Deben ser muchos los venezolanos que, con nostalgia, evocan la última compra por kilogramo de algún producto; Y debe ser tan distante el tiempo, que pudieran estar siendo parte de un acontecimiento científico relacionado con el cambio en la definición del kilogramo, que por cierto, según información aparecida recientemente en Aporrea, tal logro se lo atribuye la Conferencia General de Pesos y Medidas, celebrada en Versalles, Francia; pero en realidad, no tienen por qué atribuírselo, ya que es sabido por todos, que Venezuela es el país en donde el kilogramo cambió de definición, antes de que se hiciera esa conferencia, y existen múltiples factores que lo evidencian. Por ejemplo, desde que aparecieron las diferentes páginas web, fijando el valor del dólar según su conveniencia y maldad y por el otro lado, Lorenzo Mendoza fijando los precios de sus productos sin control alguno, en Venezuela poco a poco, fueron desapareciendo unidades básicas como el kilogramo, el litro, la docena, etc.; es así como la gente comienza a comprar por medio kilo, cuarto de kilo, por gramos, por teticas o por unidad.
Para colmo, la compra de un Kilogramo de lo que sea, se ve influido por la nueva actitud del comerciante, quien en estricto cumplimiento de "sus normas" acude al viejo lema de "Si fio pierdo lo mío, si doy a la ruina voy y si presto al cobrar molesto", luego dice que "...y para evitar todo esto, ni fio, ni doy, ni presto" esto alejó más al venezolano de la posibilidad de adquirir el kilogramo de cualquier cosa. Para más colmo, ni con las tarjetas de crédito se puede comprar por kilo, porque al límite que fija el banco, todavía hay que agregarle más dinero en efectivo para completar la compra de un solo producto; y aseguro que nadie compra por kilos, si acaso medio kilo es mucho, un cuarto de kilo es suficiente; pero 200 gramos, a veces, es mejor que nada.
Es evidente y notorio que el kilogramo como tal, dejó de ser medida; su definición cambia en Venezuela, desde el momento en que nuestras calles comenzaron a llenarse de vendedores informales, ofreciendo sus productos. Desde entonces, apareció un nuevo concepto que, según los científicos, depende de su masa y de acuerdo a ella se cobra su valor. Me refiero a la popular "tetica" que son pequeñas bolsas, menos de un kilogramo, que a pesar de no venderse de acuerdo al peso es "un resuelve" del momento. Bueno, basado en lo anterior, queda claro que en nuestro país, la definición del kilogramo cambió mucho antes de que se produjera la conferencia citada al comienzo de esta nota; sin embargo, una gran noticia hubiese sido definir a la tetica como la nueva unidad básica a tomar en cuenta dentro del sistema de pesos y medidas. Por cierto, ¿Cuándo se volverá a comprar por kilogramo?
Mientras tanto, en Venezuela, seis millones de familias, según información gubernamental, se benefician del CLAP, a través del cual reciben, su caja con productos en donde predomina el kilógramo como unidad básica en la mayoría de ellos. Por lo tanto, vale la pena defenderlo sobre todo en estos momentos cuando se cierne una amenaza imperial sobre él. En fin, fuera del CLAP, habrá que seguir buscando donde comprar un kilogramo de cualquier producto a precio justo.