En una palabra: ¡Amigos!
Por: Hugo Moyer Agostini
Viernes, 24/01/2003 11:36 PM
“¿Amigos?, mentiras no hay amigos / la amistad verdadera es ilusión/
ella pasa se aleja y desaparece / con los giros que da la situación”
“Verdades Amargas” / Anónimo
Hay una palabra mágica que desenreda todos los enigmas. Una fuerza indestructible que impulsa los latidos de los nobles, los príncipes, los reyes, los poderosos, los pueblos y de la gente común y corriente. Una enramada de emociones y afectos que cruza y salpica las sonrisas de buenas intenciones. Un manantial de destellos radiantes y helechos colgantes que abrazan el mediodía y gozan de colmenas repletas de inusitadas algarabías al ritmo del baile, la palabra atrevida y los mangos bajitos. Es la sublime canción que sirvió de estímulo al encuentro deportivo y humano en aquellos recordados juegos mundiales en Barcelona, España. Es la esperanza de la vida, quizás la ilusión pasajera de los que bondadosamente confían y al decir de nuestro recordado poeta, Aquiles Nazoa: “el invento más bello del hombre”. Ella y sólo ella, es la amistad.
Cada uno de nosotros tenemos entre nuestros conocidos a verdaderos camaradas, aliados, socios, colaboradores, compañeros, compatriotas, amigos, pero también, estoy seguro que cada uno tiene sus “amigos”. Amigos, entre comillas, es decir, aquellos que se dicen nuestros amigos, pero cuya esencia no se identifica con la nuestra. Porque en realidad, ellos son de otro color. A veces se comportan como el camaleón. Son y no son. Viven en la apariencia haciéndonos creer que son incondicionales, que están dispuestos hasta el sacrificio y que son capaces de desprenderse solidariamente de sus bienes, de su tiempo y de su futuro por verte sonreír de felicidad. Son muchas veces tus colaboradores y defensores más acérrimos ¡Ay de aquel que se meta contigo! Siempre estarán allí cuando los necesites, por supuesto, siempre y cuando, ellos también te necesiten. Sólo serán tus “amigos” si les eres útil para sus fines o su sobrevivencia.
Todo esto viene a cuento a propósito de la iniciativa de algunos líderes mundiales, entre ellos el Presidente Lula, de constituir el llamado grupo de países amigos de Venezuela. Bueno es advertir que hay amigos y “amigos” de Venezuela. Hay líderes, instituciones, organismos mundiales, pueblos enteros, países y gobiernos que son verdaderos amigos de este glorioso pueblo. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que, muchas veces, y ha ocurrido en este mismo gobierno, los “amigos” se convierten en verdaderos enemigos, adversarios u oponentes. Mientras que los que parecían “enemigos” se han convertido en los verdaderos aliados y amigos del proceso ¡Cuidado! las apariencias engañan. Sólo en la esencia, está la verdad que envuelve la amistad. Agazapados tus “amigos” pueden luego traicionarte. ¿Cuáles son entonces los verdaderos países amigos del proceso de cambio y transformación que vive la nación venezolana y del gobierno legítima y legalmente constituido? ¿Serán los Estados Unidos, España, Portugal, Brasil, México, Perú, Chile? ¿O acaso existen otros países amigos como Rusia, China, Colombia, Cuba, República Dominicana, Argentina, Argelia, Corea del Norte, Ecuador, Canadá, Francia...?
Ninguna potencia mundial, ningún imperio, incluso ninguno de nuestros verdaderos amigos pueden imponernos quienes formarán parte de nuestro selecto grupo de amigos ¿Por qué entonces hemos permitido que líderes y gobiernos que se han declarado “amigos” o enemigos abiertos de este proceso de cambio y transformación, aparezcan ante el mundo formando parte del “grupo de amigos de Venezuela”? ¿Dónde está nuestra soberanía, nuestra independencia y autodeterminación para decidir, por nosotros mismos, las cuestiones trascendentes de la patria? El gobierno venezolano tiene el derecho y la obligación de elegir a sus amigos y, conjuntamente con ellos, buscar una salida pacífica, realmente democrática, justa y soberana, que satisfaga las expectativas de las grandes mayorías de nuestro pueblo y castigue a los responsables de la situación de aflicción, caos y bochinche que vive la República. Sólo así, podemos vocear junto al pueblo: ¡Así, así, así es que se gobierna!