El Código Chávez no es un libro sobre el proceso bolivariano sino un análisis de la conspiración del gobierno de EE.UU. en contra de la democracia venezolana, dijo Golinger. Foto: ABN |
Durante el foro Pruebas, Mentiras y Verdades del 11 de Abril de 2002, que se realizó en la Procuraduría General de la República, la autora del libro El Código Chávez explicó que los documentos que ha investigado demuestran la existencia de un plan para deponer al Presidente Chávez.
Además, la autora sostuvo que en el Departamento de Estado estadounidense sabían del golpe con meses de antelación. Sin embargo, sus funcionarios callaron la verdad para luego secundar al gobierno de Carmona durante los días 11, 12 y 13 de abril.
El libro El Código Chávez está basado en varios documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y del Departamento de Estado estadounidense y presenta algunas pistas sobre el papel de los Estados Unidos en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.
La propia Golinger hizo la aclaratoria de que El Código Chávez no es un libro sobre el proceso bolivariano ni sobre los cambios sociales que ocurren en el país, sino un análisis de datos muy interesantes que delatan la conspiración del gobierno de Estados Unidos en contra de la democracia venezolana.
Entre esos datos encontramos que, en los días previos al golpe de Estado, el National Endowment for Democracy (NED) y otros organismos norteamericanos aumentaron a un millón de dólares el financiamiento a los grupos de oposición.
Otras informaciones manejadas por la misma Golinger indican que estas organizaciones desembolsaron casi tres millones de dólares en los seis meses anteriores al 11 de abril.
La autora señaló que tiene en su poder cables de finales de 2001 donde la CIA y el Departamento de Estado se referían a Carmona como "el hombre correcto en el momento correcto".
Golinger comentó que un informe de la CIA daba cuenta de que sectores de la sociedad venezolana como algunos partidos de oposición, los medios de comunicación privados, la Confederación de Trabajadores de Venezuela, Fedecámaras y la Iglesia Católica planeaban un golpe de Estado.
Por ello, cuestionó que, a pesar de que el gobierno estadounidense dijo públicamente que no iba a apoyar a los golpistas, continuó enviando dinero para el financiamiento de sus actividades, incluso después de abril.
Por estos y muchos otros indicios -todos recopilados en el libro- la autora consideró evidente la participación del gobierno estadounidense en el golpe de Estado de abril, a la vez que alertó que la injerencia de los Estados Unidos en Venezuela ha ido aumentando desde esos días.
Golinger fue interrogada sobre la posibilidad de realizar una querella internacional contra Estados Unidos y consideró que sería un procedimiento muy difícil debido a que el gobierno de George W. Bush no respeta el derecho internacional.
Al respecto, Golinger recordó que Estados Unidos despreció a la Corte Penal Internacional y nombró como embajador en la Organización de las Naciones Unidas a quien retiró la firma del estatuto de Roma.