29 agosto 2010 - Casi tres centenares de inmigrantes ilegales de otros países latinoamericanos salieron a la calle de la ciudad de Saltillo, en el sureste de México, demandando de las autoridades mexicanas poner fin a los crimenes que se cometen contra ellos y "se están haciendo cotidianos", informó EFE.
Los manifestantes marcharon con el rostro cubierto y con banderas de Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, expresando su indignación por la matanza de los 72 centroamericanos y sudamericanos cuyos cuerpos se habían encontrados hace unos días en el norte del país. De acuerdo con los datos de la policía, todas las víctimas procedentes de Guatemala, El Salvador, Brasil y Honduras fueron asesinadas a manos del crimen organizado.
"Nuestros países nos niegan oportunidades de desarrollo, pero México nos niega la oportunidad de existir", declararon los participantes de la protesta en un comunicado que dieron a conocer tras terminar su marcha. Además, subrayaron que los emigrantes latinoamericanos llegan a México con el fin de cruzar la frontera y alcanzar EE. UU., "un país que no nos pertenece y al cual tampoco pertenecemos". "Lo único que nos pertenece son nuestros sueños, nuestras ilusiones, nuestros deseos de sacar adelante a nuestras familias", proclamaron.
Al mismo tiempo, exigieron a la Administración mexicana que se investiguen y castiguen los homicidios de estas 72 personas recién encontradas, así como de otros que "se cometen a diario a lo largo de la ruta que recorren desde el sur de México hasta la frontera de Estados Unidos".
Señales de alarma
Los defensores de los derechos humanos ya han llamado la atención varias veces sobre la violación de los derechos humanos de los inmigrantes que se registra en México. Recientemente la ONU divulgó un informe en el que expuso su temor por la "seguridad de los migrantes, ya que no se han iniciado investigaciones sobre el uso desproporcionado de la fuerza" por parte de policías mexicanos. Tras analizar la situación que sufren los indocumentados de otras naciones en México, los expertos la caracterizaron por elementos como "agresiones, xenofobia, torturas y hasta asesinatos".
Por su parte, los funcionarios locales también expresan su preocupación por estos sucesos. Asimismo, el procurador de Justicia del Estado mexicano de Veracruz, Salvador Mikel, insiste en que los ilegales a menudo caen víctimas de una especie de "xenofobia" en algunas zonas del país. "No se puede generalizar que todos los inmigrantes son delincuentes, es un error pensar así, eso es xenofóbico", dijo Mikel a AFP, tras recordar que "se trata de hacer respetar los derechos humanos de esos migrantes".
Sin embargo, no toda la población mexicana cree que sea necesaria la observancia de estos derechos, ya que consideran a los inmigrantes una amenaza para la nación, achacándoles desde la colaboración con narcotraficantes hasta la propagación de diversas enfermedades. Siguiendo este tipo de planteamiento el alcalde de Tierra Blanca, un pequeño poblado en Veracruz, declaró a la prensa local que "los migrantes ponen en riesgo la salud de la gente de Tierra Blanca, porque además de agredir a la población, traen enfermedades como el sida, el dengue y el paludismo".
Los diplomáticos de los estados latinoamericanos ya han comenzado a tomar medidas para proteger a sus conciudadanos. "Pareciera que hay como xenofobia en contra de los emigrantes y los quieren ver como delincuentes o miembros de pandillas, por eso El Salvador está abriendo más consulados en ciudades como Acayucan, junto a Guatemala, para velar porque se respeten los derechos humanos de los migrantes salvadoreños", dijo a AFP el vicecanciller para los salvadoreños en el exterior, Juan José García.
