Moscú, junio25 de 2009.- Los elevados precios de los alimentos en un supermercado moscovita desataron la indignación del jefe de gobierno ruso, Valdimir Putin, quien reprendió a uno de los gerentes en una visita sorpresa.
"¿Un suplemento del 52 por ciento a los precios del embutido? ¿Acaso eso es normal?", increpó Putin a ese gerente. El empleado, intimidado, aseguró que bajaría los precios.
Putin llegó a interrumpir el miércoles un debate del gabinete sobre una nueva ley de comercio, para demostrar la realidad de los precios en esa tienda, situada en las cercanías del Kremlin.
"El mercado de alimentos no es un bazar, donde cada uno puede exigir los precios que se le ocurran a cada momento", comentó la televisión estatal la actuación de Putin. El coste de vida en Rusia en el pasado había experimentado un aumento drástico, lo cual se debía, sobre todo, al índice de inflación anual de más de un diez por ciento.
A principios de junio, en una visita a una ciudad pequeña cercana a San Petersburgo, había obligado a los gestores de una planta cementera, parada por falta de demanda, a retomar la producción.
Anteriormente, cientos de trabajadores habían bloqueado una carretera nacional para protestar por el cierre de la empresa.