Especialistas de varios países reunidos en La Habana demostraron la necesidad de una protección legal para las creaciones e invenciones, y de la aplicación de una estrategia marcaria en pos del desarrollo competitivo de sus productos o servicios
Cómo los sistemas nacionales de Propiedad Industrial pueden y deben
favorecer la formulación de estrategias tecnológicas y marcarias de
instituciones y empresas que fomenten el proceso de la innovación y
coadyuven a dinamizar la cultura en la materia, fue el común
denominador en los debates y reflexiones del seminario internacional
MARCAS 2007.
El evento, organizado por la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial
(OCPI), sesionó en el capitalino hotel Occidental Miramar la semana
última con la asistencia de expertos de España, Costa Rica, Honduras,
México, Panamá, Venezuela, Cuba y de la Organización Mundial de la
Propiedad Intelectual (OMPI).
Participó en el encuentro una amplia representación del empresariado
cubano -proveniente de sectores como el turismo, la industria básica,
la alimenticia, la pesca, la ciencia y la tecnología, entre otros-, que
evidenció la necesidad de integrar a su práctica comercial global la
estrategia de marca.
Se trata del reto de fomentar una cultura y elevar el conocimiento en
materia de protección de las creaciones e innovaciones, con el
propósito de que la misma se convierta en instrumento de gestión del
quehacer organizacional en correspondencia con los intereses de
desarrollo de la sociedad, de manera justa y equitativa.
María de los Angeles Sánchez Torres, directora general de la OCPI, hizo
referencia a que la propiedad intelectual para la comunidad
internacional se convierte cada día en un espacio de política de los
Estados, que debe ser gestionada a favor de los intereses de la
sociedad, y en correspondencia con las estrategias de salud y seguridad
alimentaria.
En el caso de Cuba, los logros y aplicaciones más novedosos de la
ciencia o la tecnología se socializan de una manera ordenada, así como
el conocimiento manifestado en todas las ramas del saber. Para ello la
OCPI promueve la inserción de ese instrumento en toda la actividad de
comercialización de los rubros exportables, tanto los de alto valor
agregado de la ciencia y la tecnología, como productos de bienes y
servicios de la gestión de las empresas nacionales.
Fomenta además la aplicación de la legislación en esa materia:
invenciones, marcas y otros signos distintivos, y desarrollan un
programa de educación y cultura que incentive el mejor uso de la
información científica y tecnológica en los programas de investigación
del país.
Beatriz Amorín, consultora de la Oficina de Asistencia Técnica y
Fortalecimiento de Capacidades para América Latina y el Caribe de la
OMPI, se refirió a la importancia de las marcas e indicaciones
geográficas para distinguir la calidad de los productos y servicios de
un país.
Exaltó la fuerza de marcas cubanas muy reconocidas en el mercado
mundial y sugirió que ese mecanismo sea tan empleado en la
comercialización de los resultados científico-técnicos como en la
industria y las ramas tecnológicas, ya que no es pequeña la lista de
innovaciones que la ciencia de la Mayor de las Antillas aporta al
desarrollo de la humanidad.
MARCAR LA DIFERENCIA
Contar con un sistema de protección de la creación intelectual que
permita a las entidades resguardar sus activos intangibles adquiere una
elevada significación en la sociedad del conocimiento actual, en la que
una cultura de innovación empresarial es esencial para enfrentar el
nuevo orden económico mundial.
Según trascendió en el seminario, esa cultura implica la capacidad de
poder ofrecer oportunamente productos y servicios con atributos
especiales y características diferentes, que conlleven una ventaja
respecto de aquellos que la competencia puede ofrecer en similares
condiciones. Es la marca un mecanismo de diferenciación que hace
posible la publicidad, la creación de clientela y el posicionamiento de
los productos o servicios en el mercado.
Una marca es un signo que permite diferenciar los productos o servicios
entre una empresa y otra; mientras que el consumidor la reconoce como
un instrumento para distinguir y elegir productos y servicios en el
mercado. Puede consistir en palabras, letras, números, dibujos, fotos,
formas, colores, logotipos, etiquetas o una combinación de esos
elementos.
Para la empresa, la marca es la que confiere individualidad al producto
y permite reconocerlo de entre miles de otros análogos o parecidos:
“…cuánto más se valore el producto, más valor tendrá la marca…” , de
ahí que ese mecanismo esté presente en sus estrategias de desarrollo y
comercialización.
Por ello, integrar los objetivos que favorezcan el avance
socioeconómico en la elaboración de los estándares y prácticas en la
esfera de la propiedad industrial, en materia de marcas y patentes, es
una tarea crucial de los decidores de política.
En el enfoque empresarial no puede faltar la dimensión de la innovación
y gestión de las marcas, que presupone el uso adecuado de las normas de
calidad para lograr certificar los productos y sistemas antes de
aventurarse en el mercado, lo mismo hacia adentro que hacia fuera.
DEL LADO MAS OSCURO
Los grandes consorcios farmacéuticos ejercen una influencia muy
negativa en la comercialización de los medicamentos al extender, por
ejemplo, la presencia en el mercado de productos cuya patente ha
expirado con la misma marca que se comercializó y la consiguiente
repercusión en los precios de los fármacos y en su accesibilidad.
Como señaló en el encuentro la Directora general de la OCPI, no en
pocas ocasiones, se hace referencia al impacto del Acuerdo sobre los
ADPIC* y la Salud Pública, en lo relativo a las patentes, en temas tan
específicos como la extensión del tiempo de vigencia de estas, mediante
los datos de prueba, o el elevado precio de los medicamentos protegidos
por patentes, que le otorgan exclusividad en el mercado, condenando a
los consumidores a comprarlos a precios elevados.
Llamó la atención sobre la falta de I más D en las enfermedades
olvidadas de los países pobres, por no ser consideradas inversiones
lucrativas para las grandes transnacionales.
Sin embargo, no se puede obviar el impacto de las marcas comerciales en
la salud pública pues, por ejemplo, se ha demostrado que la
prescripción de medicamentos con la Denominación Común Internacional
(DCI) o Nombre Genérico ha disminuido los precios, en relación con la
prescripción de fármacos por marca comercial.
“Ello permite un aumento a la accesibilidad a los medicamentos, ya que
se incrementa la oferta de productos con un mismo principio activo a
precios más reducidos”, precisó Sánchez y añadió: renunciar a la
prescripción con la Denominación Común Internacional implica tener que
pagar más por un medicamento que puede resultar esencial para la vida.
En el encuentro se examinaron las temáticas relacionadas con los
acuerdos y tratados internacionales vigentes en la materia, sobre la
evolución más reciente de las negociaciones referentes a indicaciones
geográficas, así como sobre la gestión de las marcas insertadas en la
actividad económica, comercial y la inversión extranjera.
Experiencias nacionales en la conformación de estrategias marcarias,
tanto de instituciones de I más D como del sector empresarial; la
gestión de la información de marcas asociadas a los procesos de
transferencia de tecnología y las marcas colectivas, fueron asuntos
analizados en el evento.
El nuevo modelo de marcas colectivas “muchas empresas, una sola
estrategia para enfrentar el mercado”, presentado por funcionarias del
Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) de la República
Bolivariana de Venezuela, tuvo gran aceptación al demostrar la urgencia
de utilizar esa herramienta de desarrollo social como parte del proceso
de refundación de aquel país.
Consideraron las expertas venezolanas que además de su función
económica como signo indicativo de procedencia, calidad, origen y otras
cualidades intrínsecas del producto, la marca debe incluir el contenido
ético social del cual la despoja habitualmente la libre competencia.
Entidades locales aprovecharon la ocasión para realizar presentaciones
promocionales entre las que se destacaron las de la marca de café
cubano Regil que pronto se volverá a producir en el país a partir de su
nuevo registro, o de la ya posicionada en el mercado CORACAN, la de
helados Guanaroca, el ron Havana Club y Conchita.
Empresas como Mathisa, PRODAL, Bravo S.A, Habanos S.A, Cervecería
Bucanero, ETECSA S.A, grupo hotelero Gran Caribe, Productos Lácteos
Escambray, Corporación Cubanacán, la Unión Suchel, TABACUBA, el Centro
Nacional de Derecho de Autor, la empresa de níquel de Moa, la
Corporación Cuba Ron, ARTEX, las uniones Molinera, Confitera y de
Conservas y Vegetales del MINAL, el Centro Nacional de Investigaciones
Científicas (CNIC), entre otras, intervinieron en el seminario.
BRINDIS DE LA DISCORDIA
En el Seminario Internacional Marcas 2007 se denunció una vez más el
proceder inconsecuente de los Estados Unidos de América, que por un
burdo artificio legal, incluyó un artículo, la Sección 211 en la Ley de
Presupuesto de 1998, que confiere a los titulares de marcas
abandonadas, derechos desconocidos o inexistentes en la práctica
internacional, con el propósito de impedir a las compañías cubanas, o a
sus sucesores en interés, que ejerzan las facultades que les
corresponden sobre las marcas registradas y vigentes.
Como una expresión más del bloqueo norteamericano (política que rebasa
las esferas económica, comercial y financiera y se extiende incluso a
la Propiedad Intelectual), la marca de ron Havana Club ha sido blanco
de constantes ataques e intentos de robo del registro en el territorio
estadounidense.
En violación de las leyes internacionales del comercio, utilizan
incluso el anagrama de Havana Club en sus esfuerzos de excluir del
mercado al verdadero ron cubano.
MARCAS CUBANAS DE RENOMBRE
Son 60 000 marcas entre nacionales y extranjeras, las registradas en la
mayor de las Antillas, donde prevalecen algunas centenarias como la
Occidental, de la afamada y reconocida bebida Guayabita del Pinar, cuyo
primer registro data de principios del siglo XX, o el café REGIL, que
próximamente se integrará de nuevo a la lista de las infusiones
aromáticas cubanas.
Muy reconocidas son también las 34 marcas comerciales registradas y 22
Denominaciones de Origen Protegidas de la empresa Habanos S. A, una
entidad con su estrategia basada en el uso de mecanismos de propiedad
intelectual. Ejemplo es el nuevo Modelo de negocios con el empleo de la
Marca (Productos Asociados) que implica diversificación y búsqueda de
nuevas imágenes y mercados.
El pasado noviembre fue inaugurado en Tokio, Japón, el primer Cohiba
Atmosphere, nuevo concepto bajo licencia de Habanos S.A. para la
categoría de Servicios. Algunos de los productos asociados son los
Perfumes Montecristo, Vegueros y Romeo y Julieta, el Cognac Cohíba, la
Guayabera Vega Robaina, entre otros.
(ADPIC*: Acuerdo sobre los aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el comercio)