“Como a Superman y al burgués de mi nación les molesta mi canción, me amenazan… Dicen que ya están, elaborando la lista: ‘se busca por terrorista’... ¿qué tiene mi canto que le causa espanto a los opresores?" Dice una canción que escribió hace unos años Julián Conrado. Y hoy, de la nueva acusación surrealista que ha efectuado el régimen colombiano contra Julián, se desprende una cruel realidad inquisitorial que busca imponerle el gobierno colombiano a Venezuela: ¡El régimen colombiano persigue a Julián Conrado por cantar! Es así como lo leen, no es una figura retórica del texto, veamos:
1. Acusación del gobierno colombiano destapa plenamente su carácter inquisitorial
Lo que persigue en realidad el estado colombiano es el canto de Julián Conrado: busca callar las verdades que Julián canta; la acusación que hace el gobierno colombiano (revelada la última semana de noviembre 2011 por los abogados del cantor) evidencia esa clara persecución política, como bien lo reseñan sus defensores en su capítulo: "Juzgado por cantar. Delincuente por poeta" , dice: "Acusa ahora a Julián, la "Fiscalía de los DDHH" (¿?) de Santos, de: “…por ser miembro del Estado Mayor de la FARC-EP” (¿? inexacto), y “cantante del Secretariado” (¿?), es responsable del:“reclutamiento forzado (...)” Es decir, acusan a Julián Conrado de ser un cantor-compositor insurreccional, y por ello lo acusan de criminal. El colmo de los colmos, si el canto es motivo de extradición, tendrán los jueces que extraditar a miles de cantores de Nuestra América!"
Cabe aquí acotar varias mentiras contenidas en la acusación que hace el estado colombiano, paladín de los inventos contra sus opositores:
1. a.
Julián Conrado no es “miembro del Estado Mayor de la FARC-EP”, ni nunca lo fue: eso es un invento libre del régimen colombiano, que busca "graduar" a Conrado para cebarse más contra él.
1.b.
Señalar una aberración manifiesta que el martilleo mediático ha elevado al grado de “verdad”. Se trata de la propaganda del estado colombiano con su tesis absurda de los "reclutamientos forzados": de la lógica se deduce que la guerrilla no puede reclutar forzadamente, y no sólo porque va en contravía de la ética revolucionaria, sino más concretamente porque a alguien "forzado" no se le puede dar un fusil, porque al primer combate con el ejército, lo que haría es dispararles a sus supuestos 'captores' por la espalda, poniendo así a la guerrilla entre fuego cruzado entre los militares del régimen y los supuestos "reclutados forzados". Es que hasta por lógica se cae la propaganda. Por otro lado la guerrilla no fuerza a nadie, porque su principal base de apoyo es el pueblo: sin el apoyo popular la insurgencia no es nada, y sería barrida en una semana, con lo cual el trato a los campesinos y comunidades no es como la propaganda del régimen lo pinta, y una vez más esto se evidencia no sólo por razones éticas o porque son sus mismos familiares, sino también por razones concretas. Una cosa es la realidad virtual que pintan los mass-media del régimen con el objetivo de quitarle algo de apoyo popular a la insurgencia y otra cosa es la realidad objetiva (la principal fortaleza de la insurgencia es el apoyo popular, sin ese apoyo no podría enfrentar al imperio EEUU, como hoy lo hace. Es una evidencia que ninguna guerrilla enfrenta a un imperio si las y los guerrilleros no tienen una fortaleza moral y convicción política y social propia.
1.c.
Luego dice la acusación del gobierno colombiano contra Julián Conrado que: “…con su canto fomenta la incorporación de menores…”. ¿Entonces en qué quedamos? Si dice la acusación que es "reclutamiento forzado", como puede ser que "el canto fomente incorporación": entonces si es "forzado", no es "cantado"; es que ni en sus mentiras se ajusta el estado colombiano. El régimen se tropieza en sus mismas mentiras, en sus incoherencias: porque cuando se miente a tiempo completo, siempre salen a flote las incoherencias gruesas.
El régimen de Santos, el responsable de al menos 3.200 casos de niños y jóvenes civiles asesinados por el ejército colombiano en los mal llamados "falsos positivos", persigue a un cantor revolucionario basando sus acusaciones en falsimedia sin sustento alguno, con unas acusaciones que recuerdan a la inquisición española, o a la Audiencia Nacional de España que hace poco acusaba a un rapero, Pablo Hasel, por sus canciones.
2. Los que persiguen al cantor enfermo, son los mismos que han convertido a Colombia en una fosa común
Hay al menos 3.200 casos documentados de estos asesinatos de civiles mal llamados "falsos positivos" que evidencian el nivel de perfidia en la mentira de un régimen que no tiene escrúpulos en mentir, incluso asesinando para ello a civiles. El ejército colombiano practica el asesinato de civiles para justificar sus gigantescos presupuestos y para hacer guerra sicológica con la exhibición de cadáveres: los militares colombianos asesinan a civiles y luego presentan sus cadáveres como "guerrilleros abatidos en combate" en macabros montajes militaro-mediáticos. Suelen elegir sus víctimas entre la población rural o la población más empobrecida de los barrios periféricos, aunque también practican estos asesinatos mal llamados "falsos positivos" contra sindicalistas y opositores. ¿A ese régimen se le va a dar crédito en Venezuela, avalando la persecución contra un cantor del pueblo, cuyos centenares de canciones testimonian de su vida artística, de su compromiso social, y desmienten lo que se inventa en su contra?
Es evidente que la acusación es persecución política contra el canto de Julián.
Se apela al respeto por el DIH y por la ética que debe ser fundamento imprescindible del proceso en Venezuela. Por respeto por la Convención de Ginebra corresponde que Venezuela le otorgue asilo a Julián Conrado o lo remita a un 3er país neutral. Por respeto por la Convención Contra la Tortura no puede ser entregado a un estado torturador como lo es el régimen colombiano.
3. El cantor Julián Conrado lleva 6 meses detenido ilegalmente, y está en riesgo de ser entregado a la tortura:
El Cantor Julián Conrado expresa en sus canciones las razones de su compromiso social y político, narra la miseria y represión a las que se ve sometido el pueblo colombiano mientras un puñado de oligarcas y multinacionales saquean las riquezas del país. Expresa la intolerancia del estado colombiano contra la reivindicación de justicia social, contra el pensamiento crítico, contra el arte social, y contra toda forma de oposición política: intolerancia que lo llevó a tener que ingresar en la clandestinidad. Narra su vida: la vida de una voz y talento artístico perseguidos por expresarse acompañados de sentimiento de empatía por el pueblo más empobrecido y sojuzgado. Julián Conrado narra también la tristeza que le causa estar hoy encarcelado por parte de un gobierno venezolano en el que han sido depositadas muchas esperanzas. Se espera que le sea otorgado el asilo, que el Cantor solicitó hace meses: Asilo que ampara el DIH, razones humanitarias, éticas, políticas, y por coherencia bolivariana.
El cantor Julián Conrado está encarcelado de manera ilegal y con un expediente amañado. Desde Colombia ni siquiera han hecho la solicitud de extradición en legalidad, tal vez por saber que por la vía legal el DIH protege al cantor enfermo de ser entregado a un régimen denunciado como uno de los regímenes más torturadores del mundo. Hace meses ha caducado el plazo de 60 días para tramitar un pedido de extradición legalmente, y el gobierno colombiano no lo ha tramitado legalmente; pero ha contado con la complicidad de las autoridades venezolanas que han mantenido a Julián Conrado en detención ilegal más allá de los plazos establecidos. El Fiscal no le imputó ningún delito a Julián en Venezuela: por lo cual si se respetara la legalidad hoy debería estar libre. Su situación es preocupante. Sus abogados han denunciado la ilegalidad operada desde Colombia, y también las ilegalidades en Venezuela. El manejo ilegal de la humanidad de los perseguidos políticos por parte de la colaboración de fuerzas represivas colombianas y venezolanas, es grave pues desemboca la mayoría de las veces en entregas de perseguidos políticos, en las que éstos son privados de todos sus derechos, y entregados a un estado torturador como el colombiano. Se cuentan ya por decenas los perseguidos políticos entregados de manera ilegal al régimen colombiano por parte de Venezuela: han sido entregados incluso varios heridos en violación al DIH. La cacería humana que implementa el régimen colombiano, bajo las directrices estadounidenses, es una medida de guerra sucia contra la población.
De los 6 meses que Julián Conrado lleva detenido, pasó 67 días detenido-desaparecido, sin acceso a abogados, meses durante los cuales nadie sabía de su paradero; los primeros 9 días los pasó vendado y atado de manos y pies. A día 185 de su detención, se espera que las autoridades venezolanas se inclinen por el respeto al DIH, y por el respeto a la ética, a la hermandad con los pueblos, que es lo contrario que la colaboración con un régimen represivo como el que sojuzga al pueblo colombiano.
4. Venezuela se puede amparar en el DIH y no entregar a Julián Conrado
El cantor Julián Conrado está muy enfermo, ha sobrevivido a varios bombardeos, a leishmaniasis, a paludismos varios, está gravemente afectado de salud: por evidentes razones éticas y humanitarias corresponde el Asilo político y también el Asilo humanitario. El derecho internacional humanitario ampara este asilo.
La Convención Contra la Tortura impide entregar a un perseguido político a Colombia, un país en el que fallecen con inusitada frecuencia los presos políticos: por tortura y denegación de asistencia médica (11 presos políticos empujados a la muerte en el 2011). El estado colombiano es denunciado por la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) y por la Coalición Contra la Tortura (CCCT) como un estado torturador: el informe de agosto 2011 de la CCCT es aterrador.
La Convención de Ginebra impide entregar a un combatiente, o perseguido político, además enfermo, y más cuando este ha solicitado asilo; corresponde que Venezuela le otorgue el asilo, y si no quiere hacerlo, que lo remita a un tercer país que sea efectivamente neutral. La propia constitución venezolana impide esta entrega: claramente si Julián Conrado es entregado, será otra ilegalidad más, aunque hayan tejido, mediáticamente, una apariencia de legalidad para cubrirse en este caso un poco más que lo que hicieron con el periodista Joaquín Pérez Becerra, que fue entregado en total ilegalidad, sin acceso alguno a abogados ni a defensa. Se espera que en el caso del cantor Julián Conrado el derecho a defensa sea más que una apariencia vacía, y que pronto las autoridades venezolanas se apeguen a la legalidad, respetando el DIH que impide entregar al cantor al gobierno colombiano. Que no sea entregado el cantor Julián Conrado a una tortura segura. Que no sea acallado el cantor en Colombia, o en EEUU: ofrecen a los caza recompensas 2,5 millones de dólares para callar la voz de Conrado. Pedimos a todos los medios alternativos, a todo ser humano consciente, que ayude a informar del tema.
Canta Julián Conrado “ Qué tiene mi canto”:
Cómo a Superman y al burgués de mi nación les molesta mi canción, me amenazan…
Me amenazan: que me castigarán con la extradición si me echa al agua un soplón,
si llegan a darme caza, si llegan a darme caza…
Dicen que ya están elaborando la lista donde anunciaran: “se busca por terrorista”
Que recompensarán
a quién les de alguna pista,
y en ese afán están, los bichos imperialistas
¿Qué tiene, qué tiene, qué tiene mi canto que le causa espanto a los opresores?
Será porque dice la verdad y denuncia la injusticia, toda la inmundicia de esta sociedad capitalista, egoísta…