A primeras horas de la madrugada...

El 12 de Abril 2002 se empezó a gestar Aporrea.org

Logo de Aporrea en mayo 2002 como Asamblea Popular Revolucionaria (hubo otro en la versión preliminar).

Logo de Aporrea en mayo 2002 como Asamblea Popular Revolucionaria (hubo otro en la versión preliminar).

Credito: Aporrea.org

Logo siguiente que identificó a Aporrea por varios años

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Corrían las primeras horas de la madrugada del 12 de abril, tras la caída (temporal) del gobierno revolucionario del Comandante Hugo Chávez Frías.

Los activistas de la Asamblea Popular Revolucionaria, instancia de coordinación anti-golpe de los movimientos populares y grupos barriales caraqueños, habían estado hasta altas horas de la noche del 11 de Abril en la resistencia que opuso a los golpistas el Tapón Popular impulsado en Puente Llaguno, la Av. Baralt y los alrededores de Miraflores (las zonas próximas al Liceo Fermín Toro y a Puente República.

Venían de la refriega en el Puente Llaguno y la Baralt donde cayeron o fueron heridos algunos de sus compañeros y compañeras, al recibir la embestida de uno de los cuerpos armados de los golpistas contrarrevolucionarios, que trató infructuosamente de abrir a sangre y fuego una vía de penetración hacia la sede presidencial: la Policía Metropolitana del  ex alcalde asesino y hoy prófugo, Alfredo Peña.

Habíamos trabajado desde el día 9 de Abril para tratar de organizar al movimiento popular para enfrentar al golpe y convencer al gobierno de la necesidad de movilizar con mayor fuerza y de manera masiva a las bases de la revolución. Pero desde las instancias oficiales penetradas por las ramificaciones del golpe la visión y la “línea” eran otras: “la situación es normal;  el paro (empresarial) está derrotado; la Fuerza Armada está preparada; lo que hay que hacer es ir a trabajar o quedarse en sus casas; no caer en provocaciones; el gobierno tiene el manejo de la situación…”. ¡Prácticamente una negación de la realidad! Son estas, más o menos, las palabras que oímos desde el Ministerio de la Defensa y desde otras instancias de gobierno o figuras de dirección política.  Pero nosotros estábamos convencidos del dicho de que “¡sólo el pueblo salva al pueblo!” y nos dedicamos hasta horas muy tempranas a tratar de organizar el Tapón Popular porque sabíamos que venía una marcha impulsada por la derecha, con sectores de la burguesía y de la clase media, y con altos oficiales de las Fuerzas Armadas en la trastienda, para asaltar Miraflores y expulsar a Chávez del poder, simulando ante el mundo que quien lo hacía era la gran mayoría del pueblo venezolano. Esa era la coartada.

Repartimos en los barrios un volante de convocatoria que redactamos miembros de la Asamblea Popular Revolucionaria, reunida en el Salón Andrés Eloy Blanco y el Patio de Los Leones de la Alcaldía de Caracas y tratamos desde muy temprano que nos recibiese el Vicepresidente para aquel momento (pero no se encontraba allí), con el fin de obtener algunos apoyos logísticos, e hicimos intentos por lograr que nos permitiesen hacer el llamado por Venezolana de Televisión y por otros medios del Estado. En VTV recibieron a un grupo y pensábamos que lo estaban transmitiendo en vivo, pero nunca pudimos constatarlo, aunque ya muy tardíamente apareció el llamado de movilización de algunos dirigentes del MVR. Ya la marcha golpista arrancaba desde Chuao y se nos venía encima, con grupos de choque y policías municipales tras la mampara “cívica”.

Se lograron concentrar miles de personas pero no fue suficiente; la mayoría del pueblo aguardaba con expectativa, las instrucciones del gobierno. Sucedió entonces la masacre de Puente Llaguno y la Baralt, al tratar la PM de abrir una ruta de asalto con sus vehículos blindados y con francotiradores, algunos apostados en las esquinas, otros sobre las unidades móviles (la “ballena” y el “rinoceronte”) y otros en hoteles y edificaciones de la zona.

Comenzaron a caer los muertos y heridos y algunos valientes luchadores bolivarianos con porte legal de armas cortas, para nosotros los “Defensores de Puente Llaguno” y para los medios golpistas los “Pistoleros de Puente Llaguno”, hicieron lo que pudieron para contener a los policías metropolitanos y francotiradores, en la retirada de las personas abaleadas en la calle por los certeros tiros a la cabeza. Tiros de fusil, de armas con miras telescópicas y señales de laser. Luego, paradójicamente, a pesar de haber defendido a las víctimas y al gobierno constitucional, muy a pesar de la derrota final del golpe, fueron acusados injustamente de los crímenes y tuvieron que pagar dos años de cárcel antes de que pudieran ser enjuiciados los verdaderos asesinos golpistas, como si éstos no hubiesen sido derrotados el 13 de Abril.

El 11, hasta últimas horas de la noche, sin perder las esperanzas de que aparecieran las fuerzas militares leales al presidente Chávez, elegido por los venezolanos y ungido por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ya confirmado el secuestro de Chávez por los sediciosos, dueños momentáneos del poder, nos replegamos hacia algunos lugares de refugio cercanos, para poder seguir observando el desarrollo de los acontecimientos y aclarar ideas e informaciones en medio de la confusión.

Algunos decidimos volver a nuestras casas, distribuidos en pequeños grupos, atravesando las calles desiertas, con muy escasa y dispersa presencia policial, sin militares golpistas visibles aún en los espacios públicos.

Pocas horas después se produjo el contacto entre un ingeniero informático revolucionario residente en el exterior y uno de los cofundadores de Aporrea, luego de que “milagrosamente” había regresado el tono del teléfono y la señal de Internet a su casa, tras un par de días de interrupción: acordaron trabajar en el diseño de una página Web para que sirviese a la resistencia antigolpista, para la denuncia internacional y para la lucha por el restablecimiento del gobierno bolivariano del Comandante Presidente Chávez.  De allí saldría días más tarde el embrión de Aporrea. Pero el pueblo venezolano fue más rápido que nuestros planes.

Al mismo tiempo, comenzamos a trabajar para reorganizarnos, estando muy frescos los lazos de la articulación construida mediante la Asamblea Popular Revolucionaria, que nos permitió mantener los contactos y el seguimiento de los acontecimientos, especialmente del comportamiento del pueblo, para poder empalmar con la fuerza espontánea de la insurrección popular liberadora del 13 de Abril.

Todo ese movimiento que se congregó en la Asamblea Popular Revolucionaria estuvo en el Fuerte Tiuna, estuvo en el rescate de Miraflores, en el rescate de Venezolana de Televisión, en la retoma de la Alcaldía de Caracas (ocupada por la Policía Metropolitana golpista), habiendo bajado con los ríos humanos del pueblo heroico, desde los barrios de la capital.

Ocurrido el levantamiento popular y restituido Chávez en el gobierno por la acción cívico-militar constitucionalista y revolucionaria, la Asamblea Popular Revolucionaria volvió a reunirse y empezó a desplegarse con expresiones parroquiales como la Asamblea Popular Revolucionaria de El Valle-Coche. Y del seno de ese movimiento surgió el planteamiento de organizar un Encuentro Nacional de Organizaciones Populares con Chávez, que luego de meses de elaboración, discusión democrática y movilización de contingencia en las calles, se realizó en el mes septiembre, con el fin de construir y aprobar el programa popular post-golpe de restauración y profundización de la revolución, así para terminar de aplastar la amenaza golpista.

De allí vino la idea de utilizar la página Web en construcción para que estuviese al servicio de la publicación de los documentos, noticias y convocatorias de la Asamblea Popular Revolucionaria.   Aporrea.org nace entonces al calor de los acontecimientos del 11, 12 y 13 de abril del 2002, como un portal puesto al servicio de la Asamblea Popular Revolucionaria (de donde viene el nombre de APORREA). Apareció por primera vez en versión de prueba el día 9 de mayo y luego en forma permanente desde el 14 de ese mismo mes en 2002, hace ya casi 14 años.

Lamentablemente, el cerco mediático burgués y la visión oficial corporativa, suelen menospreciar e invisibilizar a los sujetos sociales y políticos autónomos y autoconvocados, sus formas de organización y su papel en la lucha, por lo que esta instancia de coordinación y movilización que fue durante un período la Asamblea Popular Revolucionaria, ha sido dejada bajo las sombras y a veces aparecen, por encima del protagonismo del pueblo, figuras oportunistas y usurpadoras, incluso algunas que estuvieron del bando contrario y al lado de los victimarios del 11 de Abril y que hoy se asoman como grandes asesores de gobierno.

La asamblea original, como espacio reactivo y aluvional para la emergencia, se fue disolviendo con la normalización relativa de la situación y la vuelta de las los movimientos a sus dinámicas y espacios territoriales propios. Se reconstituyó, de alguna manera, para enfrentar la nueva oleada golpista del sabotaje petrolero, bajo la denominación de “Coordinadora de Organizaciones Populares de la Gran Caracas”, que también utilizó a Aporrea como uno de sus órganos principales de expresión.

El activismo popular revolucionario y la acción autónoma del pueblo fueron nutriendo a Aporrea de noticias y materiales informativos originales, excluidos del resto de los medios, a los que se incorporaron posteriormente informaciones provenientes de agencias convencionales, pero tratando de reflejar siempre la perspectiva popular y de los movimientos sociales, los debates del chavismo, y siendo una ventana para la crítica revolucionaria.

Bajo la conducción de un equipo abierto y orientado hacia a las expresiones de base; la gente, los movimientos, el activismo popular, con su carácter comprometido pero independiente, la fueron convirtiendo en una herramienta colectiva y democrática de lucha de la revolución. Esto fue así gracias a la aparición de reporteros de calle, articulistas y redes de inteligencia social, dándole la condición de una agencia popular de noticias y difusora de la opinión de los trabajadores y de los distintos sectores del pueblo, en su lucha liberadora y en el marco del proceso revolucionario bolivariano-socialista de la etapa liderada por Chávez. Eso preparó a Aporrea para jugar ese papel destacado y de gran utilidad en la lucha contra la segunda gran ofensiva golpista de la derecha y el imperialismo, que fue el paro-sabotaje petrolero de finales de 2002 e inicios del 2003.

Hoy, en esta época post-Chávez, pero impregnada de sus inspiraciones, de su legado y de sus consecuencias, Aporrea sigue siendo una referencia obligada para todo aquel que desee estar enterado de los acontecimientos y de las discusiones cruciales que marcan los flujos y reflujos de nuestra revolución. Surgió, entones, de las jornadas de lucha del 2002, como un reflejo del movimiento popular-revolucionario chavista, pero siempre autónomo, irreverente aún en su lealtad a Chávez, y no supeditado a las líneas burocráticas ni a las instrucciones de cúpulas, cuando las decisiones no venían de la participación real del pueblo y del ejercicio verdadero del Poder Popular. Aporrea sigue siendo el bastión de todos y todas, como un sitio web de comunicación popular de la revolución y espacio de discusión, contra las elites dominantes de cualquier signo y por el interés común del pueblo. Pero, especialmente, es el lugar de la crítica como instrumento fundamental para la lucha, para la corrección y superación de errores y desviaciones, para la construcción de propuestas en la búsqueda de soluciones, la elaboración y participación colectiva, dentro de los principios y claves democráticas que han guiado a nuestra revolución, sometidos hoy a una creciente embestida. Visitada por “moros y cristianos”, desde Aporrea se fustiga tanto a la godarria capitalista como al vampirismo corrupto-burocrático, tratando de contribuir a formar una idea veraz frente a las versiones interesadas que desdibujan la realidad. Desde Aporrea el pueblo levanta ronchas y también propone los ungüentos para sanar heridas y cultivar nuevas pieles, y es entonces cuando los gérmenes se irritan: unos nos descalifican por chavistas y revolucionarios; otros, que no quieren luz sobre sus manchas, pretenden descalificar a toda esta colectividad, tachándonos de “agentes de la CÍA” o pretendiendo cubrir nuestra historia de un manto de silencio. Pero el compromiso sigue firme con nuestros orígenes, con las razones, sentimientos y vínculos que nos parieron entre abril y mayo de 2002.

A pesar de los vientos tormentosos y de la crisis que nos azota, seguimos creyendo en esa respuesta popular autónoma y fiel al sentido del proceso revolucionario y sus valores, en circunstancias como las del 11, 12 y 13 de abril que hoy conmemoramos, con la esperanza de poder seguir contribuyendo a visibilizar las voces y expresiones de nuestro pueblo para recuperar el rumbo y recrear los sueños.

En esos días, como pueblo unido, enfrentamos a nuestros opresores de siempre y a los traidores que se les unieron, y así lo seguiremos haciendo, con el espíritu del 13 de Abril.

Ver enlaces relacionados con Aporrea y las jornadas del 11, 12 y 13 de Abril 2002:

(Video) Gonzalo Gómez: "Hay que escuchar al pueblo"

Sobre Aporrea

La lección del golpe de 2002: sólo el pueblo salva al pueblo
- www.aporrea.org/medios/a121293.html

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 



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