24/05/12.-Estas muertes son las últimas de la creciente ola de suicidios en Grecia generada por los agobios financieros que sufre la población.
El relato de las circunstacias que rodearon a este doble suicidio varía según los testigos: algunos dicen que la madre, que sufría Alzheimer, saltó primera, mientras profería una oración. Otros vecinos dicen que la madre y su hijo saltaron juntos cogidos de la mano.
Lo único en lo que todos coinciden es en constatar la lucha contra la penuria que libraban ambos, acuciados por la crisis. La víspera de su muerte, el músico Antonis Perris publicó una nota de suicidio en un foro popular griego, en la que lamentaba no tener forma de resolver los problemas financieros de la familia.
“El problema es que no me di cuenta de que tendría que disponer de dinero en efectivo, porque la crisis económica llegó de repente. A pesar de que he estado vendiendo nuestros bienes, no tenemos liquidez, no tenemos dinero para comprar alimentos y mi tarjeta de crédito está al límite, con una tasa de interés del 22%”, reza la nota.
En la carta Perris aseguraba que tanto su salud como la de su madre se había deteriorado, y que no veía ninguna solución a sus problemas más básicos: conseguir comida y ayuda médica.
El músico puso fin a su emotiva declaración culpando a “los poderosos de esta tierra”, haciéndoles responsables de la crisis financiera que azota al país y a su familia.
Los suicidios por culpa de la crisis han dejado de ser incidentes aislados en Grecia. Hace apenas dos días un hombre se suicidó en el centro de Atenas cortándose las venas en una plaza muy concurrida. En abril, un estudiante, un profesor y un sacerdote también se quitaron la vida en la capital.
Sin embargo, fue la muerte del farmacéutico Dimitris Christoulas, que se pegó un tiro en la cabeza en una céntrica plaza de Atenas, la que puso más de relieve la difícil situación por la que pasan los griegos en medio de una austeridad salvaje.
Durante los últimos meses, los medios griegos informan de suicidios casi a diario, un hecho sorprendente en un país que solía tener una de las más bajas tasas de suicidio en el mundo.