Costumbre española de dar regalos se acaba por la crisis. En Grecia no hay ni para calefacción

El sur de Europa vive la peor Navidad desde la posguerra y después de tres años críticos

Madrid, 22 de diciembre. La Navidad es sombría este año en el sur de Europa, la zona más golpeada por la crisis del capitalismo y el endeudamiento al que se sometió la zona euro.  Por ello. muchas familias luchan por ofrecer aunque sea una pequeña celebración a sus hijos.

Desde Lisboa hasta Atenas, las luces navideñas brillan poco, las compras de regalos han bajado y las familias con problemas sienten amargura por el efecto de tres años de crisis.

La situación es peor en Grecia, el país que provocó la crisis de deuda a principios de 2010 y que ha tenido que aplicar amplias subidas de impuestos y recortes de gastos a cambio de ayuda internacional.

Será difícil. No podemos permitirnos encender la calefacción, así que nos sentaremos en casa tapados con mantas, dijo el desempleado vendedor de computadoras Polihronis Sotiriou, de 46 años, cuya familia lucha ahora por vivir del salario de su esposa, maestra de profesión.

Por supuesto tendremos una cena familiar, pero desde luego no comeremos carne este año, dijo. En una comparación con el dominio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, añadió: Sé por mis padres, que vivieron la ocupación, que este año es tan malo como entonces, si no es que peor.

Las sensaciones son similares en Portugal, que como Grecia se mantiene a flote por un rescate internacional y sufre su peor recesión en 40 años.

Si este año nos hacemos regalos, será algo muy barato, probablemente artículos de primera necesidad, dijo Agneia de Sothe una asistenta de 48 años en Lisboa.

Italia, la tercera economía más grande de la zona euro, ha sacudido los nervios de los inversionistas con una crisis política y la incertidumbre en torno a las elecciones previstas para febrero. Las drásticas subidas de impuestos y los recortes de gastos del primer ministro tecnócrata Mario Monti ya han causado grandes penurias. La última ronda de reformas es un impopular gravamen a la propiedad que ha consumido ahorros justo antes de la Navidad.

Este año no voy a comprar regalos. Ninguno, salvo para los niños. El año pasado compré regalos para todo el mundo, amigos y familia, dijo la funcionaria Nadia di Santo, de 38 años, en un distrito comercial del norte de Roma.

Las cosas también están mal en España, la cuarta economía más grande de la zona euro y que se espera sea la siguiente en recibir un rescate. Ahí, sin embargo, las fuertes redes familiares y las tradiciones cristianas están llevando a muchos a comprar regalos pese a sus difíciles circunstancias.

La escuela de negocios de Barcelona ESADE calcula que la familia española en promedio se gastará 650 euros en total esta Navidad, más que los hogares en muchos países europeos más ricos. Pero la cifra sigue siendo 40 por ciento menos que en 2007.

El profesor de marketing del ESADE, Jaime Castelló, dijo que el 25 por ciento de los consumidores españoles –los más golpeados por una crisis que ha dejado sin empleo a uno de cada cuatro trabajadores– gastarán menos de la mitad del promedio nacional en regalos y ocio navideño.

Por su parte, Vassilis Korkidis, jefe de la federación griega de minoristas ESEE, espera que la gente en el país gaste entre 15 y 20 euros de promedio en regalos, frente a los 40 del año pasado.

La familia es muy importante para nosotros los griegos, así que lo peor es cuando no puedes atenderles, dijo el jubilado de 70 años Nikos Tsakos. Dos de sus tres hijos, en la treintena y la cuarentena, están sin trabajo, y tiene dos nietas pequeñas.

A veces mi mujer y yo lloramos cuando nos damos cuenta de que no podremos comprar juguetes a las niñas este año, dijo. Hemos recortado en todo, decoraciones, comida. ¿Cómo puedes hacer celebraciones cuando las cosas están tan mal?, inquirió.

Miles de pequeños negocios han quebrado en la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial, y muchos comercios están cerrados o a la venta en la ciudad.

Uno de cada cuatro griegos está sin trabajo y el creciente precio del combustible ha forzado a muchos a utilizar estufas de leña para mantenerse abrigados este invierno, mientras que otros no tienen calefacción en absoluto.

También las calles portuguesas están más oscuras, dado que las ciudades ahorran en iluminación festiva. Un sondeo reciente mostró que los lusos esperan gastar 35 por ciento menos en regalos estas navidades.

Jaquelina Justino, de 38 años, perdió su trabajo de conductora de autobús el año pasado y ahora trabaja en un puesto en el metro de Lisboa vendiendo muñequeras por cinco euros y adornos de Navidad para recaudar dinero para los sin techo.

Este año puedes ver que la gente no es muy propensa a comprar regalos, aunque sea Navidad, dijo. Algunos sólo dan la espalda, la mayoría dice que no puede permitirse comprar regalos, declaró.

 



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