Londres, 10 ago (PL) Entre las principales víctimas palpables de la paranoia antiterrorista en este país, figuran las acciones de la compañía aérea British Airways, la cual suspendió todos sus vuelos, a causa de una alerta por amenaza de atentados.
La cotización de las acciones de esa empresa retrocedió esta jornada en un cinco por ciento al conocerse el arresto de al menos 23 personas relacionadas con la posible preparación de atentados contra 10 aviones comerciales con el uso de explosivos líquidos.
Esa operación de Scotland Yard ocurre luego del anuncio la víspera del ministro del Interior británico, John Reid, del presunto peligro de acciones terroristas en este país.
Reid pronunció un discurso en el cual pretendió retomar las justificaciones utilizadas en su momento por el primer ministro Tony Blair para imponer medidas de control interno, consideradas violatorias de los derechos civiles.
Otra consecuencia directa de la operación policial fue el caos en los aeropuertos londinenses, en los cuales cientos de vuelos fueron cancelados, mientras se refuerzan los controles del equipaje de mano de los pasajeros.
El Ministerio del Interior quedó muy mal parado en junio pasado, cuando detuvo a dos hermanos musulmanes de nacionalidad británica en un barrio capitalino por la supuesta preparación de explosivos en su vivienda.
La información sobre la existencia de sustancias químicas que podían emplearse para preparar bombas en el apartamento de esas dos personas resultó falsa y la policía se vio obligada a liberar a los detenidos y admitir su error.
Uno de los hermanos resultó herido en la operación policial en circunstancias que aun se investigan.
Además, la referida dependencia se vio envuelta en otro escándalo por permitir la estancia en este país de más de mil ex convictos foráneos, pese a recibir advertencia del peligro de esa decisión para la seguridad del país.
Blair se convirtió en el paladín de la protección ciudadana, lo cual fue el centro de sus justificaciones para introducir controvertidas medidas de seguridad en el Reino Unido.
Asimismo, el jefe de Gobierno trató de obviar la vinculación de los atentados suicidas del 7 de julio de 2005 en esta capital, con saldo de 56 muertos y 700 heridos, con la participación de tropas británicas en la ocupación de Iraq, agredida en marzo de 2003.
Medios de prensa comentan que en otras ocasiones, el Primer Ministro amplificó la amenaza terrorista para tratar de salir a flote, en medio de la serie de escándalos que afecta al ejecutivo.
Al referirse a la redada policial de este jueves, Reid consideró que en caso de cometerse los ataques la pérdida de vidas inocentes habría sido de "una escala sin precedentes".
