DESPUES DE TRES AÑOS DE FUNCIONAMIENTO LA MISIÓN PARA BRINDAR ATENCIÓN MÉDICA PICA Y SE EXTIENDE
Los médicos cubanos siguen siendo mayoría entre el personal
Satanizado al principio por un amplio sector de la oposición, el programa Barrio Adentro, que empezó por iniciativa del alcalde del municipio Libertador, Freddy Bernal, penetró con la avanzada de médicos cubanos los barrios de Caracas y se convirtió para los caraqueños en un personaje perdido en la historia de la ciudad: el médico de cabecera. Tres años después los consultorios octogonales se han desperdigado por todo el país y ni siquiera los más radicales opositores lo rechazan, informó el diario Últimas Noticias.
Ahora plantean mejorarlo y profundizarlo.
El programa que fue asumido al poco tiempo de nacer, en abril de 2003, por el Gobierno Nacional como una Misión, aún no puede erigirse como la solución a la crisis de salud en Venezuela. Sin embargo, asoma un punto de partida que pareciera tener efectos profundos a largo plazo. Complementado con los programas Barrio Adentro II y III, este sistema de atención pública a la salud parece pretender sustituir al viejo Seguro Social, sin el prerrequisito de cotizar para acceder a los servicios.
Últimas Noticias intentó meterse barrio adentro con el Barrio Adentro para indagar sobre los resultados del programa.
No resultó tarea fácil. Hay que guardar el carnet de periodista. Los médicos no hablan pues necesitan de una autorización.
“Es que se ha desvirtuado mucho lo que hacemos. Nos da mucha pena, no piense que es una descortesía, si usted acude a nuestro coordinador y él lo autoriza, con mucho gusto la ayudaremos”, responden a la solicitud de información y más de un paciente mira con desconfianza “porque eso de hablar con periodistas no es bueno, a veces no dicen lo que uno dice”.
Así las cosas, no queda otra que observar y tomar nota mental.
Valle adentro. Con un caminar lerdo y pausado conduce el pesado cuerpo. Su cabello es cano y escaso. Aunque en su rostro no se dibujan surcos profundos, se denota el paso del tiempo. Con la torpeza propia de la ancianidad, se sube al jeep. Un hombre de unos 45 años la ayuda y se sienta a su lado.
Él usa lentes tan negros que le dan el aspecto de un invidente. La anciana, quien se percata de la curiosidad de su vecina, se voltea y dice: “Es que él tiene la vista dañada, vamos al médico”.
El vehículo comienza su periplo y la anciana, en compañía del hombre de lentes oscuros, se queda en los alrededores del Centro de Diagnóstico Integral Cipriano Yerena de El Valle, ubicado en el sector San Antonio de esa parroquia.
“Esto era antes un ambulatorio y lo convirtieron en un Barrio Adentro. A uno lo atienden bien aquí. ¿Verdad que parece una cliniquita, verdad que no parece un hospital al que uno está acostumbrado?” En el área de oftalmología hay un grupo de unas 15 personas que esperan pacientemente ser atendidas. “Uno no espera tanto aquí. Los médicos son buenos y los cubanos son muy simpáticos, hablan y hablan pero atienden rapidito y se interesan mucho por uno, aunque aquí también hay venezolanos”, asegura Josefina, la anciana mujer.
La sala del CDI -Centro de Diagnóstico Integral-, parte del programa Barrio Adentro II, es amplia. La construcción ha sido totalmente rehabilitada. Tiene capacidad para atender a unos 40 mil habitantes de ese sector y presta servicios en las áreas de emergencia, rayos X, ecosonografía, oftalmología clínica, endoscopia, laboratorio clínico, ginecología y salas de curas, así como enfermería, observación y terapia intensiva.
Treinta y dos galenos, entre venezolanos y cubanos, integran el personal médico. Al centro son remitidos, desde los ambulatorios de Barrio Adentro I, los casos que ameriten más que atención médica primaria y aquellos que impliquen la realización de exámenes especializados. “Éstos eran remitidos a hospitales y se presentaba el problema de que había tantos casos, que había que esperar meses a que a uno le dieran una cita para hacerse un examen o para que el especialista lo viera a uno. Ahora la cosa se distribuye un poco mejor”, aseguró José, un vecino de la zona.
Muchos de los casos que llegan al CDI Cipriano Yerena provienen de los módulos de Barrio Adentro I ubicados en los barrios Bruzual y El Topito de El Valle.
En Bruzual hay un módulo, cuenta con la asistencia de dos médicas cubanas, una que atiende casos de medicina general y la otra odontóloga.
Mientras un niño llora porque le extraen un diente de leche, los pacientes son atendidos, en su mayoría, por padecer tensión alta, diarreas, gripes.
“Aquí se trabaja mucho porque viene bastante gente. En la mañana se hacen consultas, en la tarde las médicas hacen visitas y chequean cómo van los pacientes, dan charlas de salud y prevención y otras cosas”, asegura la enfermera que no quiere ser identificada.
Entre tanto la consulta se lleva a cabo con la cotidianidad de cualquier día.
Pedro Arias, miembro del Comité de Salud Eduardo Gallego Mancera, dice que la construcción del módulo costó “esfuerzo y voluntad”.
El dueño del terreno lo donó para esta obra y en principio hubo problemas porque, por las características de lugar y del sector, los arquitectos decían que no se podía construir, pero los miembros de la propia comunidad demostraron que sí se podía.
“Luego de eso hubo que prácticamente construirlo dos veces más porque las paredes se caían y había filtraciones”.
Pero éste no es el único problema que ha afectado a este módulo. También la falta de solidaridad pesa. “En principio muchos rechazaron a los médicos antillanos y también hubo desconfianza por sus méritos académicos, tú sabes, una matriz de opinión creada por los medios de comunicación; pero también la falta de solidaridad de la gente, cosa que aún impera. ¿Ves aquella flaquita que viene cargando esas cajas sin que nadie la ayude? Ella es la odontóloga y, como ves, nadie le echa una mano; eso sí, si las medicinas no llegan a tiempo hay reclamos. Para los médicos cubanos la cosa no ha sido fácil. Cuando se inició el programa Barrio Adentro y se solicitó la ayuda a Fidel, él los envió de inmediato y el beneficio nos tocó, pero también la sorpresa. Dónde ubicarlos era una de las interrogantes; entonces los llevamos a casas de vecinos para que durmieran allí. Muchos fueron receptivos y hospitalarios con ellos, otros no tanto. La dueña de una casa donde residía una de las doctoras cubanas logró que se hicieran rehabilitaciones en su vivienda con el argumento de que ella resguardaba a una de las doctoras. Cuando la casa estuvo lista y como nuevecita, prácticamente la echó”.
En área escuálida. Noemí, fanática del aseo, mezcla en un tobo de agua varios productos que contienen amoníaco con un chorrito de cloro para que la limpieza sea más efectiva. Al bajar la cabeza para tomar entre sus manos el paño con el que pretende arrasar con los microbios, respira una espesa nube gris, una especie de gas, que le provoca mareos. Al poco rato no puede respirar.
No hay nadie en casa, su esposo está trabajando, los niños en la escuela.
Ella, sin carro y sin aire para respirar, decide acudir al centro asistencial que le queda más cerca: el módulo de Barrio Adentro I ubicado en La California Norte, donde Noemí reside. Llega con la sensación de que por “escuálida” no la atenderán.
La reacción alérgica ante una explosiva combinación de productos contentivos de amoníaco y cloro fue atendida y Noemí se recuperó “aunque esas pastillas para la alergia que me dieron me pusieron a dormir todo el día”.
“El módulo fue muy cuestionado en principio; de hecho, muchos vecinos se oponían, pero ahora mucha gente se ve aquí”, asegura Eduardo, vecino del sector desde hace diez años.
Al lado de este módulo hay una edificación sede de un Centro de Diagnóstico Integral de Barrio Adentro II, a través del cual brindarán atención y realizarán exámenes en áreas especializadas.
“Mucha gente viene diariamente, quizás menos que en las zonas populares, pero vienen, sobre todo señoras mayores que se revisan la tensión”, asegura Mariana, quien trabaja como doméstica en una de las residencias de la zona y va camino al módulo.
“Muchos decían que los doctores no eran doctores y que eran los venezolanos los que debían trabajar en este programa; de repente sí, pero es que a los médicos venezolanos no les gustaba ir a los barrios, por lo menos yo, que vivo en Petare, no vi nunca a ninguno por allá como ahora”, dice Mariana.
Servicio de calidad. La doctora Nuramy Gutiérrez, coordinadora nacional de la Red de Clínicas Populares, explica que el proyecto de red de atención médica que ha implementado el Gobierno se clasifica en tres etapas. La primera de ellas es el conocido Barrio Adentro I; que funciona en los ahora muy comunes módulos octagonales y son atendidos por los médicos cubanos.
“En esta primera etapa nos planteamos varias metas; la primera de ellas, que los habitantes de los sectores populares pudieran contar las 24 horas con la atención médica primaria, así como también poder atender en la propia comunidad 80% de los motivos de consultas por los cuales las personas acudían a los grandes hospitales, lo que les colapsaba”.
Explica Gutiérrez que conociendo el diagnóstico de los pacientes atendidos en las comunidades se diseñó la segunda etapa de Barrio Adentro, en donde se inició la construcción de las clínicas populares, los Centros de Diagnóstico Integral (CDI) y las Salas de Rehabilitación Integral (SRI).
“Las infecciones respiratorias agudas, diarreas, enfermedades de la piel y las crisis hipertensivas son las patologías más comunes atendidas a través de Barrio Adentro I, en donde también acudían pacientes que requerían de una atención médica más especializada, estudios de laboratorio, rayos x u operaciones de mediana complejidad, que son remitidos desde los módulos de los médicos cubanos”.
En este nivel también se adelantan los Centros de Atención Tecnológica, en donde se pueden ejecutar exámenes muchos más especializados, para lo cual han sido adquiridos equipos modernos. Si un paciente requiere de una atención más especializada es referido a un hospital en donde le pueden ofrecer una atención más profunda.
Las personas que acuden al segundo nivel de Barrio Adentro cuentan además con el servicio de ambulancia para cualquier traslado que se requiera.
La organización comunitaria a través de la conformación de los Comités de Salud es otro punto a favor de este programa, pues son los propios vecinos quienes están supervisando directamente el programa a través de las contralorías.
Inconvenientes. Gutiérrez señala que en los tres años que lleva este proyecto de salud se han presentado varios problemas, como por ejemplo la ubicación de los módulos en lugares no apropiados. En algunos casos las estructuras han tenido que ser demolidas por deslizamientos de tierra.
La falta de espacios para la construcción les ha traído algunos dolores de cabeza, por lo cual algunos viejos centros han sido remodelados y convertidos en modernos centros de salud como es por ejemplo la sede del Ivss, en la avenida Sucre de Catia, Caracas, en donde ahora funciona una clínica popular.
“Otro de nuestros problemas ha sido la falta de personal de personal médico que labore en nuestros centros. Entre los profesionales que estamos requiriendo se encuentran médicos internistas, traumatólogos y radiólogos y personal de enfermería”.
Pese a los inconvenientes, incluso los problemas administrativos con el personal, todo indica que Barrio Adentro seguirá agarrando cancha y su principal soporte serán los beneficiarios que se sienten tranquilos y confiados por tener al médico allí mismito.
DEFENSA
Freddy Bernal, alcalde del municipio Libertador a quien se le atribuye la creación de Barrio Adentro, dice que el programa fue iniciado en las parroquias Sucre, La Vega, San Juan, 23 de Enero y Antímano, en donde el primer apoyo lo obtuvo de las mujeres.
“Cuando comencé a proponer el programa muchas personas me dijeron que si estaba loco, que el problema de la inseguridad en los barrios no dejaría trabajar a los médicos y que eso era muy costoso, entre otras cosas. Conté con el apoyo de grupos de mujeres organizadas que sin ningún tipo de reparo dieron abrigo en sus casas al contingente de 54 médicos cubanos que se mudaron a las barriadas y cuyo trabajo sirvió para que el proyecto se implantara a nivel nacional con el apoyo del presidente Chávez”.
LOS TRABAJADORES TIENEN SUS QUEJAS
Falta de un contrato justo para los trabajadores, escasez de medicamentos, problemas a nivel de las estructuras tanto de los módulos como de las clínicas populares, son algunas de las quejas que los trabajadores de este sistema de salud han denunciado.
Aile Rodríguez, doctora adscrita a la Clínica Popular de Caricuao, y María Cepeda, licenciada en el área de enfermería y quien labora en la Clínica Popular de La Dolorita, sostienen que es necesario corregir estas fallas que presenta el sistema, especialmente en lo relacionado con el trato al personal por parte de los supervisores.
Señalan que es necesario mejorar la dotación de los centros de salud, así como el mantenimiento de los equipos. Dicen que han conformado el Frente Único de Trabajadores de la Salud, a través del cual defenderán tanto sus derechos laborales como el de los pacientes a tener un servicio de calidad.
CIFRAS
Bs. 43 billones es el presupuesto para la ejecución de Barrio Adentro III..
17 millones de pacientes han sido atendidos desde que se inició el programa. Las patologías básicas son:
infecciones respiratorias, diarreas, enfermedades de la piel y crisis hipertensivas.... ..
23.601 médicos cubanos están asignados al programa.
Para noviembre de 2005 se indicaba que los galenos venezolanos en el programa eran 1.100 .
150 Centros de Diagnóstico Integral.
Aspiran llegar a 600 antes de que culmine el 2006.
151 Salas de Rehabilitación Integral están en funcionamiento. El gobierno aspira construir 600.
Bs. 200 millardos fueron presupuestados para la dotación de las Clínicas Populares. De éstas hay diez que funcionan, seis están en la Gran Caracas y el resto en el interior.
Esperan construir 16 en todo el país.
Bs. un millón 140 mil es el sueldo asignado a un médico del programa. Se cancela un bono de productividad que puede hacer llegar al salario a Bs. un millón 900 . Se paga un bono nocturno y los días feriados.