La guerra civil en su fase incruenta ya está aquí, es necesario detenerla. Veamos.
Más allá de las excusas, de los recursos de manipulación mediática, en Venezuela existe un poder paralelo, que tiene gente, un presidente, un parlamento, un poder judicial, nombra embajadores, controla citgo, decreta medidas que no se cumplen, y poco a poco va acumulando una fuerza militar. Existe, también, el poder tradicional, con su presidente, su parlamento, poder judicial, militar, que toma medidas que tampoco se cumplen, su PDVSA muribunda.
Los dos poderes, ya sabemos, representan lo mismo, al capitalismo, es una confrontación intercapitalista. escenifican una guerra por ahora incruenta, aunque cada momento se va deslizando hacia la confrontación militar abierta. El choque de los dos poderes ocupa el paisaje político, todos los días vemos los pasos que se dan hacia el choque final.
Lo internacional domina el cuadro político, tras bastidores les sobresale el rabo con la ponzoña en la punta. Los gringos amenazan, los rusos responden en una especie de guerra fría, por ahora.
El poder oficial entrena lo que ellos llaman colectivos, que son en realidad paramilitares, y no dejan de llamar a la población desorganizada para que ataque a los que pidan la intervención extranjera, es decir, a los partidarios del poder opositor, de esta manera decreta la ley fascista, sin juicio, sin mediar nada, linchamiento. No deja de tomar medidas represivas, pone presos a diputados, arrebata inmunidades.
El poder opositor, se declara franquicia gringa, amenaza con la intervención, intenta un raro golpe de Estado, y anuncia nuevas medidas y desprendimientos militares.
Este es el cuadro político, que se mueve acelerado hacia una confrontación que amenaza con ser muy cruenta. El bando oficial luce destartalado, sin cohesión, sin sustento ideológico, basado en la mentira, la manipulación. El bando opositor, aunque hace grandes esfuerzos por esconder el odio que lo guía, éste se le sale por los poros, es más, una de las dificultades más graves que tiene es su incapacidad de diferenciar sectores en el oficialismo, quieren pasar la guillotina a todo el que respire, "perseguirlos hasta debajo de las piedras". Sin embargo, su problema vital es su dependencia de los gringos, los voceros gringos marcan la ruta, almagro decide las acciones.
Recientemente, se llevaron secuestrado a un diputado del poder opositor con la excusa de una rara flagrancia de la pendencia en el puente de Altamira. Aquello fue un reality show, el diputado no quiso salir del auto y se lo llevaron preso remolcado con una grúa, todos los días asistimos a episodios que van escalando la confrontación. Los bandos cada día se definen más, sus vasos comunicantes cada día se reducen, el fanatismo exacerba, la situación presagia una gran tragedia.
Es necesario tomar medidas urgentes, detener a esta guerra civil ahora que aún está en pañales. Es necesario, ya otros lo han dicho, una Junta Patriótica de Gobierno, un gobierno revolucionario de transición que saque al país de este falso dilema: "o madurismo o agentes gringos"; que nos devuelva la Patria de estos dos bandos que la han secuestrado.
Es hora de dejar los melindres y unirse todos los dirigentes chavistas, los que aún sientan a Chávez de verdad, verdad, su pensamiento anticapitalista, antiimperialista. Es necesario construir una vanguardia chavista, una opción chavista.
El destino de la Patria debe estar por sobre cualquiera consideración personal. El Chavismo no puede quedar en este desastre, el sueño del Comandante no puede concluir en los disparates de estos cuatro gusanos que medran de la descomposición del país. Nuestros líderes chavistas tienen la palabra, se dejarán joder uno a uno, o se unirán en una vanguardia que guíe, reivindique al Chavismo…