Amplio repudio a EEUU en las tres aldeas de Afganistán bombardeadas donde murieron 147 civiles

El secretario de Defensa estadunidense, Robert Gates (a la derecha), sobrevuela Kandahar en un helicóptero Blackhawk, en camino a la base militar de operaciones Ramrod, en Afganistán. El funcionario dijo que no hay planes para desplegar tropas terrestres en Pakistán, no obstante la preocupación por el aumento de enfrentamientos del ejército paquistaní con el talibán

El secretario de Defensa estadunidense, Robert Gates (a la derecha), sobrevuela Kandahar en un helicóptero Blackhawk, en camino a la base militar de operaciones Ramrod, en Afganistán. El funcionario dijo que no hay planes para desplegar tropas terrestres en Pakistán, no obstante la preocupación por el aumento de enfrentamientos del ejército paquistaní con el talibán

Credito: AP

Herat, 7 de mayo 2009. Al grito de "muera Estados Unidos" y "muera el gobierno", cientos de habitantes de tres aldeas afganas se enfrentaron a pedradas con la policía al expresar su furia por los ataques aéreos estadunidenses "accidentales" que provocaron la muerte de al menos 147 civiles.

Los disturbios comenzaron cuando gente de las tres aldeas atacadas la madrugada del miércoles por bombarderos estadunidenses trasladaron en un camión 15 cuerpos recién rescatados de los escombros a la casa del gobernador provincial. Mientras la multitud se abrió paso hacia el centro de la localidad de Farah, la policía abrió fuego e hirió a cuatro manifestantes. Comerciantes en el resto de la ciudad, capital de la provincia del mismo nombre, donde tuvieron lugar los bombardeos, cerraron sus tiendas y juraron no volver a abrir sus negocios hasta que se abra una investigación en torno a los ataques.

El funcionario local Abdul Basir Khan, afirmó el jueves que ya se tenían los nombres de los 147 muertos, lo cual confirmó que se trata del peor incidente de este tipo desde que Estados Unidos invadió Afganistán en 2001.

Legisladores exigen mayor control de operaciones militares

Una llamada telefónica del gobernador de la provincia de Farah, Rohul Amin, en la que confirmó que había 130 muertos, fue reproducida mediante altavoces en una reunión del Parlamento afgano en Kabul, lo que hizo que legisladores exigieran un mayor control gubernamental sobre las operaciones estadunidenses.

La protesta en Farah es el más reciente indicio de una enérgica reacción afgana contra los ataques aéreos estadunidenses cuyas masivas explosiones dañan terriblemente las casas de adobe que son la única y precaria protección que tienen los civiles para resguardarse de los bombazos.

El secretario de Defensa estadunidense, Robert Gates, repitió este jueves en Kabul la explicación que ya habían dado otros funcionarios estadunidenses: que quizá fue un ataque con granadas del talibán lo que mató a los civiles, y que éste se debió a que los aldeanos se negaron a pagarle a la guerrilla un "impuesto de opio". Pero esta versión no es respaldada por un solo testigo y sí se contrapone con numerosas fotografías de profundos cráteres producidos por las bombas, uno de los cuales está lleno de agua.

Gates expresó pesar por el incidente, pero no aceptó responsabilidad alguna.

Estados Unidos admite que ejecutó un ataque aéreo en el lugar y hora de los hechos, pero cada vez queda más claro, según testimonios de sobrevivientes, que no se trató de un breve bombardeo por parte de varios aviones que actuaron con base en información de inteligencia equivocada, sino de un bombardeo sostenido en el cual tres aldeas quedaron reducidas a escombros.

Farouq Faizy, reportero de la radio afgana que fue uno de los primeros en llegar al distrito de Bala Baluk, dice que los aldeanos le dijeron que las bombas "comenzaron a caer repentinamente a las ocho de la noche del lunes y continuaron ininterrumpidamente hasta las diez de la noche, aunque algunos creen que siguieron cayendo bombas hasta horas más tarde".

Un bombardeo prolongado explicaría por qué hay tantos muertos, y sólo llegaron 14 heridos al hospital de Farah.

El ataque afectó a tres aldeas: Gerani, Gangabad y Koujaha, que están a un costado de una carretera muy importante. Es una zona en la que granjeros pobres cultivan varios plantíos de amapola cerca de las aldeas.

El talibán tiene tradicionalmente una fuerte presencia en la zona; testigos dicen que la policía y los soldados que montan guardia en torno a las aldea se veían nerviosos y con miedo. Ello explicaría por qué los comandantes del ejército afgano pudieron haber pedido que Estados Unidos bombardeara la zona, aunque para esto necesitaran un acuerdo con los encargados de las operaciones especiales del ejército estadunidense.

Funcionarios de la provincia, incluido el gobernador Rohul Amin, afirman que previo al bombardeo hubo fuertes combates entre cientos de talibanes y elementos del ejército y la policía afganos. Según lo relatado por Faizy hubo "una refriega a siete u ocho kilómetros de distancia de las tres aldeas en la que fueron destruidos dos vehículos del ejército afgano y un Humvee estadunidense. Un tercer vehículo afgano fue capturado".

En dicho combate tres policías murieron y cuatro uniformados resultaron heridos, entre éstos estaban un soldado estadunidense y otro afgano. El enfrentamiento, a todas luces, no fue un combate de envergadura, pero las fuerzas progubernamentales parecen haberse llevado la peor parte, y sus vehículos quemados se encontraban aún, el jueves, abandonados en el camino.

La pérdida de vidas humanas en Afganistán por ataques aéreos es normalmente peor que en Irak, donde las casas son más modernas y normalmente cuentan con sótanos. En las aldeas de Farah sólo hay complejos de casas de adobe que se desmoronan fácilmente.

Imágenes de la zona tras los bombardeos muestran a personas de pie junto a los restos de un pariente, que con frecuencia no es más que un montoncito lodoso de carne desgarrada.

Un anciano de barba blanca, quien según vecinos perdió a 30 miembros de su familia, se encontraba hoy desesperado y en cuclillas a un lado de un cuerpo hecho jirones. Entre los pocos heridos que sobreviven está una niña con graves quemaduras en el rostro.

Una de las razones por las que los bombardeos estadunidenses hacen tanto daño a los civiles en Afganistán e Irak es porque ambos son países muy pobres, donde mucha gente vive en una sola casa. Cuando Estados Unidos utilizó ataques aéreos y artillería pesada sin contención alguna durante el sitio de Fallujah en 2004, la pérdida de vidas fue muy elevada. Las fiestas de boda en ambos países son con frecuencia bombardeadas porque se les confunde con "reuniones de terroristas".

Sondeos de opinión en Afganistán demuestran que el apoyo al movimiento talibán por los ataques armados de las fuerzas extranjeras se dispara después de incidentes como el bombardeo en Farah. El presidente Hamid Karzai con frecuencia critica al ejército estadunidense por atacar brutalmente zonas civiles, críticas que opositores del mandatario consideran un esfuerzo oportunista de parecer un nacionalista.

El talibán está usando con cada vez más frecuencia tácticas desarrolladas en Irak, sobre todo el ataque suicida con efectos masivos, los artefactos explosivos caseros y las bombas colocadas a un lado del camino y detonadas mediante cables o a control remoto electrónico.

En la provincia de Helmand, el jueves, un atacante suicida mató a 12 civiles al atacar un convoy militar cerca del mercado de la localidad de Gershk. Ningún soldado extranjero murió en la explosión, aunque dos quedaron heridos.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca


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