Venezuela: Nuevos imaginarios y representaciones sociales de la democracia

Miércoles, 05/06/2019 02:17 AM

El historiador Manuel Caballero, a quien por comodidad vamos a citar de memoria, tanto en "Historia de los venezolanos" como en "Las crisis de las venezuelas del siglo XX", destaca que la noción teórico-conceptual y vivencia de la democracia desde 1936 fue calando en la conciencia de los venezolanos hasta convertirse en una especie de substrato; pero de manera muy diversa. Por lo que se puede decir que el imaginario y representación de ello también lo sea, entendiendo por esto lo señalado por Manuel Antonio Baeza: "prisma desde donde se inspira la acción social"; la lógica de sentido, "la interpretación y re-presentación de los fenómenos" (realidades) que nos afectan en la vida cotidiana, como subproducto mental y/o socio-afectivo de eventos concretos, según veremos más adelante al citar in extenso a este autor último autor.

Democracia es noción y vivencia de un modo de vida ya prefigurado por Platón en el capítulo 8 de La República cuyo núcleo es la libertad, pero más bien es propio de la modernidad occidental que se ha extendido "urbi et orbe"; esto es, en la ciudad y el mundo que decía el Papa Juan Pablo II cuando hablaba a la concentración de Plaza de San Pedro por Navidad desde el Balcón del Vaticano.

Aunque tal vivencia de la democracia en Venezuela se ha desarrollado a trancas y barrancas, la verdad sea dicha o, mejor, no sin conflictos. Porque, primero se la relacionó con el comunismo de "tesis disolventes", enemigos de la patria y su unidad nacional y, en consecuencia, prohibidas expresamente por la Constitución entonces vigente expulsando al menos 37 venezolanos por comunistas; después en Chile y todo el Cono Sur bajo ese mismo argumento persiguió y asesinó a toda la oposición a Pinochet y demás gorilas de la Doctrina de la Seguridad Nacional; esa es la historia.

Tenido como un gobierno débil e imposible de implementar por procesos asamblearios con la participación de gente sin "calidad", como obreros (huelga petrolera de 1936), bajo las exigencia de reivindicaciones de sus organizaciones sindicales, gremiales y partidos políticos incipientes y sus frentes que fueron rompiendo las amarras del miedo (principal herencia de toda dictadura), por lo que a aquella experiencia de gobierno de López Contreras se le dio en dar en llamar "democracia tumultuaria" y también "dictablanda", o al menos así lo nombra Alfredo Tarre-Murzi, Sanín, en alguno de sus libros periodísticos.

Luego sucede un proceso de institucionalización del sistema que pasa de "la dictablanda" y la "democracia restringida" , o sea de las "élites esclarecidas e ilustradas y censitarias" al reconocimiento de las masas (como por cierto recoge muy bien el Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa en libro titulado "De una educación de castas a una educación de masas"), la del voto directo, universal y secreto: incluida la mujer y el analfabeto, noción que poco entendió el presidente Isaías Medina Angarita y su partido de gobierno, uno de cuyos colaboradores más inmediatos era el Dr. Arturo Uslar-Pietri.

En cambio, después del 18 de octubre de 1945 se impuso el imaginario de la revolución democrática y la representación social, diríamos, del Juan Bimba: aquella caricatura simpática al modo de Juan Primito o más bien Lorenzo Barquero devorado por la dureza del medio social áspero: el peón de hacienda o campesino tocado de sombrero de cogollo, alpargatas y el bollo de pan en las manos callosas del trabajador del campo, peón del latifundista que vivía "fijado a la tierra" sin derechos civiles y sociales propiamente. Se entrecruza entonces lo popular, el proletariado y el policlasismo (o colaboración de casta y clases), después de 1945 se pasa, según las lenguas y la doxa historiográfica y periodística, de la desconfianza del empresariado a esta forma de gobierno a su aceptación, uso y usufructo (quien aborda con impecable estilo y lujo de referencias documentales este aspecto es el historiador Federico Brito Figueroa en el tomo II de su Historia Económica y Social de Venezuela).

Las tesis políticas comprendidas y explicadas sólo por las élites económicas, militares y eclesiásticas decantaron en la criolla socialdemocracia, socialcristianismo y un amplio conglomerado de minorías que abarcaban un espectro que iba desde comunismo al liberalismo, el nacionalismo y militarismo sobreviviente este último de la transición básicamente de las armas por el voto, el caballo y el máuser de la bala destructora de las montoneras llamaradas pomposamente revoluciones por la palabra, la persuasión y los argumentos de pretensiones filosóficas; aquella noción de lo político-militar era apoyado por la renta del café, la carne y los cueros de reses, plumas de garzas y otros rubros del modelo agrario exportador y la democracia por la renta petrolera a gran escala que se desarrollaba desde 1936 pero ese ensayo sería interrumpido por el régimen militar-policiaco (Brito Figueroa, dixit) del general de división Marcos Evangelista Pérez Jiménez (1948-1958).

Por eso de las primeras experiencias democráticas en Venezuela y a pesar de los gobiernos presididos por militares, concluye el historiador Caballero que el siglo XX viene a ser el siglo de la paz; aunque hubo una "temporada de golpes", guerrilla y represión (1960-62, para decirlo con el libro de Gullat) la conflagración bélica no ha sido de gran magnitud sino que "la pacificación" impulsada por el presidente Dr. Rafael Caldera (1969-1974) permitió la consolidación de la tendencia de la democracia como el sistema "natural" nuestro, ello permitió además un nunca visto desarrollo comercial e industrial tanto pública como privada por inversión nacional y extranjera, aunque bastante insuficiente (Orlando Araujo en "Venezuela violenta" se detiene críticamente en este asunto tan espinoso, esto es, la carencia en el país del desarrollo de un proceso industrial nacional y no ser meras extensiones de empresa trasnacionales).

En ese contexto, los grupos políticos minoritarios insurgentes fueron perdiendo base social y beligerancia, muchos de cuyos líderes "fueron absorbidos por el sistema". Inclusive algunos líderes amnistiados o sobreseídos trastocaron en escritores y artistas, largos periplos por el extranjero parece que propició que se formaran con buen provecho en sus respectivas disciplinas, asistidos con becas del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, INCIVA; de tal suerte que la democracia representativa, así llamada también "cubrió con sus sombras" y también con sus luces a los desafectos de la democracia (betancourista, leonista y calderistas, si cabe hablar así) y anduvieron por ahí como los caballeros de la postguerrilla, de la socialdemocracia o socialcristianismo; para decirlo así aludiendo títulos de libros de la investigadora Isabel Sequera de Segnini ("Luces y sombras del gomecismo", "Los caballeros del postgomecismo").

Como fuere, todos los que en Venezuela hemos nacido después de 1958, las décadas de 1960 y 1970, nos consideramos consumados demócratas porque no conocíamos otro régimen y quien más, quien menos añoramos "aquellos años en que éramos felices y no lo sabíamos, aunque para traer a colación un poco leído ensayo de un conocido médico y abogado andino que ha hecho vida largamente en Barquisimeto de apellido Alviarez, en Venezuela la democracia es una criatura deforme, como el Cuasimodo de Nuestra Señora de París (famosa Catedral de Notredanme), también el sociólogo Carlos Raúl Hernández desde su obra primeriza "Democracia y mitología revolucionaria. Proceso del poder en Venezuela", 1978, ha dedicado esta otras obras a analizar los problemas políticos nacionales y sus deformidades, hasta su agotamiento, crisis y nuevo replanteamiento hoy día.

También recordamos, a propósito del imaginario y las representaciones de la democracia en Venezuela, una entrevista realizada por el diario El Impulso al rector de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado Lic. Francesco Leone (quien por cierto murió en ejercicio de sus funciones porque después de sus 10 o 12 años de haber sido elegido por el claustro, no hubo más procesos electorales en todas las universidades de este país, siendo esta institución una de los pilares de la misma); allí expuso poco más o menos que la juventud de hoy, se refería al llamado Movimiento Estudiantil que de 2007 en adelante ha salidos a las calles exigiendo el cambio del régimen político actual mediante el mecanismo llamado "revoluciones de colores", que tal actitud se debía a la labor cívica desarrollada desde la universidad, donde calladamente ha venido "sembrando la democracia" en las nuevas juventudes, haciendo que ésta pasara a formar parte del imaginario social de la transición entre la modernidad occidental tradicional, la llamada postmodernidad y "transmodernidad" de que habla Rosa María Rodríguez-Mazda en "La sonrisa de Saturno".

Por otra parte, las transformaciones que en diversos planos se han producido en Venezuela, según algunas opiniones por agotamiento del modelo sociopolítico denominado de la república civil de1935-48 y 1958-1998 y la irrupción de otro, aunque no sea un solo bloque homogéneo, sino que observa procesos de avances y retrocesos, el imaginario de la democracia en Venezuela tiene al parecer varias representaciones.

A saber, (a) la introducción y desarrollo de la modernidad cuyas promesas de desarrollo y confort no ha sido universal sino que existen como varias Venezuela, (b) el predominio de la ciudad como centro del desarrollo urbano, la industria y el comercio por sobre el campo, todo lo cual (c) llevaría aparejado el acceso desigual a bienes y servicios médico-hospitalarios o sanitarios, educación y demás bienes de la cultura, que da lugar a una mayor calidad y esperanza de vida, pero (d) como los procesos sociales no son ascendentes en su línea de desarrollo, se producen limitaciones, desviaciones por demás grotescas y hasta con expresiones violentas donde se promueve la guerra civil como fuera un juego de niño y no el peor de los males, la vuelta al recurso de las armas y las balas para dirimir conflictos, es (e) como volver al imaginario del siglo XIX, esto principalmente se realiza utilizando las llamadas redes sociales, espacio privilegiado de los intercambios simbólicos de "la cultura de la muerte", que nombrara el Papa Juan Pablo II.

Venezuela entonces se encuentra hoy entrecruzada por al menos dos grandes segmentos políticos de imaginarios y representaciones sociales contrapuestas. Las decepciones, desencantos y situaciones límites están a la orden del día, pero eventualmente tiene lugar al propio tiempo la emergencia de nuevos proyectos históricos con imaginarios políticos contrapuestos o en pugna; en este caso concreto, el de la democracia representativa, de una época en que "éramos felices y no lo sabíamos" también llamada de la democracia liberal o de la república civil y luego por la misma vía electoral se ha pasado a la democracia social o directa y hasta revolucionaria, al menos formal y discursivamente. Sobre todo, bajo el impulso de un líder reformista como lo fue el comandante Hugo Chávez (de 1998-2013) que puso a circular nuevamente la representación social en los días que corren de nociones ya casi olvidadas de la pre modernidad típica del siglo XIX, por ejemplo, patria, estado-nación, emancipación, independencia y soberanía frente a los centros hegemónicos en el "sistema-mundo capitalista" que llama un autor.

Chávez en Seattle (Canadá, 2001) aparece como casi exclusivo líder altermundista o antiglobalización y los tratados de libre comercio, los de la "Ley del embudo" y tratados leoninos donde el más grande saca la mayor tajada, el pez grande se come el chico y quien tenga más saliva traja más harina, típico en sociedades asimétricas, ¿cómo invertir allí lo que los abogados llaman la carga de la prueba? ¿Cómo impulsar el imaginario de que un mundo nuevo es posible? ¿Cuáles serían sus nuevas representaciones?

II

Dediquemos, sin embargo, un aparte en estas líneas a las nociones categoriales con las que estamos reflexionando. Hagamos primero un ligero paseo por el diccionario, una referencia siempre necesaria, que nos ofrece las siguientes aproximaciones de las voces aludidas en el título de esta nota, léase, pues:

"Imaginar. (Del lat., imaginari.) tr. Representar idealmente una cosa, inventarla, crearla en la imaginación. Ú. t. c. pnl. // 2. Presumir, sospechar. Ú. t. c. pnl. // 3., ant. Adornar con imágenes un sitio" (Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. Vigésima Primera Edición, Tomo II, h-z).

Imaginario, ria. (Del lat. Imaginarius.) abj. Que solo existe en la imaginación. // 2. Dícese del estatuario o pintor de imágenes. // 3. V. espacios imaginarios. // 4. V. moneda imaginaria. // Mat. V. cantidad imaginaria. Ú. t. c. s. f. 6. // Mat. V. número imaginario" (ídem).

Democracia. (Del griego …) f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. // 2. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado. (Ibídem).

Como podemos apreciar, haciendo las adaptaciones convenientes, ya con tales definiciones tenemos buen material a los fines de reflexionar sobre ciertas dinámicas novedosas que a modo de nuevos imaginarios y representaciones sociales han hecho aparición en los últimos lustros en Venezuela que, por demás, son susceptibles de estudiar detenidamente sobre todo por parte de quienes gustan discurrir en torno a la historia actual y/o la historia inmediata.

Lo dejó plasmado en su famoso opúsculo "Apología de la Historia o el Oficio del Historiador" fundador de la Escuela de los Anales Económicos y Sociales, el francés Marc Bloch junto a otros compañeros de las primeras décadas del siglo XX de varios campos de las ciencias humanas y sociales, historiadores y geógrafos de manera directa o indirecta, como por ejemplo, Vidal de la Blache, Henri Pirenne, Pierre Vilar, Luciem Febvre entre otros, aunque también tuvieron la influencia del autor de las Reglas del Método Sociológico Emile Durkheim; se puede leer, pues, ahí en ese libro-testimonio de Bloch que los hechos históricos son también y en última instancia, hechos psicológicos. Interesante, ¿verdad?

III

Por su parte el sociólogo chileno Dr. Manuel Antonio Baeza, uno de fundadores de la Red Iberoamericana de Investigación en Imaginarios y Representaciones, RIIR, que tiene su sede en la Universidad Santo Tomás-USTA Colombia, Facultad de Sociología, bajo la dirección del joven sociólogo e investigador, chileno también, Dr. Felipe Andrés Aliaga Sáez y un grupo internacional de expertos, acota que:

"El asunto es que los imaginarios

sociales son, por así decirlo, el prisma

desde donde se inspira la acción social.

Otorgan aquella gramática necesaria

y fomentan la intencionalidad

subjetivamente atribuida a la acción

social. En tanto que interpretaciones o

re-presentaciones, parecieran darnos

un ángulo de ataque con respecto a los

fenómenos u objetos a los cuales están

referidos. Verdaderos prismas o

kaleidoscopios, los imaginarios sociales

parecen predisponer hacia

determinadas orientaciones y

contenidos de la acción social. ¿Cómo

miran al mundo civil los militares, por

ejemplo, si no es a través de un prisma

o imaginario social militar que se

requiere comprender?"

Pero, veamos cómo esas nociones académicas las pudiéramos aplicar, aunque de forma somera en un suelto periodístico a la dinámica sociohistórica actual e inmediata de Venezuela cuando, al menos desde 1989 (explosión social en Caracas y otras ciudades), 1992 (rebelión militar de los comandantes y tenientes) y/o particularmente 1998 (triunfo electoral del comandante Hugo Chávez, su partido V República y una coalición de partidos variopintos por sus tendencias ideológicas, por una masiva votación dado el descontento popular con la llamada democracia liberal-burguesa, la del consenso de la élites que sintetizaba el conocido Pacto de Punto Fijo); al presente (de desarrollo desigual de amplios desarrollos en los campos sociales y crisis, tanto por errores internos como por el supuesto agotamiento en 20 años de la Revolución Bolivariana y acoso internacional por diversas sanciones económicas, financieras y políticas por parte de las administraciones de Obama, Trump y la Comunidad Económica Europea); como fuere, lo cierto es que han emergido nuevas fuerzas y actores sociales confrontadas con tradicionales hegemonías como es propio en sociedades asimétricas implantadas desde los tiempos coloniales en Latinoamérica y el caribe.

IV

"La guerra es el peor de los males" señala el Libertador en alguna parte de sus "Escritos, Proclamas y Discursos", "Correspondencia y otros textos fundamentales" o sus "Obras Completas" que comprende varios volúmenes que de tan gruesos, letra menuda y asuntos tan diversos que en realidad muy pocos hemos leído y estudiado debidamente; lo que no niega que en todas las épocas de la historia de Venezuela contemporánea hayan surgido movimientos políticos que dicen fundamentarse en el legado de Simón Bolívar; allí se puede observar un batiburrillo que va de Antonio Guzmán Blanco a Juan Vicente Gómez, de Eleazar López Contreras a Marcos Pérez Jiménez, de Carlos Andrés Pérez a Hugo Rafael Chávez Frías.

Sin dejar de nombrar a organizaciones tan polivalentes como las llamadas Cívicas Bolivarianas y las Sociedades Bolivarianas de Venezuela con expresiones en diversos niveles del sistema escolar, con la presunta intención de ir iniciando desde la infancia al ciudadano futuro en el imaginario social bolivariano, que ha analizado según recordamos el investigador Dr. José Pascual Mora García y cuya idea básica viene a ser la reivindicación social, la justicia y la libertad; Samuel Moncada, quien hoy cumple roles como diplomático en su rol de historiador también ha reflexionado sobre esto y en video para una asignatura destinada a las misiones educativas Ribas y Sucre (2003 aproximadamente) acota que el imaginario social bolivariano aparte de los anteriores principios ya señalados incluye, más explícitamente, las categorías:

territorio nacional sagrado, soberanía, autodeterminación, anti imperialismo, igualdad, integración subregional y seguramente estaremos olvidando otras dimensiones importantes de un prisma que moviliza cierta acción social pero las anteriores son muy importantes; lo otro vendría a ser un imaginario relativo a vivir arrodillados a las grandes potencias sino que en medio de las debilidades internas y aun siendo un país pequeño, como bien ha dijo Diosdado Cabello-Rondón en la "Gran Marcha Antiimperialista que se desarrolló en la ciudad de Caracas en septiembre de 2017:

"Los pueblos del mundo ven en Venezuela como el epicentro de un movimiento de paz, capaz de hacer frente a los planes intervencionistas del gobierno del país norteamericano" (Diario "Ciudad Barquisimeto", miércoles 20 de septiembre de 2017, p. 8).

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