11/09/11.- Los habitantes de la urbanización Raúl Leoni, también conocida como Casalta 3, históricamente fueron de tradición adeca, hasta que llegó la Revolución Bolivariana, con la apertura real hacia la participación popular y los programas sociales.
Esta urbanización fue fundada durante el primer mandato de Carlos Andrés Pérez, y sus primeros habitantes fueron empleados de las instituciones públicas de aquella época, junto con pobladores del cercano barrio la Morán, y damnificados de Valmore Rodríguez de Caricuao.
Durante los primeros años, los habitantes no contaron con servicios de agua, electricidad, ni ascensores, y tardarían más de 20 años en conocer un modelo de organización comunal con bases socialistas que les brindara la oportunidad de solucionar sus problemas.
LA MACOLLA ADECA
“En esa época, que yo recuerde, no había participación, lo que había era una asociación de vecinos, donde una persona controlaba del bloque 1 al 11 y la otra del 12 al 17. Pero era la misma macollita que le respondía directamente al secretario general de AD y no al pueblo”, recuerda Alesia Rodríguez, quien llegó a Casalta 3 en el año 1977 junto con su familia.
El padre de Alesia fue un “guasinero”, calificativo que le daban a quienes habían luchado contra la dictadura de Pérez Jiménez y que estuvieron presos en la isla de Guasina, en el río Orinoco.
Siendo adeco toda su vida, Dámaso Rodríguez, antes de morir, le dijo a su hija que con AD nunca se podría vivir bien, que tenía que seguir la Revolución. “Vean en lo que me convirtieron a mí, en una piltrafa del partido. Fui montando escaleras para que los demás subieran, pero me muero con mi dignidad”.
Estas palabras las escuchó Alesia cuando Chávez cumplía sus primeros años en la presidencia. “A mí no me da pena decirlo, fui adeca, y hasta reina del partido cuando niña, porque en esa época los padres de uno lo llevaban a esos eventos, pero yo era inocente, no sabía dónde me estaba metiendo mi papá”.
Sin embargo, después de admirar por muchos años a Raúl Leoni, “todo cambió cuando llegó Chávez y mandó a culturizarnos. Entonces me puse a buscar en internet quién era Leoni y me decepcioné con lo que conseguí”. Alesia descubrió que las desapariciones políticas comenzaron durante el gobierno de Leoni. Por lo tanto decidió seguir a la Revolución.
LLEGARON LAS MISIONES
Poco a poco los habitantes de Casalta 3, que para la fecha suman más de 10 mil, fueron deslindándose del adequismo, de la representación sin participación. La nueva Constitución del 99, con sus artículos que auspician la participación popular, había sentado un piso importante que los venezolanos estaban ávidos de recorrer.
A partir del 2003 en la urbanización Raúl Leoni, como en todo el país, comienza la participación del pueblo a través de las Misiones Barrio Adentro y Robinson. En ese instante comienza un proceso de diagnóstico político en las comunidades, de donde emanaron los primeros modelos de organización, como los comités de salud.
Noel Martínez, quien es actualmente articulador político por la Alcaldía de Caracas, recuerda que hace ocho años Casalta 3 “era una comunidad anárquica, acostumbrada única y exclusivamente a ser receptora de políticas públicas, de los adecos y de los copeyanos”.
Miriam Castillo, quien se crió en esta urbanización de la parroquia Sucre, comenzó su participación política en esta época. “Para nosotros es un logro los programas del Gobierno Bolivariano, donde se nos ha brindado la oportunidad de participar en una comunidad que estaba en el abandono”, dice.
PARTICIPACIÓN
Cuando el Gobierno Bolivariano comienza a impulsar en 2006 la nueva forma de organización comunitaria, los consejos comunales, no todo fue fácil en Casalta 3: 40 años de seudodemocracia y masacre al pueblo habían dejado una amarga cicatriz.
Una comunidad que nunca se organizó, ni fue tomada en cuenta para decisiones colectivas, ahora tenía la oportunidad de participar, pero no sabía cómo y otros tenían miedo, el Pacto de Punto Fijo había hecho su trabajo, disgregar y ponerle una almohada al poder popular.
“La gente no veía con buenos ojos a la Revolución y los delincuentes decían que los consejos comunales eran ellos”, recuerda Noel Martínez, quien ha estado orientando a la comunidad para que se organice desde el 2003 hasta hoy.
Por esta razón, las primeras reuniones debieron hacerlas escondidos y la participación no pasaba de 5 personas, hasta que poco a poco fueron sumándose los habitantes y en el 2007 lograron hacer una gran asamblea en el bloque 2, donde nació el primer consejo comunal: Venezuela somos todos. En este bloque vive Alesia Rodríguez, quien por primera vez se vestía de rojo, y abría los ojos a su blanco pasado.
HACIA LA COMUNA
El efecto dominó operó rápidamente en Casalta 3, que hoy día cuenta con 16 consejos comunales y dos en construcción. Todos forman parte de la comuna en Construcción Cacica Ana Soto que recientemente acaba de recibir un financiamiento de parte del Gobierno del Distrito Capital (GDC), a través del plan Capital Semilla, para instalar una panificadora.
Sin embargo, un proyecto más ambicioso prepara la comuna. El GDC les aprobó la suma de BsF 3 mil 122 para crear un centro socioproductivo donde operarán la panificadora, un frigorífico, una arepera socialista, una comercializadora de hortalizas, un mercal y una maicería.
Pero como todo cambio de las condiciones materiales conlleva un cambio de conciencia, en Casalta 3 quieren cambiarle el nombre a la urbanización Raúl Leoni, para deslastrarse de ese pasado oscuro y dignificar al sector con un prócer de verdad.
40 años de declive democrático
> Según el sociólogo Jesús E. Machado, en 1964 el gobierno de Raúl Leoni lanza el Programa Nacional de Desarrollo de la Comunidad, desde el cual se coordinarían las acciones gubernamentales y comunitarias para la dotación de infraestructura para la urbanización, apoyo a las actividades deportivas y culturales con un marcado acento en el populismo asistencialista. Más que una forma de estimular la organización autónoma de las comunidades era una estrategia política diseñada para garantizar una adhesión al pacto de élites para garantizar la gobernabilidad tras la dictadura de Pérez Jiménez y neutralizar la influencia que pudieran tener otras fuerzas disidentes en el pueblo.
> A finales de los años 70 surgen las asociaciones de vecinos, las cuales se ocupaban de temas como los problemas comunitarios y vecinales, lucha por instalación o mejoras en los servicios sociales y públicos, hasta organizaciones que tenían como interés el trabajo con jóvenes, niños y mujeres, organizaciones ecológicas, deportivas y religiosas. Sin embargo, los partidos políticos usaron estos espacios como centros de disputas y control, que terminaron por desgastar y desprestigiar esta forma organizativa vecinal.
> Para los años 80 y 90 la participación popular estaba menguada, y se encontraba en situación de dispersión, debilitamiento y fragmentación.
> Con la aprobación de la Constitución de 1999 los venezolanos contaron por primera vez con un respaldo jurídico para participar en las iniciativas Estado y comenzó el auge de las formas organizativas.
MIGUEL GUÉDEZ/CIUDAD CCS
FOTO FERNANDO CAMPOS/YESSIRÉE BLANCO