9 de marzo de 2009.- El pasado sábado 07 de marzo se llevó cabo en el Club de los Trabajadores de ALCASA el encuentro de trabajadores convocado por la Tendencia Clasista Revolucionaria (TCR) de Sidor para hacer la presentación y lanzamiento de la corriente en la región. Más de 50 compañeros y compañeras estuvieron presentes, tanto de Sidor como de otras fábricas de la zona, como Ferrominera y Proforca.
El evento comenzó con la exposición de los compañeros de la corriente sobre la gran significación política de esta reunión, pues se realiza en momentos en que el mundo está siendo recorrido por una importante crisis económica mundial que los capitalistas están enfrentando con planes de rescate y salvataje para ellos, mientras descargan sobre la mayoría de los trabajadores y el pueblo todo el peso de la crisis generada por ellos mismos. Y también porque ya en el país empieza a golpear la crisis, y tanto los empresarios como el gobierno, siguiendo la misma política de siempre de hacerle pagar a los trabajadores los planos rotos, frente a la cual es necesario comenzarse a organizar para que sean los capitalistas quienes paguen la crisis.
Plantearon que así cómo ya se empiezan a ver diariamente en la prensa las constantes noticias sobre despidos en la mayoría de los países en el mundo, y que la OIT ha pronosticado que de continuarse la crisis se calcula que se pierdan, sólo en 2009, 30 millones de empleo como mínimo, pudiendo llegar a 50 millones de nuevos trabajadores y trabajadoras sin trabajo en el mundo. Pero también destacaron que los trabajadores ya empiezan a responder en distintos países frente a esta nueva ofensiva de los capitalistas, que evidencia que como siempre, cuando hay épocas de vacas gordas se llenan los bolsillos con las superganancias, pero cuando viene la crisis son rápidos para los despidos, teniendo a los trabajadores como su única variable de ajuste.
Los trabajadores soportando la crisis
En este sentido se enfatizó que esta crisis económica mundial ya está teniendo sus repercusiones en el país, y su impacto será cada vez mayor. Por más que el gobierno haya querido minimizar su impacto en medio de la campaña electoral para la Enmienda Constitucional, ya ha comenzado a decir que "va ser duro" el impacto, anticipando las medidas que seguramente va a tomar. Los compañeros expusieron que el impacto claro lo evidencian, en primer lugar, la fuerte caída de los precios del petróleo, cuyo barril llegó a estar en 140 dólares y ahora ha bajado casi a 30 dólares; en segundo lugar, por primera vez en años la producción ha caído fuertemente en el marco de una creciente inflación; y en tercer lugar, que los despidos ya están llegando. Pero los trabajadores comienzan a resistir, como se observa en la oleada de conflictos que se vienen desarrollando contra los bajos salarios, por el convenio colectivo y contra los despidos, donde la lucha más emblemática al momento es la de los obreros de la Mitsubishi, quienes se opusieron y se oponen al despido de más de 135 trabajadores tercerizados, pero que han tenido como respuesta una violenta represión a manos de la policía del estado Anzoátegui, dejando el saldo de dos obreros muertos.
En medio de la discusión y las intervenciones de algunos compañeros se constató cómo los vientos de crisis ya soplan en Guayana. Así como las grandes empresas del acero, del aluminio y del hierro a nivel mundial ven caer su producción y despiden trabajadores, en nuestra región la producción ha comenzado a caer, y ya se habla de reducción de turnos, reducción de nómina, mientras se aplican vacaciones colectivas y a los compañeros tercerizados los dejaron con la promesa de incorporarlos a las empresas, como en Sidor, Alcasa, y otros lugares. En Guayana se siente el impacto antes que en otras regiones del país, y esto ya lo estamos viviendo. Los trabajadores fustigaron la política de los dirigentes sindicales que le dan la espalda a los trabajadores y se dedican a la defensa, no de los sectores explotados, sino de los intereses patronales o de los burócratas del Estado como se observa en las empresas de las industrias básicas del país.
Repudio e indignación frente a las declaraciones de Chávez
Por toda esta situación fue indignante para los trabajadores convocados al encuentro las declaraciones del presidente Chávez contra las luchas que vienen llevando adelante los trabajadores de la región, tildándolas de "saboteo en marcha por parte de algunos sindicalistas". "Si amenazan con parar que paren, ya yo veré que hago… el que pare una empresa del Estado está metiéndose con el jefe del Estado", dijo el presidente, al tiempo que giraba órdenes a los órganos de inteligencia del Estado, como la Disip y la DIM, para que llevaran a cabo labores de inteligencia contra los dirigentes de los trabajadores, "necesarias para defender las empresas". Chávez afirmó también, en alusión a la lucha de los trabajadores del Metro de Caracas por el cumplimiento de su convenio, que se trataba de un convenio "insostenible" amenazando también con militarizar el Metro si los trabajadores paraban, así como las demás empresas del Estado.
Para el compañero Cruz Hernández, delegado de Sidor, dirigente de la TCR e integrante de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) "estas declaraciones de Chávez son una clara provocación frente a las demandas por las que venimos luchando los obreros, una verdadera declaración de guerra a la clase obrera que cuenta con el derecho a la huelga para hacer sentir nuestras demandas y contra los atropellos. Esto no es más que una demostración de que Chávez quiere que sobre nuestros hombros se descargue la crisis mientras los altos funcionarios y burócratas del Estado viven de las prebendas y altos beneficios, así como los grandes capitalistas del país".
Es un verdadero descaro, plantearon los compañeros, que mientras en 10 años de supuesta "revolución" se han mantenido casi intactas las propiedades y negocios de los grandes capitalistas, banqueros y terratenientes, que se siguen llevando la mejor parte de la torta para que ahora venga a hablar que los trabajadores no podemos pelear por nuestros derechos fundamentales. Por su parte el compañero Albert Sánchez, también de la TCR y dirigente de la LTS, fue enfático al afirmar que "si Chávez dice que luchar por los derechos de los trabajadores y trabajadoras es meterse con él, entonces será así, pues no vamos a permitir que nuestros derechos y nuestras demandas sean pisoteadas, es más, declaramos desde ya que toda empresa que amenace con despidos o que cierre lucharemos para que sea ocupada por sus trabajadores y puesta a producir bajo control obrero, sin importar que estas sean privadas o del Estado".
Algunos de los compañeros presentes comentaron lo peligroso y ofensivo que significan la amenaza de militarizar las empresas del Estado cuyos trabajadores se vayan a paro, y las instrucciones dadas a los asesinos órganos de inteligencia del Estado para actuar contra los trabajadores, ya que esto es casi una "autorización" para que estos organismos desarrollen la persecución a los trabajadores que luchan y sus dirigentes.
Llamado a los trabajadores
La reunión finalizó con un llamado a la organización para enfrentar la crisis y estas políticas de los empresarios y el propio gobierno nacional: "es necesario que nos organicemos, tanto los empresarios como los burócratas y funcionarios que están al frente de las empresas del Estado preparan sus planes, por eso, es necesario también que los trabajadores preparemos también nuestro propio plan frente a la crisis". El compañero Brito, delegado de Sidor y miembro de la TCR planeó como cierre que "no seremos nosotros los que paguemos los platos rotos, por eso, antes de que la crisis explote con fuerza, llamamos a organizarnos en asamblea para luchar contra los despidos, suspensiones y cualquier medida preventiva de crisis que afecte a los trabajadores.
Es necesario avanzar en la organización por la base, desde el propio lugar de trabajo, organizando e impulsando los comités de control y gestión obrera, fundamentados en la democracia obrera para decir cada paso, desde las empresas se dice que tienen crisis, entonces nosotros debemos exigir, ¡abajo los secretos contables!, que muestren sus libros de contabilidad, balances y sus negocios. Los trabajadores no tenemos por qué pagar la crisis. Por eso es necesario avanzar el control obrero y la gestión obrera directa de las empresas que se declaren en quiebra o cierren y hacer que los capitalistas paguen su crisis. ¡Ni un despido, por salario digno y empleo para todos!".