¿Una Junta Patriótica pide Rafael Ramírez? ¿Para qué?

Martes, 21/05/2019 10:09 AM

La Junta Patriótica, esa que emergió en 1958, a la caída de Pérez Jiménez como la agrupación entonces interesada en rescatar y establecer las libertades públicas y todos los derechos previstos en cualquier constitución moderna de entonces, estuvo integrada por factores interesados en esos objetivos. Nació el año anterior, en 1957 y la componían el PCV y AD, las organizaciones políticas ilegalizadas por la dictadura desde el mismo día del golpe contra el maestro Gallegos, en 1948, quienes llevaron el peso brutal de la resistencia, Copei y URD, los partidos liderados por los abogados Rafael Caldera y Jóvito Villalba, ilegalizados con posterioridad a las elecciones de 1952.

Esa Junta Patriótica, cuyo presidente, por razones de seguridad, se rotaba todas las semanas, estuvo presidida, para el momento de la caída de la dictadura por Fabricio Ojeda, del partido de Jóvito Villalba, justamente uno de los tantos periodistas que registraba las noticias del Palacio de Miraflores.

Después de tantos años de distanciamientos entre AD y los dos últimos partidos mencionados, es decir URD y Copei, que fueron en muchas oportunidades calificados y denunciados por la dirigencia del primero como colaboracionistas de la dictadura y hasta habiendo evidencias que mantuvieron una postura indiferente, por decir lo menos, al momento del golpe, lograron ponerse de acuerdo, primero en lo interno, primordialmente por el arduo, heroico y paciente trabajo del PCV y la juventud adeca, para enfrentar a la dictadura y realizar tareas comunes. Las juventudes comunistas y adecas, en los frentes sindicales y estudiantiles, venían haciendo en común esa tarea desde años atrás, sobre todo a partir del momento cuando Leonardo Ruiz Pineda asume la dirección clandestina del partido y hasta ejerce la tarea con independencia de la dirección nacional en el extranjero que todavía se mantenía sectaria, golpista, aventurera y anticomunista. Esa como mancomunidad en la resistencia de esos dos partidos, dio origen al termino adeco, que empleó la policía política para aludir a los militantes de AD; la misma estrategia que lleva ahora a llamar comunista a todo aquel que defienda la soberanía y se oponga a las oscuras intenciones de los gobiernos de EEUU.

La Junta Patriótica fue pues en buena medida la expresión de la evaluación de aquella coyuntura de las juventudes de los partidos que pusieron al lado prejuicios, sectarismo y entendieron aquella tarea inherente a todos ellos; también la necesidad que los unía de de rescatar las libertades, dignidad y entre ellos en eso no había diferencias. Supieron entender pues que era más lo que les unía, por el bienestar del país, que lo que los separaba. Y aquellos jóvenes, quienes estuvieron en la Junta Patriótica y en las direcciones clandestinas de los partidos, estaban ganados para mirar todo lo bueno y generoso y hasta honesto que había en cada uno ellos, sobre todo en el otro. Cada uno de los hombres que integraron esa junta estaban llenos de méritos y amor por el país y su destino. Y eso, justamente, fue lo que uno vio en el otro. ¡Más era lo que los unía que lo que les separaba! Ninguno de ellos tenía cuenta pendiente alguna, ni siquiera se le podía acusar de haber colaborado con el perezjimenismo precisamente porque su poca edad aquello desmentiría. No habían formada parte de aquellos grupos que se alimentaban y potenciaban con el odio anidado contra el adversario. Pensar que en el pasado de alguno de ellos pudiera haber un grave pecado, como el haber mal dispuesto de los bienes de la nación u otro crimen igualmente grave era un desatino. Sólo hombres como ellos podían componer esa junta. Pese venían de aquellos partidos fundados por hombres que desde el año 1928 venían peleándose el liderazgo generacional, en veces haciendo uso de armas innobles, como haber apoyado o mostrarse indiferente ante el golpe contra el presidente Rómulo Gallegos y colaboracionista con el gobierno nacido de aquel atropello a la legalidad, no obstante ellos, los jóvenes de la Junta Patriótica, se habían encontrado en circunstancias difíciles en la calle y hasta en la cárcel luchando contra la dictadura. La hoja de servicios de cada uno estaba limpia, nadie podía acusarles de haber cometido abusos en el manejo de la cosa pública de manera directa o haber favorecidos amigos, compañeros o hasta familiares para que eso hiciesen. Eran esos jóvenes de entonces aptos para integrar aquel organismo que tenía como meta rescatar al país de manos de aquella dictadura.

Pero esa Junta Patriótica, quizás por esa como virginalidad de sus integrantes, no se planteó la toma del poder; es más ni siquiera aspiró influir sobre quienes lo ejercieron para que accionaran conforme a la síntesis que ella representaba, en determinante inclinación a favor de los intereses nacionales y de la necesidad de atender a las multitudes.

Alguien ha estado hablando de una nueva Junta Patriótica para estos tiempos, que surja como resultado de las conversaciones que se han iniciado en Oslo y que tanto el gobierno mismo como Guaidó parecieran querer sabotear. Maduro ha estado hablando de manera imprudente como destinado a repotenciar el odio del universo opositor, generar allí rechazo a todo intento de dialogar y favorecer a quienes apuestan a la violencia.

Por su lado Guaidó se manifiesta más imprudente que su oponente contra ese proceso que se reinicia en Oslo y con los mismos fines, pues ha dicho:

"Sí, si fuimos (a una reunión), pero aquí no hay nada que entablar. Aquí todo el país sabe lo que quiere y necesita no nos confudamos".

Es obvio que descalifica el intento, pues "no hay nada que entablar". Está allí entonces por no dejar y dejar que el tiempo corra, como si correrá a su favor.

"No nos van a joder, ya basta que nos vean la cara de tontos a los venezolanos. No nos dejemos confundir. Aquí la ruta ha sido clara y ustedes la conocen: Cese a la usurpación, Gobierno de Transición y Elecciones Libres".

La mejor manera de maniatarte en un diálogo para que este fracase es ponerte metas ambiciosas desde el inicio y las que no estás dispuesto a sometar al diálogo y para eso fin nada mejor o más dañino que hacerlas del conocimiento público de antemano. Eso significa que no vas a a dialogar sino a intentar someter a tu oponente. Y quien eso hace, no quiere diálogo.

https://www.aporrea.org/oposicion/n342114.html

Cotejamos esta posición de Guaidó, que descalifica el intento de Oslo, con lo que mal deja y hasta evalúa a las autoridades noruegas que se interesaron por el destino nuestro, con lo que dijo Stalin González, quien estuvo en ese evento en representación de la oposición. En efecto, el antes mencionado comunicó:

"No hubo ningún tipo de contacto directamente, todas las reuniones fueron pendulares, a través de Noruega, no hubo reuniones en un mismo sitio, en un mismo salón". Y agregó, "Tenemos una ruta clara para solucionar los problemas del país, ese es nuestro objetivo y vamos a seguir con ello, trabajamos por hallar una solución a la crisis que se profundiza". https://www.costadelsolfm.net/2019/05/17/stalin-gonzalez-en-oslo-no-hubo-contacto-directo-con-el-oficialismo/

Señalado eso, no es necesario más para descubrir como Guaidó no quiere diálogo y eso no es necesario explicarlo, es como demasiado obvio. Por cierto que Stalin González es vicepresidente de la AN.

Dicho todo lo anterior, tomando en cuenta se habla de una Junta Patriótica, llegado el caso uno abogaría por una que no tenga el triste desenlace de aquella, de inocentes criaturas que se embriagaron con el inmediato éxito político, de ánimo triunfalista y dejaron que viniendo desde atrás, de un triste pasado, cargados de oscuros compromisos, un grupo tomase las riendas del país y sobre todo de la conducción de sus asuntos económicos.

Entonces, uno espera, pensando en la "pureza" y hasta inocencia de aquella de 1958, no sea para meternos "gato por liebre" y muchos pecados y hasta pecadores, que los hay en todas partes, se exculpen y hasta olviden.

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