Caracas, 27 Ene. ABN.- En opinión del economista egipcio Samir Amín, quien fuera candidato al premio Nóbel de Economía 2004, la globalización bajo el sistema neoliberal convierte al mundo en un gran apartheid o sistema de separación, al condenar a la pobreza y la exclusión al conjunto de países pobres que se encuentran en la periferia de los países desarrollados capitalistas.
Amín explicó su visión de una nueva sociedad en el foro Hegemonía, gobernabilidad neoliberal y movimientos sociales, realizado en el Teatro Teresa Carreño, como parte del VI Foro Social Mundial.
Apartheid es el término con que se designa en la lengua Afrikaans, variante sudafricana del holandés, la idea de separación, y consistió en una política oficial en Sudáfrica desde 1944 hasta 1990, en la que se segregaba racial y territorialmente de manera sistemática a aquellas personas distintas a los blancos.
Para el académico egipcio, la existencia de un mundo unipolar, controlado a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC), no es otra cosa que un sistema de Imperialismo Colectivo, controlado por los Estados Unidos como líder indiscutible, seguido de Europa, Canadá y Japón.
Para Amín, la OMC no es más que un “ministerio de colonias” entidades comunes en los siglos XIX y XX, que se encargaban de controlar los territorios ocupados por los grandes imperios.
Esta organización impone una manera de hacer los intercambios de bienes y servicios, los salarios, las políticas comerciales, etc. Con lo cual le quita a los estados su soberanía económica pero además les impide otro tipo de intercambio o formación que no sea capitalista y neoliberal.
Ante esto se hace necesario, considera el académico, imponer una multipolaridad, una internacionalización de pueblos, de un frente común de países del llamado 'Sur', aunque esta unidad no depende necesariamente de los gobiernos sino mas bien de las personas, de los pueblos.
El nuevo sistema tiene que basarse en la solidaridad no en la competitividad como impone el neoliberalismo, enfatizó.
Según Amín, el socialismo no puede seguir siendo utópico sino que debe dar herramientas prácticas a los movimientos sociales de los pueblos.