Caracas, 30 may (PL) Arrinconados ante el avance político, social y económico del gobierno del presidente Hugo Chávez, sectores opositores venezolanos apuestan nuevamente por acciones anticonstitucionales tres años después de un golpe de Estado.
Estos planes fueron denunciados el pasado sábado por el vicepresidente del país, José Vicente Rangel y confirmados el domingo por William Lara, dirigente del gobernante Movimiento V República.
"Hay informaciones de inteligencia que indican que algunos sectores, despechados por la derrotas que le propinamos en 2002 cuando intentaron un golpe militar, y en 2004 con el referendo presidencial, han acariciando la idea de atentar contra la vida del presidente Chávez", expresó Lara.
El dirigente político venezolano precisó que en función de una acción de esa naturaleza, el gobierno y los organismos de seguridad tomaron las medidas correspondientes, que no detalló.
Agregó que igualmente, "hay un plan de factores de poder transnacionales para desestabilizar a Petróleos de Venezuela (PDVSA) y menoscabar los logros económicos y sociales de la gestión del gobierno revolucionario".
El sábado pasado Rangel denunció en una concentración pública que se detectaron planes de atentar contra la vida de Chávez, por sectores desalentados por la posibilidad del derrotar al Presidente de la República por medios democráticos.
La denuncia de Rangel tuvo lugar al concluir una gigantesca manifestación en demanda de la extradición del terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles y en respaldo a la política petrolera oficial.
El vicepresidente habló en nombre de Chávez, anunciado para cerrar el acto que congregó a cientos de miles de venezolanos.
El anuncio de un plan para atentar contra el jefe de Estado coincide con encuestas que le atribuyen más del 75 por ciento de aceptación popular y un rechazo del 83 por ciento de la población a los partidos opositores.
Con ese apoyo, los partidarios de Chávez proyectan un triunfo absoluto en los comicios locales del próximo agosto, las elecciones al parlamento de diciembre de este años y esperan ganar 10 millones de votos, de un padrón de 14 millones, en las elecciones presidenciales de 2006.
El respaldo mayoritario a Chávez tiene base en la orientación social de su gobierno, que en seis años se apuntó logros en sectores como la salud y la educación gratuitas, la lucha contra el desempleo y la mayor distribución de los ingresos petroleros.
Con un incremento de 7,9 por ciento de su producto interno bruto (PIB) y una producción petrolera de 3,3 millones de barriles diarios, las autoridades venezolanas echaron por tierra las aspiraciones de la oposición de crear un caos que socavara el apoyo popular.
Sin un programa alternativo, sin líderes y desorientados ante el empuje de la Revolución Bolivariana y sus triunfos en todas las elecciones realizadas desde 1998, la oposición se ha ido quedando sin variantes para recuperar el poder.
En estas circunstancias, numerosos analistas locales estiman que falta todavía un ataque frontal, cuya expresión más radical sería el intento de magnicidio, antes de los comicios de diciembre de 2006 que darían a Chávez seis años más en el poder.