En una entrevista exclusiva con este diario, el canciller
venezolano, Alí Rodríguez, aseguró que "el problema no es México,
el problema es Estados Unidos", en referencia a los recientes
roces diplomáticos entre ambos países. A raíz del respaldo del
presidente Vicente Fox al proyecto Area de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) durante la pasada cumbre continental, y a la
oposición de Venezuela y el Mercosur a dicho plan, los
mandatarios mexicano y venezolano protagonizaron un intercambio
de descalificaciones que afectaron la relación bilateral. Y es
que la cuestión de fondo en esta disputa son las diferencias en
la forma de entender el libre mercado: mientras el respaldo de
México a la postura de Estados Unidos nos ha llevado a
enfrentarnos a naciones amigas y afines, la visión venezolana,
basada en relaciones comerciales equitativas, le ha permitido a
esta nación alcanzar provechosos acuerdos con sus vecinos.
Para Rodríguez, es antinatural imponer a los países de América
Latina un ALCA que privilegia los intereses de la Casa Blanca y
sus empresas trasnacionales y, en menor medida, de Canadá. "Hay
una impresionante concentración y centralización del capital
mundial" en manos estadunidenses, dijo. Por el contrario, afirmó
que la política exterior del presidente Hugo Chávez persigue el
establecimiento de un tratado comercial que tenga en cuenta las
asimetrías entre naciones y la realidad socioeconómica de
Latinoamérica, un apetitoso mercado de 540 millones de personas.
Esta visión ha impulsado al gobierno venezolano a firmar acuerdos
de cooperación energética y agrícola, entre otros temas, con
Argentina y Brasil, para mejorar la calidad de vida de sus
ciudadanos.
En contraste, el apoyo incondicional del gobierno de México, el
socio perdedor del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte, a las estrategias geopolíticas de Estados Unidos, ha
generado conflictos con aquellos países que deberían ser nuestros
principales aliados. Hay que recordar que el alineamiento de Fox a
los intereses estadunidenses y su promoción del ALCA durante la
cumbre también desembocaron en fricciones con el gobierno de
Argentina. Es decir, ahora, nuestros amigos se han convertido en
adversarios, sin que hubiera una real necesidad de ello.
Circunstancias como esta son aprovechadas por Washington, que en
los últimos cinco años ha expandido su red de tratados
comerciales en Centro y Sudamérica, en respuesta a la creciente
oposición al ALCA. Esos convenios le han dado acceso a las
riquezas naturales de la región en condiciones ventajosas y en
detrimento de los intereses de los pueblos afectados. No hay que
olvidar que las políticas económicas y comerciales de Washington
han sumido en la miseria a millones de latinoamericanos. Por si
fuera poco, Estados Unidos ha empleado su hegemonía para crear
división no solamente entre las naciones del subcontinente, sino
en el mundo entero, sobre todo entre países en vías de
desarrollo.
Lo más grave de la postura asumida por el gobierno mexicano, y de
otros que le siguen el juego a Estados Unidos, es que deja de lado
el hecho de que otro tipo de tratados comerciales, más justos, son
posibles. Se trata de convenios que tienen en cuenta las
necesidades básicas de la gente y que prevén una adecuada gestión
de los recursos naturales, por mencionar dos aspectos. Al
respecto, la estrategia venezolana de utilizar su riqueza
petrolera para lograr intercambios mutuamente provechosos es un
ejemplo que al menos se debe observar y analizar detenidamente.
Enviado gentilmente por: oacevedo51@aol.com