, que variaron
desde el hip hop hasta la música llanera. La vía fue voluntariamente
cerrada por sus habitantes, quienes se entregaron plenamente a la fiesta
en apoyo al Sí y manifestaron abiertamente su respaldo a estas actividades,
a las políticas desarrolladas por el Gobierno Nacional y a la necesidad
de establecer mecanismos que permitan al pueblo la opción de la continuidad
de estas acciones.
La parranda llegó hasta la tarima El Río, lo que llevó hasta el furor a pequeños y grandes, quienes bailaron unos con otros en una muestra de sincera alegría. En medio de esta celebración, la constante fue la irrefrenable felicidad de niñas y niños. Para Miguel, este era precisamente el resultado más importante de este tipo de actividades. “Estoy viendo los títeres y a mi alrededor los niños gritan emocionados, ríen, se integran a lo que ocurre. Que tengan la posibilidad de vivir este tipo de experiencias y, más aún, que puedan hacerlo en su propia comunidad, es para mí lo más importante, porque estamos ayudando a formar su futuro”.