Copenhague, 17 dic (PL) Jóvenes en vigilia nocturna en medio de intensas nevadas mostraban la angustia de la sociedad civil ante una muerte anunciada: la Cumbre sobre Cambio Climático triunfará sólo si los milagros existen.
Aunque pueda parecer demasiado pesimista, la frase sintetiza los sentimientos de las combativas ONGs y movimientos ecologistas conscientes de que las perspectivas de un acuerdo de alcance histórico son escasas.
La Conferencia de las Partes de Naciones Unidas acerca del calentamiento global (COP15) arriba al momento de la verdad con los mismos encontronazos entre los países en vías de desarrollo con los industrializados.
"Las cosas van de mal en peor, en particular por la tozudez danesa de querer imponer un texto que no responde a las necesidades para salvar el planeta", dijo a Prensa Latina un diplomático a condición de no mencionar su nombre. La primera cabeza rodante de la Cumbre de Copenhague fue precisamente la presidenta de la reunión, Connie Hedegaard, ministra de Medio Ambiente del país anfitrión, que renunció al cargo para cederlo a su primer ministro, Lars Loekke Rasmussen.
Ni las palabras conciliadoras del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y mucho menos las gestiones de su mariscal de campo, Yvo de Boer, el responsable para el cambio climático de la máxima organización mundial, sirvieron poco hasta ahora.
De Boer, visiblemente contrariado, dijo en su más reciente contacto con la prensa que "las próximas 24 horas serán cruciales", una idea en tono de ultimátum que deja la solución a los negociadores enfrentados.
Los medios occidentales comenzaron ya a colocar en el banquillo de los acusados a los países en vías de desarrollo y las economías emergentes, presuntos "culpables" del eventual fracaso de las reuniones iniciadas el pasado 7 de diciembre.
Tímidas descalificaciones a Estados Unidos, la Unión Europea y el G7 en general, y demasiado bombo y platillo para promesas financieras y reducciones de gases contaminantes por debajo de las expectativas.
Los movimientos ecologistas, limitados a la mínima expresión en su acceso al palacio de congresos Bella Center, no cesaron las protestas y quiénes habían ingresado en la instalación el martes, se negaron a salir y presionan por resultados en la cita cimera.
India, China, Brasil, Bolivia y Venezuela protestaron al recalcar que los textos que emergen de un grupo de élite convocado por Dinamarca no son legítimos y tratan de hundir al Protocolo de Kyoto.
El lenguaje incisivo y directo de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y Bolivia, Evo Morales, puso en jaque a la tendencia de las naciones más ricas, que buscan sacar adelante una declaración de tintes rosas, así sean un fiasco las negociaciones.