Es necesario reconocer con valentía que la política desarrollada en estos dos años no ha dado el resultado esperado. Es urgente, de vida o muerte, reconocer que el llamado "plan temir" fue un fracaso: el pragmatismo, el maridaje con la burguesía, la disminución del mensaje y la imagen de Chávez nos han conducido a este laberinto. La burguesía no construye Socialismo, siempre lo adversa, los dólares que se le dieron para "elevar las fuerzas productivas" los usó para tumbar al gobierno. Y la incoherencia del discurso con la práctica, la inconsecuencia con el legado del Comandante, usarlo sólo para adornar los actos y los discursos, aplastó la conciencia del deber social soporte del Socialismo, la espiritualidad heredada del Comandante.