Se suicida soldado Puertorriqueño

Credito: Archivo

SAN JUAN, Puerto Rico, 26 de Abril de 2009 (NCM) – Tras ser sometido a extraños interrogatorios por parte de funcionarios del Ejército de Estados Unidos, un soldado de Puerto Rico terminó suicidándose y quedaron en total desamparo su madre y sus dos hijos –según alegaciones de testigos- sin que el asunto fuese aclarado por las autoridades.

Más aún, las circunstancias en torno a la muerte del reservista Antonio Cordero Ramos han vuelto a plantear interrogantes sobre lo que está ocurriendo en torno al reclutamiento y las órdenes para marchar a los frentes de batalla para los soldados puertorriqueños que toman parte en la Guerra Global (GWOT en nomenclatura del Pentágono) y que ya ha cobrado al menos 99 bajas fatales.

Esta nación caribeña y colonia de EEUU desde 1898 ha contribuido miles de soldados a la Guerra Global, que han combatido en Irak, Afganistán y hasta el Cuerno de África. También unidades puertorriqueñas han prestado servicio en Egipto, así como en las controversiales prisiones de Abu Ghraib y Guantánamo.

De los 99 contados como caídos hasta ahora en la lista provisional de NCM Noticias –levantada mediante informes oficiales y bases de datos de prensa y organizaciones como Madres Contra la Guerra- se desprende que 58 tenían entre 20 y 29 años de edad, 27 estaban en los treinta, y siete entre 40 y 49. También hay tres casos de soldados caídos que no habían cumplido los veinte años y otros tres que tenían 50 o más.

Se desconoce la cifra de heridos o las bajas médicas –físicas o mentales- de igual manera que de los que han cometido suicidio hay información muy escasa. Eso sigue la tendencia general en las fuerzas armadas estadounidenses, que hasta ahora reconocen que casi 68,000 de sus soldados han sido heridos, lesionados o retirados por enfermedades en el frente de Irak solamente.

Fuentes documentales independientes calculan que los heridos y enfermos son muchos más y en lo tocante a suicidios se ha indicado que la incidencia es mayor que en otras guerras.

Cordero Ramos se suicidó el 11 de enero pasado en el pueblo de Añasco, en la costa oeste, pero no fue hasta que otro soldado boricua murió en circunstancias similares durante este mes de abril que se comenzaron a conocer detalles de su caso. De hecho, de los siete puertorriqueños que vestían uniforme militar muertos este año, dos se han suicidado, uno fue activado a pesar de ser superviviente de cáncer y falleció de un ataque al corazón durante el entrenamiento, mientras que un cuarto cayó en Afganistán en circunstancias sin aclarar y su muerte todavía es objeto de investigación.

El caso de Cordero Ramos, sin embargo, es hasta ahora el más extraño, como arrancado de un relato de amor y espanto ocurrido en uno de los litorales paradisíacos del Caribe de los que gustan al turismo de aventura.

Ese extremo de Puerto Rico es también tierra fértil para los reclutadores militares y los pueblos desde el Río Guajataca por el noroeste y hasta Sabana Grande en el suroeste han pagado ya con 16 soldados muertos en la guerra. La actividad bélica en la zona ha incluido también una controversial base militar privada que reclutaba mercenarios para mandarlos a Irak y reparaba helicópteros para enviarlos al Asia Central.

La temprana juventud de Cordero Ramos fue un torbellino y llegó incluso a aventurarse a producir en una computadora copias de papel moneda como una supuesta broma, lo que le costó una convicción como falsificador en el Tribunal de Distrito Federal. Luego de esa amarga experiencia, viviendo con su mamá incapacitada y con un hijo y una hija, decidió rehacer su vida e ingresó a la reserva del Ejército de EEUU, con la esperanza de ir a la guerra y así sostener a los suyos.

Tras pasar el entrenamiento en Kentucky, EEUU, durante el cual dedicaba su tiempo libre a lavarle la ropa a sus compañeros para conseguir algo de dinero y enviarlo a su mamá, Cordero Ramos regresó a Añasco a esperar la orden de marchar al frente, pero fue entonces que comenzó su verdadera pesadilla.

El joven mostraba síntomas de depresión y cada cierto tiempo el oficial reclutador iba a buscarlo y le indicaba que se llevara todo su equipo porque “ahora sí te vas”. Sin embargo, una y otra vez –según relato de testigos- lo que ocurría era que era conducido a un hotel de Isla Verde, en la ciudad portuaria de Mayagüez, donde era sometido a interrogatorios para devolverlo a su casa sin mayores explicaciones.

Mientras tanto, Cordero Ramos continuaba aparentando estar en depresión hasta que el día de los hechos lo encontraron ahorcado de un árbol de flamboyán junto a un barranco. Los policías que investigaron el caso sencillamente lo anotaron como “suicidio” y apenas indicaron que tenía puestos pantalones de camuflaje militar.

Una revisión de documentos de expedientes militares hecha por NCM Noticias ayudó a reconstruir el historial militar del joven, pero en los mismos no hay explicación alguna para los interrogatorios recurrentes. Tampoco dicen que se le proveyera tratamiento para los síntomas de depresión.

Cordero Ramos, que cumpliría 31 años este mes, fue enterrado con honores militares, pero no hay anotación de que se haya asignado socorro económico para su madre y sus hijos. Tampoco se ha localizado anuncio del Pentágono con su nombre como soldado fallecido.




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